De cara al invierno

Durante la temporada de invierno se deben tomar una serie de medidas para evitar ser víctimas de cuadros respiratorios que puedan afectar nuestras actividades diarias. Un experto aclara dudas que pueden contribuir a mantener intacta nuestra salud.

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Según explica el Dr. Carlos Morínigo, neumólogo del Ministerio de Salud, con el descenso de la temperatura y la humedad, los virus respiratorios más frecuentes, entre ellos la influenza, están con mayor frecuencia afectando a la población más vulnerable, es decir niños y adultos mayores, así como también pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, como el asma y alergia.

“En síntesis, lo que ocurre en esta época, el salir desabrigado al frío, los famosos golpes de temperatura, cuando uno está en una temperatura cálida y sale afuera en una temperatura entre 10 y 15 grados hace que ser irriten las vías respiratorias y produce cuadros de hiperreactividad bronquial –congestión de la nariz–, entones lo que nosotros recomendamos siempre es salir bien abrigados, tratar de cubrirse si llueve y evitar la circulación de los virus de esta época”, expone el profesional.

Agrega que entre abril y setiembre es el tiempo en que se registra una mayor circulación de virus como la influenza, “que puede complicarse con cuadros agudos como neumonía bacteriana, que llevan a la internación”. En cuanto a los ambientes regulados con acondicionadores de aire, sostiene que lo ideal es mantener una temperatura de entre 18 y 22 grados, ya que una temperatura mayor podría significar un golpe importante para el cuerpo cuando tenga que salir a la intemperie, sobre todo en climas entre los 13 y 15 grados. “Generalmente ocasiona cuadros respiratorios, no en todas las personas, pero puede afectar a niños y adultos mayores”.

En esta época se manifiestan con más frecuencia dos tipos de males: el resfrío común y la gripe. El resfrío común ocurre con cuadros como el famoso “tî syry”, con dolor de garganta, un poco de tos, infección conjuntival –ojos enrojecidos– que son cuadros autolimitados y duran entre 3 y 5 días.

Cuando a estos mismos síntomas se le suman la fiebre y el dolor de garganta muy intenso y dolores musculares, evitando que la persona pueda levantarse, estamos hablando de una influenza. “Esos son los pacientes que deben guardar reposo sin olvidar que primero deben consultar al médico para que les medique y diagnostique el cuadro”.

Si bien no todos los cuadros de resfrío son para guardar reposo, son altamente contagiosos, pues se transmiten por contacto directo, es decir, al pasar la mano a otra persona, o tocar la mesa en común en una oficina, y si otra persona entra en contacto con eso puede inocular el virus y aparecen los síntomas de resfrío. Para evitar propagar el mal, se deben tomar una serie de medidas, entre las que se citan: el lavado frecuente de manos, el uso de alcohol en gel y, si hay tos, el uso de tapabocas.

Sin embargo, al tratarse de cuadros gripales es menester guardar reposo entre 3 y 5 días, “a pesar de que las empresas digan que no permiten porque van ir trabajar y a contaminar a otros compañeros y así empiezan las epidemias porque es un virus de contacto directo”, explica. “Todo reducimos a un simple aspecto de control de la infección, que es con el aseo personal de cada uno, hasta la forma de toser con la flexura del codo y evitar las costumbres de los besos, de pasar la mano, tomar mate o terere con otro persona, son medidas higiénicas que evitan la propagación de estos virus que pueden ocasionar gran ausentismo laboral”, sostiene.

Durante los climas fríos, algunos traumatismos pueden representar un dolor más intenso que en temperaturas agradables. “Se siente más debido a que la temperatura normal del cuerpo oscila entre 36,5 y 37,5 grados, cuando uno se expone a la temperatura ambiente, y si está a menos de 15 grados, lo que sucede es que el cuerpo se va enfriando, entonces cualquier golpe o inflamación hace que más se eleve la temperatura en la zona del traumatismo y aparentemente duele más, se siente más, es un efecto fisiológico”.

Según explica, durante el clima invernal hay cambios fisiológicos en todo el cuerpo y cuando hablamos de temperaturas extremas, de menos de 10 grados, generalmente se puede experimentar una disminución en la movilidad de las extremidades.

La creencia popular de que en invierno se tiene más hambre no puede aplicarse de manera general –argumenta–, pues en temperaturas frías se acostumbra tomar infusiones como el mate y eso causa un hambre terrible, entonces se come más, pero depende de cada uno, no se puede decir que ocurre en general.

En cuanto a lo que parece ser una menor necesidad de beber agua, el profesional sostiene que, como no hay pérdida de líquidos a través del sudor como en primavera o verano, el cuerpo mantiene sus reservas. “Generalmente, un individuo debe consumir mínimamente de 1.200 a 1.500 mililitros de agua durante el día, pero hay que tener en cuenta que el liquido también se consume con los alimentos, entonces eso se reduce a que si uno toma un litro de agua diario se cubre perfectamente el requerimiento”. No obstante, esto debe ser tenido muy en cuenta con los adultos mayores, pues son los que más se resisten a beber agua.

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