Cyborgs memorables del cine

Aprovechando el estreno de “Robocop”, recordamos a cinco singulares hombres-máquina del cine reciente.

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Un ser vivo cuyas habilidades son aumentadas o su vida es salvada gracias a adiciones mecánicas a su cuerpo. El "cyborg" ha sido siempre un elemento prominente de la ciencia ficción, y vuelve este viernes a las pantallas de cine con la "remake" de uno de los cyborgs más emblemáticos del cine: Robocop.

De ahí viene la idea de resaltar a cinco otros cyborgs que, independientemente de la calidad de sus respectivas películas, se merecen un pequeño homenaje.

Fácilmente el personaje más visualmente impactante y automáticamente memorable de la excelente adaptación del cómic “Hellboy” de Mike Mignola por parte del cineasta mexicano Guillermo del Toro.

Kroenen, como es explicado en la película -y en más detalle en los cómics- nació en Munich, Alemania, en 1897, y manifestó un desorden psicológico que lo hacía realizarse procedimientos quirúrgicos como si fueran una adicción, conduciendo brutales experimentos sobre su propio cuerpo con la meta de lograr una retorcida noción de perfección, eventualmente reemplazando la mayor parte de su cuerpo con componentes mecánicos.

Kronen es introducido en la escena inicial del filme, como un oficial nazi (“el principal sicario de Hitler”) supervisando el experimento sobrenatural que lleva a cabo el hechicero Rasputín, que acaba por traer al mundo al demonio que luego se convertirá en el heroico Hellboy. Con un aspecto intimidante que es señal inequívoca del particular estilo visual de del Toro, Kroenen regresa luego para demostrar su letal efectividad, cobrándose varias vidas con sus armas de preferencias, cuchillas dobles.

Sea acabando con guardias de seguridad o agentes del Gobierno, o regresando a la vida luego de dejarnos ver la aterradora realidad que el intimidante traje oculta, todo en un silencio enfermizo que al mismo tiempo da curiosidad y terror de cómo sonaría la voz de tal criatura, Kroenen es el personaje que deja la impresión más duradera del filme luego del protagonista, y es un digno integrante del admirable panteón de criaturas de la filmografía de Guillermo del Toro.

¿Qué es más aterrador que un psicópata asesino imparable e inmortal? Un asesino imparable e inmortal con partes de su cuerpo hechas de metal. Bueno, quizá el Jason Cyborg de la película de 2002 “Jason X” sea más ridículo que aterrador, lo que también se puede decir de la película en sí, pero como su personaje protagonista, el filme es fuente de gran cantidad de entretenimiento si uno está dispuesto a ir con la corriente y no buscar seriedad en una película sobre un homicida sobrenatural cazando adolescentes en el espacio.

“Jason X” es más una comedia de horror que un filme “slasher” hecho y derecho, y está llena de momentos ridículos –como cierto asesinato que involucra la cara de alguien, un líquido congelante y una superficie dura, o una proyección holográfica que por un momento transporta al asesino a su viejo terreno de casa en el lago Crystal- que muestran que los realizadores simplemente se estaban divirtiendo, y al mismo tiempo homenajeando de una forma curiosa pero, sorprendentemente, honesta y sin rastro de ironía el legado de la saga “Viernes 13”.

Lógicamente todo esto es llevado a su punto cumbre cuando Jason reaparece luego de una aparente derrota, reconstruido con piezas de metal, incluyendo una versión metálica de su icónica máscara de hockey y ojos rojos para completar la imagen.

El mismísimo Anakin Skywalker, la figura de negro con casco y armadura más icónica de la historia del cine. En 1977, el mundo tuvo su primer vistazo del emblemático Darth Vader, su presencia imponente y su impresionante voz (cortesía de James Earl Jones), y el resto fue historia. Es difícil no comprender la inmediata fascinación que el público sintió con el personaje: después de todo, es un tipo de dos metros de alto capaz de ahorcar a alguien solo con su voluntad, lleva una espada láser y hasta su respiración suena amenazadora.

En la magistral segunda película de la trilogía original, “El Imperio Contraataca”, descubrimos que Vader no es simplemente un hombre dentro de ese traje. En la práctica, él es el traje, un cuerpo incapaz de sobrevivir por sí solo y condenado a pasar el resto de sus días en lo que básicamente es la prótesis más vistosa de todos los tiempos.

Darth Vader pone en evidencia quién es la persona más valiente de la trilogía. No, no es Luke, ni Han, ni Leia. Es ese oficial del Imperio que tuvo el coraje de burlarse de quien básicamente parece una versión espacial de la personificación de la mismísima Muerte en su presencia. Casi lo paga con su vida, pero aún así…

“El Planeta del Tesoro” parece ser la primera película animada de Disney de ese extraño período por el que la otrora –y ahora de nuevo, aparentemente- todopoderosa casa de Mickey Mouse pasó durante la década pasada -básicamente entre “Lilo y Stitch” y, digamos, “Bolt”- en que sus estrenos animados no tenían el mismo impacto que años antes, cuando eran eventos imperdibles, y pasaban de forma relativamente rápida a un estado de semi-olvido.

Algunas de sus películas de ese periodo, como “Vacas Vaqueras” o “Tierra de Osos”, probablemente se merecen el olvido, pero creo que ese no es el caso con “El Planeta del Tesoro”, una versión futurista del clásico literario de Robert Louis Stevenson. Más allá de la estética no del todo atrapante (básicamente barcos del siglo XVIII en el espacio) y un protagonista algo olvidable, la película tiene emocionantes escenas de acción, coloridos e interesantes personajes y alguna que otra idea visualmente impresionante.

Y también tiene a John Silver, el antagonista de la película. No solo es un personaje complejo y memorable, fuente de mucho humor y capaz de generar al mismo tiempo odio y simpatía, sino también es un cyborg muy creativamente diseñado, verdaderamente una versión futurista del pirata estereotípico con pata de palo. Excepto que Silver tiene más que solo una pierna prostética.

Ya di mi opinión sobre la recién estrenada “La Gran Aventura LEGO”, pero permítanme reiterarla: esa película es un nuevo clásico, personalmente creo que es una de las más divertidas, bien pensadas y emocionalmente impactantes (en serio) películas animadas que jamás ví.

Entre las decenas de personajes que pasan volando por la pantalla en el filme sobresale el pirata Barba de Metal, uno de los Maestros Constructores que buscan acabar con el régimen del malvado Señor Negocios. Era un pirata normal hasta que lideró un fallido asalto a la torre de Negocios, apenas escapando con su cabeza (y sus órganos), por lo que se construyó otro cuerpo básicamente con cualquier cosa que pudo encontrar.

Más allá de lo inherentemente gracioso de la imagen visual de algo que se ve, se mueve y pelea como uno de los transformers de las películas de Michael Bay, pero con la cabeza de un pirata LEGO, el personaje se lleva su buena cantidad de risas gracias a no pocas ingeniosas líneas de diálogo (“¡Primera regla del mar!”).

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