Cuidado con lo que consumas en verano

La llegada del verano y sus extremas temperaturas trae consigo un riesgo que puede causar incómodos malestares a las personas incautas. Conozca cómo prevenir enfermedades e intoxicaciones por consumir alimentos contaminados.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2074

Cargando...

Cada tipo de alimento debe estar debidamente conservado a temperatura óptima, para que no pierda sus propiedades y garantizar que sea comestible para el ser humano, sobre todo en climas calurosos, como el verano de nuestro país.

El Prof. Dr. José Aníbal Gómez Cantore explica que “las bacterias y hongos son las principales causas de descomposición de los alimentos. La acción efectuada por estos organismos es visible con mucha sencillez, ya que la aparición de moho y esporas en la superficie de ciertos alimentos son señales más evidentes de descomposición, sin contar el mal olor, más desagradable cuanto mayor es el grado de putrefacción”.

Por su parte, las enzimas presentes en los alimentos frescos son sustancias que favorecen la degradación y los cambios químicos que afectan, en especial, la textura y el sabor. “El oxígeno atmosférico puede reaccionar con componentes de los alimentos, que se pueden volver rancios o cambiar su color natural”, añadió el médico clínico.

Cuando un alimento descompuesto es ingerido, “hay un periodo de incubación, antes de que comiencen los síntomas. Este periodo puede oscilar entre horas y días, dependiendo del organismo y de cuántos microorganismos se ingieran”, sostiene el galeno.

Durante ese periodo de tiempo, los microbios pasan a través del estómago al intestino, se adhieren a las paredes intestinales y allí comienzan a multiplicarse.

“La intoxicación con alimentos en mal estado incluye síntomas como dolores estomacales, náuseas, diarrea y vómitos. Son síntomas comunes a varias enfermedades o afecciones digestivas”, señaló el especialista.

A continuación, se detalla algunas de las enfermedades o afecciones más comunes causadas por alimentos contaminados:

La diarrea: deshidrata al organismo debido a la pérdida de sales minerales y agua. Si no se trata a tiempo, puede causar hasta la muerte.

 

La hepatitis A: se caracteriza por la presencia de fiebre, náuseas, dolor abdominal, ictericia (coloración amarillenta de piel y mucosas).

Gastroenteritis: se presenta con dolor abdominal, fiebre, vómitos y diarrea con sangre y moco.

Otras enfermedades son el cólera y la salmonelosis.

Andrea Gómez González, licenciada en nutrición, brinda algunas recomendaciones para evitar las infecciones gastrointestinales:

- No ingerir alimentos con ingredientes crudos en la calle; optar por alimentos cocidos y comerlos inmediatamente luego de su preparación.

- Lavarse las manos antes de comer.

- Tomar líquidos embotellados en casa o empacados de origen.

- Evitar bebidas preparadas.

- Al comer en casa, se debe desinfectar frutas y verduras.

- Preparar sólo la comida que se comerá en el momento. No recalentarla.

- No descongelar alimentos con temperatura ambiente, sino primero bajarlos del congelador al área general del refrigerador y prepararlos sólo antes de comer.

Para la especialista en alimentación, la base de una vida sana se sostiene en una dieta adecuada, lo que permitirá minimizar al máximo los riesgos de intoxicaciones.

En épocas de calor -explica la Lic. Gómez- el cuerpo agradece comidas ligeras y refrescantes. Las frutas y verduras de temporada, con un elevado contenido de agua y otros nutrientes esenciales para nuestro organismo, sacian nuestra hambre y sed de la forma apetitosa y contribuyen a mantener nuestra piel bien nutrida e hidratada.

“En definitiva, no se trata de comer menos en verano, pero sí de seguir una dieta distinta, ya que el número de calorías que precisamos es menor y la hidratación mayor”, añade la nutricionista.

No consumir leche cruda o no pasteurizada ni tampoco carne o pescados crudos o poco cocinados

Los huevos, uno de los alimentos más consumidos en esta época del año, especialmente en salsas, deben estar pasteurizados y es aconsejable lavarlos antes de romper la cáscara para eliminar la suciedad. Si la cáscara está rota, desecharlos.

En caso de consumo de mayonesa casera, salsas o cremas elaboradas con huevo fresco, consúmalas inmediatamente y deseche los restos.

No consumir productos de establecimientos que no cuenten con sistemas de protección como vitrinas o frigoríficos.

No romper la cadena de frío de los alimentos.

Compruebe la fecha de caducidad o de consumo preferente e instrucciones de conservación de los alimentos envasados antes de su consumo.

El Dr. Gómez Cantore sostiene que sólo podemos disponer de algunos alimentos frescos durante un período de tiempo limitado. Si no se recurre a algún método de conservación, son pocos los alimentos frescos que se pueden almacenar o transportar.

El pescado se debe conservar en las zonas más frías de la heladera, ya que se deteriora con especial rapidez. Aun así, no puede garantizarse que se mantenga en buen estado más de 24 horas. Por ello, es aconsejable comprar únicamente el pescado que se va a consumir el mismo día.

La carne, cuyo deterioro es también rápido, hay que conservarla en las zonas más frías y debe ser consumida antes de 48 horas de haberla comprado. Es aconsejable sacarla de la bolsa de venta y envolver cada unidad por separado en papel de aluminio o celofán. De esta forma se refrigerará más rápidamente y su conservación será óptima.

 

Los huevos se deterioran mucho más lentamente, por lo que conviene guardarlos en la heladera en su zona destinada. De esta forma pueden conservarse hasta por tres semanas.

Lácteos: la leche pasteurizada, el yogur y los quesos frescos deben guardarse en la heladera. El tiempo máximo de conservación de los mismos es de unos tres días. En cuanto a quesos secos, es preferible guardarlos fuera de la heladera, así conservan mejor su aroma, textura y sabor. También es aconsejable guardarlos dentro de campanas de cristal, plástico o metal, o bien envueltos en papel de aluminio.

 

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...