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El hermano rockero del célebre festival folclórico que se realiza desde la década de los '60 en las sierras cordobesas desembarcará en territorio nacional este noviembre, confirmando su notable expansión desde sus inicios en 2001.
Durante sus ediciones en el vecino país, el Cosquín Rock se caracterizó por reunir a las bandas más emblemáticas de la Argentina, así como a aquellas que buscaban abrirse paso en el célebre “rock nacional” y también dio cabida a otros géneros, como el reggae, el ska, el punk y el heavy metal.
Conforme transcurrían los años y con ellos la masividad por el éxito alcanzado, se sumaron bandas icónicas de la región, como así también de otros puntos del globo, atraídos principalmente por el fervor que caracteriza al público argentino cuando de espectáculos de rock se trata.
Con la misma receta, el Cosquín Rock emprendió vuelo por otros rincones de Latinoamérica, específicamente México y Perú en 2017, y en 2018 el recorrido abarca Colombia en octubre y finalmente Paraguay, con una grilla confirmada en un 90% a la espera de la sorpresa que la organización aún mantiene bajo reserva.
El anuncio oficial encendió las expectativas y más aún en la medida que se fue confirmando el cartel, donde predominan las bandas locales en sintonía con el evento “madre”, que apuesta siempre al rock latinoamericano y los condimentos propios que agrega el público de estas latitudes.
En lo que respecta a bandas internacionales, se destacan dos visitas primerizas, un retorno, todos ellos desde la Argentina, y un viejo divino y conocido proveniente de la República Oriental del Uruguay.
Entre los debutantes ante el público paraguayo se destacan Las Pelotas y Skay y los Fakires, con estilos bien definidos y un importante arrastre popular. Ambas agrupaciones argentinas están obligatoriamente relacionadas a las legendarias bandas en las que supieron integrar varios de los músicos.
En el caso de Las Pelotas, se trata de una de las ramificaciones surgidas con el final de Sumo cuando los '80 se despedían, tras la muerte del mítico Luca Prodan, el refinado ítalo-escocés que dio la espalda a una lujosa vida en Europa y se instaló -coincidencia o no- en las sierras cordobesas, el mismo lugar donde nació el Cosquin Rock, para redefinir la génesis del rock argentino.
Germán Dafuncchio, Alberto “Superman” Troglio y el entrañable Alejandro “Bocha” Sokol delinearon el camino pelotero. Según fanáticos, era Sokol quien de alguna manera mantenía la llama de Luca Prodan y de Sumo dentro de la nueva formación, con sus idas y vueltas hasta su fallecimiento en 2009.
Con 12 discos de estudio, cuatro en vivo y un recopilatorio, se destacan hits como Será, Capitán América, Transparente, Qué Podés Dar, Personalmente, Esperando el Milagro y muchos otros, incluyendo homenajes a Luca y Sumo.
En la misma línea del pasado glorioso se ubica Eduardo Beilinson, eternizado ya como Skay, una de las tres piedras angulares sobre las cuales se edificó la fe ricotera, junto a Carlos “Indio” Solari y Carmen Castro “La Negra Poly”, integrantes un grupo itinerante multicultural que desarrolló diversas facetas del arte allá por finales de la década de los '60.
Este grupo, que creció en la clandestinidad de La Plata, ante el asedio del nefasto Proceso de Reorganización Nacional, fue el punto de partida para la formación de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, considerada como una de las agrupaciones más importantes de la Argentina e ícono de la contracultura, con una convocatoria que supo desafiar los límites de la comprensión, por la fidelidad de las bandas y el movimiento que generaba en cada recital, todo esto por fuera del establishment comercial.
Con la disolución de Patricio Rey a inicios del nuevo milenio en términos hasta hoy controversiales, Skay no renegó del pasado pero prefirió dejarlo atrás para de esa manera construir una sólida carrera solista como líder de los Fakires, bautizados en honor a aquellos personajes del Oriente que desafían lo convencional, poniendo a prueba sus destrezas físicas y mentales.
Su recorrido como solista comprende seis discos, con aires ricoteros en el inicio y luego adquiriendo los ritmos del Oriente, para construir un repertorio variado sin renunciar a los potentes riffs que salen de sus manos. Es así que se desprenden éxitos como Astrolabio, Flores Secas, Oda a la Sin Nombre, Síndrome del Trapecista, Aves Migratorias, El Viaje de las Partículas y otros.
La trilogía de herederos se completa con Andrés Ciro Martínez, quien supo ser voz y emblema de Los Piojos, con rock puro, tradicional con toques de blues y desde 2009 líder de Los Persas, otro guiño también hacia el Oriente.
Ya con la nueva banda a cuestas, Ciro y su inseparable armónica expandieron sus horizontes musicales adoptando otros estilos como el tango, el candombe y también el sonido místico traído del lejano Oriente. El expiojoso ya visitó suelo paraguayo en 2014. El público paraguayo recuerda con aprecio los éxitos tales como Antes y Después, Mírenla, Juira y los himnos del pasado como Tan Solo, Verano del '92, Farolito.
Arropados con el cariño del público en cada presentación, los uruguayos de La Vela Puerca se suman al cartel internacional del Cosquín Rock. El carisma y, por sobre todo, la entrega total en cada show los convierten en uno de los más esperados por el fanático local. Con 23 años de recorrido, vuelven al Paraguay con un nuevo trabajo discográfico llamado “Destilar”.
Con la fórmula que mezcla los ritmos clásicos del Uruguay con el ska, el punk y el reggae, se espera un show cargado de energía y de emociones, apostando siempre por asumir lo que venga, ya sea para bien o mal.
Como anfitriones estarán Revolber, Kchiporros, Villagrán Bolaños, Kita Pena, Salamandra, LaNuestra, Antenna, The Tempranos, EEEKS, Mauricio & Las Cigarras, Mismaella y Entre Hojas.
El concierto se llevará a cabo el próximo 24 de noviembre en el Espacio Idesa, sobre Aviadores del Chaco. Las entradas tienen un costo de G 125.000 (campo) y 250.000 (VIP).