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Drogas como la cocaína y sus derivados, la heroína e incluso la marihuana – con propiedades medicinales científicamente comprobadas- son estupefacientes no permitidos en la mayoría de las legislaciones mundiales y estereotipados como los peores por la sociedad.
Sin embargo, aquella que tiene un poder adictivo veinte veces más poderoso que la propia cocaína es legal y circula libremente: la nicotina.
No son novedad las consecuencias nefastas que se derivan del uso del cigarrillo en la salud humana: desde cáncer del pulmón, pasando por cáncer de lengua, de labios, de esófago y hasta de estómago. No obstante, parecen no ser motivo suficiente para que se tomen medidas drásticas.
Las estadísticas hablan por sí solas:
-En Paraguay, durante el año 2011, la primera causa de muerte oncológica fue por cáncer pulmonar en pacientes masculinos y el 90% de estos casos fue por tabaquismo.*
-A nivel regional, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cada año mueren un millón de personas por condiciones relacionadas al consumo del tabaco.
-En el mundo, anualmente 600 millones de personas mueren por causa del hábito de fumar.*
*Datos proveídos por el Dr. Carlos Morínigo, director del Instituto Nacional de Enfermedades respiratorias y del Ambiente (Ineram) en entrevista el pasado 13 de febrero.
Estas y muchas otras estadísticas al respecto son simplemente omitidas y hacen que la prevalencia del consumo del tabaco siga siendo estandarizada, a pesar de reivindicaciones de ciertos grupos de personas afectadas o de organismos internacionales que periódicamente “instan” a evitar el consumo de esta droga.
La OPS afirma que la industria tabacalera continúa apuntando su comercialización y la promoción de sus productos a poblaciones de ingresos bajos, a mujeres y jóvenes.
Y a pesar de las recomendaciones del mismo ente internacional respecto a la implementación de advertencias sanitarias gráficas vistosas en las cajetillas de tabaco, en la región, sólo Brasil ha tenido la iniciativa de presentar un proyecto de ley para prohibir que las cajetillas de tabaco lleven el logotipo de las marcas o cualquier distintivo.
En Francia, durante el año 2011, las autoridades de ese país ordenaron que la presentación de las cajas de tabaco incorpore “imágenes estremecedoras” que muestran los efectos físicos del cáncer de garganta.
El Dr. Carlos Morínigo recordó que la composición del cigarrillo “tiene unas 4.500 sustancias químicas que matan” incluso a los fumadores pasivos. Entre estos químicos se encuentran el monóxido de carbono, el amoníaco y la naftalina.
De esta manera, no resulta extraña la estimación que hizo a continuación: “Para el 2020, el tabaquismo será la tercera causa de muerte en el mundo”.
A pesar de todo, según la OPS en un informe divulgado durante la primera semana de febrero, sólo en América Latina aún existen unos 145 millones de fumadores.
La OPS indica que las campañas de educación y leyes para el control del tabaquismo podrían salvar un millón de vidas anualmente.
Y agrega que “los resultados son alentadores y en los nueve años de aplicación del Convenio Marco para el control del Tabaco –acatado por 29 de los 35 países de América- muchas vidas se han salvado”.
Desde el 2012, la organización Libre de Tabaco de nuestro país impulsa una campaña para proteger a empleados, funcionarios y usuarios de los efectos nocivos del tabaco en lugares públicos, a la cual 20 negocios se adhirieron.
A finales de enero de este año, el Ineram habilitó un consultorio para dejar de fumar, teniendo como punto de partida justamente el alto poder adictivo de la nicotina.
El Dr. Morínigo informó que se realizan evaluaciones físicas y psicológicas del paciente, además de un tratamiento con un medicamento denominado bupropión (inhibidor de la adicción a esta droga).
“La decisión es tuya… quitale el humo a tu existencia” reza el lema de esta iniciativa, cuyo “humo” al que hace referencia también podría encajar a la falta de claridad que tiene la sociedad ante este mal, que “impide ver” a pesar de las evidencias, el tremendo daño a la salud y las muertes por tabaquismo.