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Un hombre tranquilo, de hablar sereno y de gran claridad a la hora de expresar sus ideas. Así es Eliseo “Chapa” Branca. Esa tranquilidad contrasta totalmente con la dureza y determinación que demostraba este hombre de casi dos metros de altura dentro de la cancha cuando le tocaba ir detrás de la pelota ovalada, tratar de frenar a un rival o pasar al ataque.
Su nombre está asociado a la historia grande del rugby argentino; para constatar ello, hace falta simplemente escribir su nombre en algún buscador de internet y cientos de resultados saltarán para los interesados.
Durante años fue catalogado por la prensa internacional como el mejor segundo línea del rugby mundial. Esta leyenda viva del deporte conversó durante algunos minutos con ABC Color.
Eliseo Nicolás Branca nació el 20 de setiembre de 1956 en un pueblo del interior de la Argentina. Según él mismo recuerda, era un “chico de campo” al que le costaba la vida de ciudad.
Cuando tenía apenas 9 años, decidió ir detrás de un grupo de amigos a jugar rugby, un deporte que quizás no llamaba mucho su atención en aquel momento.
Pero ese encuentro sería el punto de inflexión en la vida de aquel pequeño al que el rugby le “salía naturalmente”.
“Encontré una isla donde me hicieron sentir bien, donde encontré un alivio. Un lugar en mi vida”, recuerda mientras conversa con nosotros.
Los años fueron corriendo y llegó 1973. Con 16 años, Branca, o “Chapa”, como le bautizaron, daba indicios de que ya tenía aptitudes para formar el equipo de primera del club “Curupayti”, institución de la ciudad de Hurlingham, en la zona oeste del Gran Buenos Aires.
Branca siguió con el club por un par de años más, hasta que, con 18 años, le tocó el honor que todo deportista espera poder tener alguna vez: el defender los colores de su selección nacional.
Primero fue con los “Pumitas”, la selección menor, para luego pasar a formar parte de los “Pumas”. En el cuadro albiceleste tuvo la oportunidad de ser compañero de equipo de otra leyenda del rugby como Hugo Porta.
“Chapa” y sus compañeros formaron parte del grupo que se encargó de posicionar a los Pumas como uno de los equipos de mayor reconocimiento en América y el Mundo. Tuvo la oportunidad de ganarle a equipos como Gales por primera vez en la historia y de rescatar un histórico empate 21-21 con Nueva Zelanda, considerada la mejor selección del mundo.
Pese a todo eso, en 1978, la Unión Argentina de Rugby (UAR) decidió suspenderlo por cinco años para participar en partidos a nivel internacional por negarse a competir en un Sudamericano. Y pensar que Branca rechazó varias ofertas de gran relevancia económica porque le quitarían la posibilidad de defender los colores de su selección.
En 1979 llegaría al Club Atlético San Isidro, con el que brillaría durante más de una década y al que volvería ya como técnico en 2005 para ayudar a conquistar un título tras una larga sequía. En 1987 participó del Mundial con su selección, aunque no le fue muy bien al cuadro del vecino país.
A principios de la década del ’90, llegó el momento de dar punto final a su historia. Se retiró de la selección en 1990 frente a Inglaterra en la cancha de Vélez, partido en el que Los Pumas vencieron al conjunto de la Rosa por 15-13.
Branca relata que decidió comenzar a dirigir, llegando incluso a ser entrenador de equipos formativos y de los Pumitas, pero terminó cediendo ante la nostalgia y volvió a la cancha para disfrutar de ese viejo amor.
“Para mí es una felicidad. Decidí volver porque lo lindo de este deporte es jugar”, manifiesta Branca, para luego agregar aquella conocida frase en el ámbito del rugby: “Los de afuera son de palo”.
Hace algunas semanas, su presencia en tierras paraguayas desató la curiosidad de varios fanáticos del rugby que lo reconocieron apenas llegó a nuestro país y comenzaron a preguntar a qué se debería.
Fue así que se descubrió que el “Chapa” Branca había llegado a Paraguay para convertirse en el nuevo "coach" de la selección paraguaya de rugby, los “Yacaré”, tomando el lugar de su compatriota Pedro Baraldi.
“La experiencia y el gran currículum del profe Branca fue lo que nos empujó a optar por su contratación”, explica Fabián Domínguez, dirigente de la Unión de Rugby del Paraguay.
En pocas semanas, Branca ha tenido la posibilidad de compartir horas y horas de entrenamiento con los componentes de la selección. Según sus propias expresiones, se ha topado con jugadores de gran calidad.
Cuando se le consulta qué es lo que le falta al rugby paraguayo, fiel a su estilo, Branca contesta sin titubear: “Orden y respeto”.
“Cada uno tiene que estar en su lugar. El jugador tiene que jugar, el dirigente tiene que dirigir y el 'coach' tiene que entrenar”, sentencia.
Además de eso, señala la necesidad de contar con una mayor estructura profesional. Eso podría ayudar a que nuestra selección esté en un mejor sitial a nivel mundial.
Con poco tiempo, Branca ya debe afrontar un desafío con la selección paraguaya. Desde este domingo nuestro país será sede del Sudamericano B de Rugby. Ese que el año pasado habíamos ganado en Venezuela de gran manera.
Paraguay cayó a la zona B en 2011 y desde ese entonces lucha por volver. Hace un año no se pudo vencer a Brasil en el juego de promoción. En caso de conseguir una vez más el título, nuestro equipo podrá jugar el torneo de las “cinco naciones” con los de la zona A de Sudamérica.
“Chapa” no da lugar a dudas y afirma que los Yacarés están para ganar una vez más el título en la competencia, como un año atrás.
“Paraguay va a buscar ganar y demostrar que es injusto que esté en ese lugar. Paraguay está para pelear con los grandes como Argentina, Uruguay, Chile”, puntualiza.
Faltan horas para el inicio del torneo y, según las mismas expresiones de Branca, los muchachos de la selección están “ansiosos, a la espera del primer partido”.
De la mano de un histórico jugador, el rugby paraguayo busca comenzar a ganarse un sitial de preferencia en nuestro continente. El “Chapa” ha llegado para poner orden y dar una mano. Esperamos que sea con éxito.