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Polvo, sol radiante, animales silvestres, calor abrasador, humedad. Son características que conocemos los paraguayos, pero casi nueve décadas atrás miles de soldados lo sufrieron en carne propia en una guerra en la que el enemigo no solo era el ejército contrario, sino la supervivencia en uno de los terrenos más extremos de Sudamérica.
Distante a 810 kilómetros de Asunción se encuentra la pequeña comunidad rural boliviana de Ibibobo. Una despensa con un nombre conocido para nosotros, “Caacupé”, da la bienvenida a un poblado que se erigió sobre lo que alguna vez fue un salvaje campo de batalla. En ese comercial también puedes cambiar guaraníes a bolivianos.
Sobre una colina se sitúan los primeros vestigios restaurados de la guerra, las trincheras donde el ejército boliviano defendió sus posiciones. El aire tibio que surca los canales en la tierra aporta misticismo y nostalgia a ese lugar que fue testigo de tácticas de guerra, valentía y trágicas muertes.
Esta iniciativa de restauración es un proyecto que tras años de trabajo, ve sus primeras luces. Convertir aquellos viejos terrenos en un circuito histórico que alguna vez pueda conectar al Gran Chaco. Convertir los amargos recuerdos en una oportunidad turística que fortalezcan los lazos de hermandad que surgieron inmediatamente terminada la contienda bélica.
A pocos metros de esas trincheras de arena, se encuentra el cementerio local, donde descansan los restos de uno de las más valiente figuras bolivianas, el cabo Juan Galván, más conocido como el cabo Juan, uno de los primeros voluntarios indígenas que se alistó al ejército del vecino país.
Pasó a la historia por convertirse en una pieza clave para el ejército boliviano, conocía el terreno como ningún otro, de manera que pudo conducir a las tropas por un terreno que era ampliamente dominado por los paraguayos.
Su tumba hoy es un sitio histórico en la lejana Ibibobo, donde se rinde culto. Sus anécdotas aún se comparten de boca en boca, no hay lugareño que no esté dispuesto a compartir su historia con los visitantes.
En varias otras localidades de Villa Montes, como Taigüati e Iguiraru se han puesto en marcha los trabajos de restauración que fueron inaugurados entre el jueves 3 y el sábado 5 de este mes, durante una serie de eventos especiales en los que ABC Color estuvo presente.
“Hay lo menos unos 50 mil dolares ya invertidos. Desde luego se tiene planificado triplicar esta inversión de acuerdo al interés que despierte nos va obligar a agrandar la inversión. En torno a este proyecto, los pobladores ven una oportunidad de ingresos. La población ve que esto puede ser un proyecto con futuro y eso alienta a que sigamos invirtiendo”, dice Robert Ruiz, vicegobernador de Villa Montes.
Subiendo por el río Pilcomayo, rozando la serranía de Aguaragüe, fueron detectadas y restauradas otras trincheras del suelo boliviano, estas ya cubiertas por una exuberante y hostil vegetación. Una posición muy codiciada durante la contienda por ubicarse cerca de una fuente de abundante agua.
El Bolivia el resentimiento parece haber quedado en el pasado. Los cimientos de esta iniciativa descansan sobre un espíritu de unión de los pueblos. “Es el único conflicto inédito en que concluida la guerra, hacen el cese de hostilidades y paraguayos y bolivianos salen de sus trincheras y se abrazan. Y yo me imagino que se preguntaron ambos: ‘¿hermano, que pasó, que sucedió?’”, exclama el coronel del ejército boliviano (retirado) Roger José Centeno Sánchez.
El coronel Centeno, integrante del colectivo de paraguayos y bolivianos que inició la empresa de la restauración de estos sitios de la guerra, es hijo de un excombatiente, el sargento segundo José Centeno Bilbao y de Elciria Sánchez Zambrana, mujer paraguaya nacida en el Chaco.
“La guerra nos dividió. Una guerra cruenta y absurda, y hoy nos tiene que unir la sangre de esos hombres contra nuevos desafíos, en pro del desarrollo. Unidos con el Paraguay podemos crear una fortaleza económica”, refiere Centeno.
Sobre las instituciones públicas pesa la responsabilidad de que la población boliviana se vuelva a enamorar de su historia y de su turismo, sostiene Freddy Rosales, secretario general gobierno de Villa Montes, ya que las nuevas generaciones van perdiendo poco a poco el valor hacia su pasado.
Bolivia avanza con pasos firmes hacia una integración turística, mientras tanto en Paraguay aún se siente la falta de interés del Estado, no solo en materia de turismo, sino el desarrollo, ya que en la actualidad viajar por tierra al Chaco es un verdadero dolor de cabeza, por el calamitoso estado de la ruta Transchaco, que a diario arruina numerosos camiones que quedan varados durante días, a consecuencia de sus tramos plagados de pozos o trayectos de arena, que con cada lluvia se convierte en una verdadera trampa.
En representación del ejército paraguayo fue el Gral. Brig. Humberto Adrian Segovia Bareiro, el Tte. Cnel. Ramón Gustavo Mareco y el SOP Transp. Juan Carlos Gonzalez, el abogado Pedro Rodolfo Mendoza Domínguez, uno de los impulsores del rescate de la memoria histórica de la guerra del Chaco tanto en Paraguay como en Bolivia. También tuvo participación una delegación de la Gobernación de Concepción.