Caso Palmieri: historia de muerte y persecución

El secuestro y asesinato del estudiante Mario Luis Palmieri de Finis, ocurrido en marzo de 1982, fue uno de los casos que más conmovieron nuestra sociedad. En plena dictadura, el caso derivó en una terrible persecución contra “conocidos homosexuales”.

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El 22 de marzo de 1982, Mario Luis Palmieri, que apenas tenía 14 años, estaba en clases en el colegio San José de Asunción, cuando recibió una llamada de un hombre que se hizo pasar por su padre. La persona que llamó, posteriormente identificada por el niño como un amigo de su padre, “Canata”, refirió un supuesto accidente automovilístico que involucraba a su padre, el arquitecto Rafael Palmieri, motivo por el cual el chico pidió permiso para retirarse antes de la hora y se fue.

Horas después se descubrió que en realidad se trató de un secuestro y el caso se ganó los titulares de los medios. De acuerdo con las investigaciones, la policía manejó varias hipótesis desde el primer momento. El hecho derivó en persecuciones a homosexuales, que empezaron a llenar las oficinas policiales del siniestro departamento de investigaciones de la Policía, hasta ese entonces, comandado por el cruel Pastor Coronel.

El 28 de marzo, en una zona que en ese entonces era casi boscosa de Luque, en un caminito que era utilizado para el traslado de vacas, dos vecinos del barrio Maramburé encontraron una bolsa con un bulto que expedía un fétido olor.

Tras hacer la denuncia a la policía local, los investigadores confirmaron que se trataba del cuerpo del joven Mario Luis Palmieri. Tenía el rostro desfigurado con ácido sulfúrico y el cráneo presentaba golpes con elemento punzante. La sociedad paraguaya empezaba el lunes 29 de marzo de 1982 con la trágica noticia.

La aparición de Reinaldo Chamorro Chávez, el único condenado por este caso, se dio semanas después de la investigación.

Existen versiones encontradas sobre el motivo del rapto, pero lo concreto es que a Chamorro Chávez lo condenaron a 30 años de prisión. La sentencia definitiva salió el 6 de octubre de 1995, tras la confirmación de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que ratificó la primera medida adoptada contra el condenado.

Ese mismo día se sobreseyó en la causa al arquitecto José Luis Fiore Canata, quien en primera instancia fue condenado a 9 años de cárcel. Fiore Canata apareció como el “contratante” de Chamorro Chávez, según las primeras declaraciones de éste. Sin embargo, posteriormente el condenado se retractó y nunca se hallaron otras pruebas contra Fiore Canata. 

Chamorro Chávez fue detenido por la Interpol en la Argentina, en enero de 1986 y terminó siendo extraditado al país en setiembre de ese año. Falleció en Tacumbú el 27 de junio de 2003, producto de una embolia cerebral. 

En los años que estuvo en Tacumbú, Chamorro Chávez nunca habló del caso.

Contrariamente a las desgraciadas circunstancias de la muerte del estudiante, su recuerdo está asociado a la bondad, pues la gente lo venera como a un ángel milagroso.

Desde la despensa Palmieri, ubicada en la calle conocida con el mismo nombre, que alberga el nicho dedicado al infortunado niño, doña Dora Cardozo da fe de los milagros que se le atribuyen.

“Es muy milagroso, cura muchas enfermedades”, afirma la comerciante, tras comentar que hay gente que viene desde la Argentina para pedir sus favores.

Doña Dora explicó que cuando se instaló en el inmueble, el nicho ya estaba ahí. El mismo fue construido por iniciativa de la anterior propietaria del local, con ayuda de los vecinos, tras el anuncio de que la obra vial iba a pasar justamente por el lugar donde estaba el panteón que construyeron en el lugar del terrible hallazgo.

Decidida a recordar a Mario con alegría, el día de su cumpleaños la comerciante hace dos tortas e invita a los niños del barrio.

“Anteriormente tenía un lindo panteón. Hermoso era y después la gente que venía nomás ya limpiaba, y todos los árboles habidos y por haber que había alrededor pelaban y llevaban la cáscara porque decían que era milagroso y ese panteón grande que él tenía estaba repleto de placas de agradecimiento”, comentó Zulma Ortellado, hija de Florentín Ortellado, uno de los que encontró el cuerpo.

Indicó que también había una copa de vidrio con un mechón de pelo del niño, pero que al igual que las numerosas placas, fue llevada por desconocidos.

“El panteón era como un baño normal, era alto y tenía tipo mesada en el frente y todo de vidrio, todos los vecinos colaboraron para eso y se llenaba de placas y por fuera también colgaban. (...) Se le traía muchísimas flores, se le cuidaba muchísimo, muchísimas visitas tenía”, recordó.

Zulma Ortellado, vecina de Luque, recuerda que el lugar donde dejaron el cuerpo de Mario Luis Palmieri era prácticamente un monte, pues la zona era muy poco poblada en ese entonces. La vecina explicó que fue un caluroso domingo, en que se realizaba un torneo de fútbol, motivo por el cual había muchas personas en el lugar. Un fétido olor invadía la zona y era motivo de incomodidad de los presentes.

“Era un camino donde dejaban raíces de árboles y detrás de eso se le tiró a él, por eso no veíamos, pero olíamos; no podíamos ni sentarnos a cenar, había un olor fortísimo, pero no nos imaginábamos nada de eso porque, como era todo monte, siempre venían y tiraban acá basura, de todo un poco, animales muertos, y pensamos que era eso nomás, pero era él ya”, recordó en conversación con ABC Color.

La vecina comentó que su padre y un vecino vieron el pie al pasar por ahí, tras lo cual se avisó a la Policía.“Mi mamá le dio un tablón a papá y una sábana porque estaba todo descompuesto ya. Obvio que no entré a ver ni nada, solo después por los diarios nomás ya, pero el olor era fortísimo”, señaló.

Zulma recuerda también la terrible persecución que se desató a raíz del crimen. Se produjeron muchísimas detenciones, entre ellas la de uno de sus vecinos, del que únicamente se acuerda el nombre, Tomás.

“En aquel entonces vivía acá un señor con su señora y a ese señor le llevaron y le jugaron muchísimo, no sé por qué motivo, pero muchísimo después se le soltó ya, meses estuvo preso. Tomás se llamaba el señor, pero de su apellido no me acuerdo”, indicó.

“(...) Me acuerdo de que se le jugó muchísimo, se le notaba, sus uñas se las quitaron todas, de eso sí me acuerdo”, acotó la vecina.

“Fuentes bien informadas señalaron a este diario que en la Guardia de Seguridad se encontraron detenidos unos 200 homosexuales. Estos fueron privados de su libertad en el marco de las investigaciones para esclarecer el asesinato de Mario Luis Palmieri. Conforme a nuestras fuentes, estas personas están privadas de su libertad desde hace tres semanas y varias de ellas ya habrían perdido sus trabajos a causa de esta prolongada detención”, dice la crónica de ABC Color de fecha 21 de abril de 1982, que seguía el caso Palmieri.

En efecto, el asesinato del adolescente despertó el lado más sanguinario del régimen stronista, que desencadenó una serie de persecuciones contra quienes la Policía consideraba homosexuales.

En una época en que los secuestros sólo se hacían desde el régimen o al menos con el aval del mismo, la situación del joven Palmieri vino a despertar la “tranquilidad” con que el stronismo manejaba a la sociedad paraguaya, por lo tanto, pasó a ser algo “intolerable” para el gobierno.

Por tal motivo, la redada orquestada por la policía stronista, a cargo del entonces general Francisco Alcibiades Brítez Borges, lejos estaba de buscar la verdadera causa del crimen y menos al autor del asesinato, sino más bien el objetivo fue siempre encontrar al responsable de quien tuvo el “atrevimiento” de cometer un acto de estas dimensiones sin tener el consentimiento oficial.

Un informe de la Comisión Verdad y Justicia revela que con el caso Palmieri, la policía manejó al menos 600 nombres de personas supuestamente homosexuales como posibles “autores” o como mínimo, cómplices del asesinato. El documento señala además que de todas las detenciones, ninguna se hizo con una orden judicial. Sólo se informa de “la captura y detención de homosexuales conocidos”. 

El 5 de setiembre de 1986, el entonces jefe de investigaciones de la Policía, el tenebroso Pastor Coronel, informaba al propio presidente de la república, al dictador Alfredo Stroessner, sobre el avance de las investigaciones. Los informes sobre el caso se extendían casi cada semana para el Poder Ejecutivo. 

Uno de los tantos informes elaborados por la Policía stronista con respecto a las investigaciones por este caso, el del 10 de setiembre de 1986, señala que “las recientes investigaciones realizadas a partir de las declaraciones de Reinaldo Eugenio Chamorro Chávez, apuntan hacia vinculaciones entre personas de raras tendencias sexuales, pues en el parte anterior ya se había mencionado y actualmente confirmado por la declaración del mismo Chamorro Chavez, de que él es un pervertido sexual”. 

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