Paraguay, en busca de espacios en el cielo

Un proyecto que apunta a ensamblar el primer satélite paraguayo fue aprobado por el Consejo de Ciencia y Tecnología (Conacyt). El estudio es un puntapié para una suerte de alianza público-privada que permitirá que el aparato se autofinancie.

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Paraguay es uno de los países del mundo que no tienen satélites rondando el planeta. Es por eso que un grupo de investigadores del Parque Tecnológico Itaipú (PTI) junto con una empresa estatal argentina llamada Investigación Aplicada (INVAP) decidieron elaborar un proyecto dentro de un marco de cooperación para poder financiar un estudio de factibilidad de ensamblaje de lo que a futuro sería el primer satélite de nuestro país.

La idea fue presentada ante el Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt), que la aprobó y le otorgará, en el plazo de un año, G. 900 millones para poder impulsar este documento que servirá de base –o hasta si se quiere, de planos– para conocer las necesidades, condiciones y cómo financiar el aparato para su posterior construcción.

Un satélite paraguayo suena muy lindo al oído, pero es importante conocer qué hacen estos equipos. Básicamente, se lanzan al espacio desde hace cuatro o cinco décadas y sirven para cientos de cosas, entre las que se puede mencionar la investigación de suelo, la transmisión de información y datos, de internet, el análisis de las condiciones meteorológicas, y un sinfín de etcéteras. La vida humana se rige actualmente en base a los satélites de miles de ellos dan vueltas alrededor de la Tierra todos los días.

Las empresas privadas y los gobiernos usan estos satélites y, en el caso de Paraguay, los que necesitan alquilan los espacios que hay dentro de ellos. Poniéndolo en términos simples, es como alquilar una casa dentro de un barrio cerrado. Tiene su precio, uno se rige bajo ciertas reglas pero disfruta de ese espacio. Las telefónicas, los organismos de investigación, los canales de televisión… todos alquilan un espacio dentro de los satélites con bandera “extranjera”.

Construir las casas dentro de terrenos en un barrio cerrado cuesta dinero. Así también, los satélites son caros y su precio depende del tamaño, del sitio que ocupan y de los servicios que puede ofrecer. Eso es lo que explica el ingeniero Juan Domaniczky, coordinador del Centro de Innovación en Tecnologías Energéticas del PTI. “Lo que nosotros pretendemos hacer es un estudio que nos va a determinar cuáles son los requerimientos y determinar quiénes pueden ser los aliados estratégicos para que nuestro país no le salga nada prácticamente el satélite”, explicó.

Básicamente, el estudio apelará a recomendar la inserción de capital privado que aportará con piezas para el satélite. Así, una empresa que quiera valerse de los beneficios del aparato podrá “colaborar” con alguna pieza a cambio de una cierta concesión cuando se lo ensamble y se lo envíe al espacio.

Juan Domaniczky, PTI. 

 

Paradójicamente, una de las ventajas del Paraguay es el no tener satélites en el espacio. Esto le da una ventaja a la hora de pedir un lugar en el espacio. “Como nuestro país no tiene satélites, nuestro país tiene un privilegio (…) que es muy importante y estratégica a la hora de posicionar y poder prestar servicios, traspasar datos y todos esos elementos que hacen al servicio de un satélite. Nuestro país, con esa posición estratégica, ya tiene un lazo muy importante por la necesidad que tienen empresas privadas de disponer de ese espacio privilegiado”, detalló el ingeniero Domaniczky.

El estudio que fue aprobado y que estará en un periodo de un año tiene como misión planificar cuáles son las necesidades comunicacionales del Paraguay, quiénes pueden financiar el proyecto y determinar la factibilidad y la estructura de trabajo.

“El año pasado hicimos una visita al INVAP, que es un centro que se dedica a todo lo que es tecnología y tienen varios satélites propios y tienen toda una infraestuctura y una logística para ensamblar los satélites y para hacer las simulaciones que se hacen antes de enviar los satélites al espacio según las normas internacionales. Incluso ellos son los responsables de ensamblar los satélites de la NASA y de la comunidad europea ensamblaron dos también. No son satélites argentinos, pero ellos prestan ese servicio. Al fin y al cabo, un satélite es como una caja en donde se van agregando elementos, digo de manera simple. Y eso conjuga en un sistema. Hay que definir cuáles son los requerimientos que se pretenden para ese sistema, para que eso de alguna manera cumpla con las necesidades de nuestro país”, relató el líder de la investigación.

“Con esas actividades se buscan los aliados, uno entrega una parte del equipo, otro otra parte, y eso se ensambla como en un consorcio, o un grupo de empresas en donde cada uno aporta y tiene un derecho sobre la transferencia de datos por un tiempo determinado. El satélite siempre termina siendo del país. El satélite va a ser un satélite paraguayo. El derecho del Gobierno va a ser un porcentaje (del uso del satélite). Esto va a salir del estudio que se lleva adelante”, agregó.

Como se mencionó, la idea es que el satélite, la fase de conseguir las partes y el ensamblaje recaigan sobre el capital privado. “Espara que pueda venir Personal, Tigo, por decirte y que digan ‘queremos ocupar un pedacito y queremos poner este equipo que hoy estamos comprando de un satélite argentino y eso hoy nos cuesta una fortuna, y esa fortuna queremos poner en el equipo que se va a enviar’, siendo el satélite paraguayo. El Paraguay va a ser el dueño del satélite: lo que va a manejar son los derechos del satélite, de lo que se va a poner allí adentro. Vos ponés un componente y tenés tantos megabytes (unidad de medida de espacio digital) de datos, por ejemplo. Terminó en un año (la concesión) y bueno, paciencia. Chau, se fue ya el tipo. El satélite será propiedad del Estado”, dijo Domaniczky.

El coordinador del Centro de Innovación en Tecnologías Energéticas del PTI contó que el propio INVAP tiene una lista de los posibles interesados en colaborar con este proyecto.

Para Domaniczky, que Paraguay tenga un satélite con “bandera propia” hará que nuestro país pueda controlar, o tener cierto control al menos, de los datos que envía y recibe. Dijo que hasta se puede tratar de una cuestión de soberanía, hablando en términos geopolíticos. “Estamos muy expuestos, no tenemos una estructura logística que proteja nuestros intereses a nivel de datos, ni siquiera sabemos qué está pasando, qué datos se envían, qué datos vienen. Esa es una cuestión estratégica a nivel país. Si vos tenés un satélite propio podés manejar un flujo de información, qué se está usando, trayendo, leyendo. No te digo a nivel militar ni nada, pero sí a nivel geopolítico”, refirió.

La situación de nuestro país, para el experto, es que hoy en día el Paraguay es “datodependiente” y eso hace que se dependa de otros prestadores. Y la idea es que las empresas y el propio Gobierno deje de alquilar las casas de los barrios cerrados de otros países para que eventualmente construya el suyo propio. Al menos por ahora ya se piensa en hacer lo planos. Ojalá la construcción no demore mucho.

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