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La distribución histórica del yaguareté se extendía desde el suroeste de Estados Unidos hasta el norte de Argentina. Sin embargo, se estima que “el tigre de América” ha sido exterminado progresivamente y actualmente ocupa menos del 50% de su rango de distribución original. “Actualmente solo quedan bolsones (poblaciones aisladas de individuos) en Argentina, específicamente en la provincia de Misiones, en Salta y Jujuy y al otro lado del río Pilcomayo. En Brasil, en el Pantanal brasileño”, según datos proporcionados por Rocío Barreto, directora de Vida Silvestre de la Secretaría del Ambiente (Seam).
Lamentablemente esto está lejos de cambiar ya que, según un testimonio de una persona plenamente identificada pero prefirió el anonimato, actualmente “las cabezas de los yaguaretés tienen precio” debido a que por la invasión de sus hábitats, no le quedan otra que salir a los potreros, donde cazan vacas, causando pérdidas en la producción ganadera. “Además su piel es muy valiosa”, prosigue. Y es precisamente esa una de las causas de la desaparición de la “panthera onca”: el conflicto que existe con la ganadería. Por este motivo, actualmente varias organizaciones como Species, WCS, Guyra Paraguay, entre otras, invierten en capacitaciones y medidas que ayudarían a ganaderos –de fincas chaqueñas principalmente– a entender la importancia que tienen estas propiedades privadas en la conservación del jaguar y toda la fauna de la zona.
“Los mamíferos del Chaco y el desarrollo económico: patrones, perspectivas y sustentabilidad del sistema”, se denomina uno de los estudios que ahora están en marcha. El proyecto es llevado a cabo por un grupo importante de investigadores de las organizaciones Guyra Paraguay y Centro Chaqueño de Conservación e Investigación.
“Si bien aún no tenemos resultados finales, ya que aún estamos realizando las campañas de campo para juntar datos, sí podemos decir que hemos recopilado una enorme cantidad de imágenes de fauna chaqueña en fincas ganaderas, en donde vemos realmente la importancia que tienen estas propiedades privadas en la conservación de nuestra fauna”, explica Marianela Velilla, una de las biólogas e investigadoras del proyecto.
El proyecto se desarrolla en propiedades privadas en el centro y norte del Chaco paraguayo y la toma de datos se realiza por medio de trampas cámaras de la marca Browning Strike Force. “Las cámaras se colocan en lo que llamamos estaciones de trampeo dobles, a fin de fotografiar ambos lados del animal, por un periodo de 30-60 días. Estamos utilizando unas 400 cámaras trampas, una cifra récord para un proyecto de investigación a nivel de Latinoamérica y calculamos que nos darán alrededor de 2 millones y medio de imágenes que luego deber ser analizadas con programas especiales y mucha paciencia y concentración”, explicó.
Agregó que estos datos serán utilizados para poder saber que especies están presentes y también poder determinar la densidad (numero de individuos) de ciertas especies que tienen marcas naturales que permiten identificar a individuos como son los gatos manchados, como el yaguareté (una curiosidad del yaguareté es que los patrones de las manchas de cada individuo son únicos, el equivalente a nuestras huellas digitales, lo que permite identificarlos y los diferencia de los demás).
La experta sostuvo que el yaguareté es de particular interés para la conservación ya que se encuentra bajo amenaza en toda su área de distribución y está categorizado por la Lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como “En peligro de extinción en Paraguay”. Sin embargo, es muy probable que cambie a una categoría mayor de amenaza denominada “Críticamente amenazada para Paraguay”, luego de un taller de expertos nacionales que se realizo en nuestro país y en donde se debatió la situación actual de la especie.
Con los datos recabados, además de buscar tener un número fehaciente de la cantidad de individuos (actualmente estiman que están entre 300 y 400), también se intentará entender cómo las distintas intensidades de producción ganadera, condicionan –y si lo hacen– la presencia y la abundancia medianos y grandes. “Estamos buscando encontrar umbrales para luego con nuestros datos, poder hacer recomendaciones a la Secretaría del Ambiente y también al sector productivo; que puedan ser utilizadas para una planificación a nivel de paisaje a largo plazo de estas especie”, detalló.