Boggiani, el brujo que robaba almas

Una superstición dice que las cámaras fotográficas pueden robarte el alma. Si bien no tiene un único origen, el mito se extendió desde Paraguay con la muerte del etnólogo y fotógrafo Guido Boggiani (1861-1902), asesinado por nativos indígenas del Chaco.

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El fotógrafo Joan Guerrero Luque (79) recordaba en una entrevista concedida a El País de España que “los indios decían que una foto les quitaba el alma". Si bien lo mencionó como una metáfora de captar la esencia de una persona en una imagen, revela una superstición y además un prejuicio que extendió en Europa y luego por todo el mundo el asesinato del italiano Guido Boggiani.

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Nació en 1861 en Novara, Italia. Educado en artes, terminó por convertirse en un estudioso de las tribus nativas de América, especialmente las del Chaco paraguayo. Pero tenía una máquina que robaba el alma y la voluntad de las personas. Algunas biografías dicen que murió en 1901, aunque lo más probable es que haya sido en 1902, a la edad de 40 años. Él y su peón Félix Gavilán fueron asesinados por un grupo de nativos.

Igualmente, esta superstición no es única del Chaco paraguayo. Se sabe que hay tribus de África, Asia o América del Norte que también creen que las cámaras capturan las almas. Hasta en psicología se estudia el miedo a que lo fotografíen y se clasifica entre las fobias especiales.

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Guido Boggiani hizo, entre 1888 y 1902, tres expediciones al Chaco, donde tuvo contacto con angaites, leguas, sanapanás, caduveos, tobas, payaguás, bororo y chamacocos, según él mismo escribió. De las experiencias de las dos primeras publicó libros sobre las culturas indígenas y sus lenguas, pero fueron sus fotografías las que ganaron mayor interés del público y de la comunidad científica en Europa. Había captado más de 500 imágenes de los nativos y la selva chaqueña. También fue zoólogo y llevó al viejo continente una colección de insectos exóticos.

Fotografia de Guido Boggiani, vista de Puerto Casado.
Fotografia de Guido Boggiani, vista de Puerto Casado.

Su fama de fotógrafo etnólogo lo impulsó a volver a América y continuar sus expediciones por la selva chaqueña. También recogió muchos objetos de los nativos y los vendió a un museo de Roma, contó años atrás a ABC Color el diplomático italiano Gherardo La Francesc, estudioso de Boggiani y de su legado a Italia y Paraguay.

La obra, vida y muerte de Guido se pueden analizar desde distintas facetas. Hijo de pintor, estudió este arte en la academia de Brera en Milán, pero casi nadie lo recuerda por sus trabajos con pincel.

Desde la arista de su vida privada aparece “Yo, Guido Boggiani, el blanco indio” (2017), una obra literaria editada en Paraguay del francés Eric Courthes. Mezcla la ficción con los diarios de viaje de Boggiani y detalla una relación amorosa con un adolescente de 17 años. Según el autor, Guido era bisexual.

Otro libro reciente, y más biográfico, es “Guido Boggiani, entre la Memoria y el Olvido” (2011) del biólogo argentino Julio Rafael Contreras Roqué (1933- 2017), estudioso de la evolución de los roedores, pero que con 100 años de diferencia compartió el mismo trabajo de campo que el investigador italiano: el Chaco.

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Según coinciden las biografías, Guido Boggiani partió a su último viaje el 24 de octubre de 1901, pero meses después dejó de enviar correspondencia. Tras su desaparición, la colectividad italiana en Paraguay envió una expedición a buscarlo. Sus restos y los de su peón se encontraron el 20 de octubre de 1904. El cráneo estaba destruido, la cabeza separada del cuerpo y la cámara fotográfica enterrada.

Boggiani estudiaba a los pueblos americanos conviviendo con ellos. En sus obras y en una de sus vueltas a Europa, había explicado que los nativos creían que tomar una fotografía robaba el alma o la voluntad de la persona; era como quedar bajo posesión del fotógrafo. Se especula que los nativos empezaron a pensar que los males o enfermedades que padecían se debían al fotógrafo y terminaron asesinándolo.

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No obstante, para La Francesc no fue una cuestión tan simple. Cuenta que el científico italiano vivía con los chamacocos y también con los caduveos, tribus que siempre peleaban. También sospecha que pudo haber “razones de mujeres”.

Aunque no sea claro por qué lo asesinaron los nativos con los que tanto tiempo convivió, y también aún a sabiendas de que el mito de las cámaras robaalmas no tiene único origen, sin lugar a dudas la muerte de Boggiani en el Chaco popularizó la superchería que hoy en día, con o sin metáfora, se sigue escuchando... y hasta creyendo.

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