Balneario Camboriú, entre la tranquilidad y lo extremo

Aguas cristalinas, playas concurridas y otras más privadas, además de sus miradores panorámicos, paseos atrevidos y llenos de adrenalina, hacen de Balneario Camboriú, Brasil, un sitio con los dos polos opuestos: la tranquilidad y lo extremo.

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Vista panorámica de la ciudad desde el Parque Unipraias.

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Legendarios barcos piratas, la estatua del Cristo Luz con su show de luces, paseos en teleférico con amplio panorama de los paisajes, sus playas y las aventuras extremas, como el paseo en tirolesa, son algunos de sus atractivos. Tener idea de los lugares que visitar y el resumen breve de los precios puede ser de ayuda para vacacionar en la zona. Además, a solo 36 km se encuentra el Balneario Picarras, donde se halla el Museo Oceanográfico Univali y, en la misma distancia, el municipio de Peña, ciudad del Parque Beto Carrero.

Balneario Camboriú está ubicado a unos 1.200 km de Asunción, en la Costa Verde Mar de Santa Catarina (Brasil), zona bastante concurrida por turistas paraguayos durante el verano. Esta ciudad, independizada de Camboriú desde 1965, recibió a 11.854 compatriotas que viajaron en ómnibus entre diciembre de 2016 y febrero de 2017. Aquí con frecuencia van familias y grupos de estudiantes que terminan el colegio.

A partir del 24 de diciembre hasta el fin de la temporada, en febrero, la localidad –de 35.000 habitantes– espera a más de 1.000.000 de turistas. Balneario Camboriú se erige con el edificio más alto del Brasil hasta el 2017: el Orión Businas de Goiânia, de 50 pisos y 183 m de altura. Este 2018 culminarán otro que lo superará: el One Tower, de 77 pisos y 280 metros. Es necesario dar un paseo a pie por las principales zonas para poder apreciarlos mejor ya que desde los móviles cuesta tener una vista completa.

Allí también se está construyendo un centro de convenciones de 32.500 m2, que se convertiría en el más grande del Sur. El guía explica que este último contará con un sistema acondicionado ecológico, el cual baja el aire por muy debajo de la tierra para enfriarlo y luego lo sube para ambientar el local.

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En la playa hay un paseo hermoso donde el escenario se plasma como una película lenta, en la cual se observa a familias que disfrutan del paisaje. Los niños juegan alegres en las coloridas esculturas mientras los adultos aprovechan para realizar sesiones fotográficas. Allí, de fondo, por un lado está la imponente seguidilla de edificios y, por el otro, el desmesurado mar.

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La fuerza de las olas se ha ido llevando la blanca arena de la playa, por lo cual su perímetro se fue reduciendo con el paso de los años, restando espacio a los bañistas para ubicarse en el área. Sin embargo, la comuna -luego de un estudio ambiental- logró hallar, no muy lejos, una zona que contiene arena de la mismas características y este año realizarán los trabajos para recargar la playa central.

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Otra edificación interesante es la pasarela de 190 m de largo que sirve de conexión con el lado sur del balneario atravesando el río Camboriú, de agua dulce. La construcción de la misma costó aproximadamente R$ 38 millones. En la localidad también hay un zoológico con más de 2.000 animales, para el cual se utiliza solo energía solar.

Expres Sul es la empresa que monopoliza el servicio de ómnibus en la zona y el precio del pasaje ronda entre los R$ 4 a R$ 6 (G. 6.800 y G. 10.300). El único distintivo en este caso son los destinos, no hay diferentes líneas y colores como en Paraguay. Respecto a los destinos y las paradas existe una aplicación que se llama Moovit, que puede ser de gran ayuda.

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Los departamentos pueden ser una excelente opción para las familias que vayan en auto o bus de larga distancia y puedan llevar sus expensas para los días que se hospeden en la zona. Los precios de los departamentos cambian dependiendo de la zona y en esta época, de temporada alta, algunos tienden a subir. En la Avenida Atlántica, normalmente los costos rondan los R$ 2.000 hasta 2.500 (entre G. 3.400.000 y G. 4.000.000) por día para cinco personas; en la Avenida Brasil, entre R$ 600 hasta 2.000 el día (G. 1.020.000 a G. 3.400.000), en los barrios medios están a R$ 300 el día (G. 510.000).

Además, están los hoteles como el Plaza Camboriú, cuya habitación doble -por ejemplo- ronda los G. 740.000 por noche, o el Infinity Blue Resort & Spa, que está aproximadamente G. 2.635.000 por noche para dos personas y una criatura hasta de cinco años; este precio rige hasta el 8 de febrero. El hotel es un complejo en una altura y las habitaciones son como cabañas independientes; tiene una piscina enorme y también una playa privada para disfrutar del mar. Además cuenta con una guardería y para trasladarse de una a otra dependencia interna hay carritos de golf.

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En cuanto a los paseos y juegos que hay en Balneario Camboriú, todo tiene su costo y los mismos rondan entre los R$ 30 y R$ 45 (G. 51.000 y 76.500) para los adultos. Las tarifas se detallan en cada caso, pues estas zonas viven principalmente del turismo y han sabido explotarlo.

Esta imagen es una atracción turística con 33 m de altura, 22 m de ancho y pesa 528 toneladas. De alguna manera busca igualar al afamado Cristo Redentor, de Río de Janeiro, cuyas dimensiones son bastantes similares, pues esta última mide 33 m, sin embargo, su base tiene cerca de 8 m.

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Para ingresar aquí se paga una entrada de R$ 15 hasta las 19:00 y a partir de esa hora son R$ 30. Lo curioso del complejo es que, además del memorial con las imágenes de los sucesos que refieren a la estatua y el local de venta de recuerdos, hay un lujoso local de eventos en el centro con música y restaurantes en la terraza donde se venden todo tipo de comidas y bebidas; aquí se pueden encontrar aperitivos de entre R$ 24 y R$ 65, jugos y agua por R$ 6, chopp de cerveza por R$ 10 y caipiriñas por 12. Esto lo constituye en una extraña mezcla de ser un sitio para la reflexión combinado con su opuesto que refiere al ruido y la diversión.

Vista panorámica desde el Cristo Do Luz.
Vista panorámica desde el Cristo Do Luz.

El Cristo de la Luz fue construido en un cerro privado de la ciudad e inaugurado en octubre de 1997, en la propiedad de Carlos Da Rosa, quien tuvo la idea de elevar la efigie con un brazo abierto y el otro sosteniendo un símbolo de sol que ilumina la parte superior del cerro. La estatua cambia de color por la iluminación en las noches; son siete tonos de acuerdo al día de la semana. En el sitio además se encuentra la gruta de la Virgen de Aparecida y desde su mirador hay una increíble vista panorámica de Balneario Camboriú.

En cuanto a gastronomía en la ciudad, hay un sitio denominado Paseo San Miguel, con varios restaurantes y bares de clase media alta. El mismo está ubicado sobre la Avenida Brasil, entre las calles 2300 y 2420, donde llegamos al restaurante TN Bristó, con carnes cocidas expresamente de la manera solicitada por los comensales y buenos postres, que además de bufé tiene comidas a la carta. Los precios rondan entre los R$ 30 y R$ 65, aunque también hay platos de costos más elevados. El sitio abre en las mañanas para la hora del almuerzo y por la noche a partir de las 19:00 para la cena.

Otra opción es el comedor Don Alberto, a una cuadra de la Avenida Central, sobre la calle R. 620. Este lugar es bastante popular en la zona con un bufé que está por los R$ 30, incluye postre pero no bebidas. Aquí se puede encontrar una gran variedad de comidas, además de las tradicionales del Brasil.

Algo muy poco común en este país, tan amante de su cultura, es encontrar un comedor con platos mexicanos, y este es el caso de Guacamole Cocina Mexicana, similar de lo que en Paraguay es Las Tres Calacas. El espacio está ornamentado al estilo del mencionado país latino con las calaveras multicolores y otras características propias, tiene todos los platos y bebidas conocidas de México, además de espectáculos de mariachi en vivo.

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Vivir un paseo en barco al estilo Pirata es una de las aventuras que más gustan a los turistas y que en este caso te puede transportar desde Balneario Camboriú hasta la playa de Laranjeiras (Parque Unipraias). Para poder ser parte de esta aventura los adultos pagan R$ 45 y los menores R$ 23, al igual que los adultos mayores.

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Durante el viaje, al principio sin muchos exabruptos por la ligereza de la corriente acuática, uno puede tener una buena perspectiva de la ciudad y presenciar un show de baile a cargo de los “piratas”, que eligen a personas del público para ser parte del espectáculo, o de lo contrario sentarse en el interior del transporte con el único fin de llegar a destino, puesto que a algunas personas este paseo les causan mareos.

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Ya en el transcurso del viaje las olas mueven el barco a su ritmo a veces lento y otras bruscamente. Con la compañía del viento y el sol en la cara, los tripulantes que se encuentran en las afueras o la parte superior del la nave se toman fotografías o simplemente aprecian la vista. Adentro también están a la venta bebidas como caipiriñas y cervezas, además de helados y otros aperitivos empaquetados y recuerdos para llevar.

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Al final del trayecto del Barco Pirata, se desembarca en la ya mencionada playa Laranjeiras, cuyo nombre se debe al descubrimiento de fósiles indígenas en la zona que se pintaban la piel de naranja. Esta playa, con aguas cristalinas, es bastante concurrida y especial para los amantes del sol.

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Ya en la entrada al pequeño puerto hay un lugar para almorzar, denominado Sabores do Mar, con frutos y bichos provenientes del agua salada. El restaurante ofrece una excelente atención y tiene instalaciones para ducharse, cambiarse y también opciones disfrutar de todas las bebidas preferidas en la calurosa estación.

Al Parque Uniprias también se puede llegar en teleférico. A diferencia de Paraguay, en Brasil han sabido aprovechar sus buenos espacios naturales proporcionándoles grandes infraestructuras, caminos viables, juegos y muchos carteles para indicar.

A la vuelta de esa playa hay una subida al teleférico que cuesta R$ 42 para los adultos y R$ 21 para los niños. Los recuerdos y artículos veraniegos se pueden encontrar desde R$ 12. El teleférico es un paseo tranquilo con una vista suprema de todo lo que rodea las Isla Unipraias, donde también se puede encontrar La floresta encantada, ideal para los más pequeños, con un paseo lento y seguro en un trencito, además de casitas y objetos en miniaturas, árboles animados y otros personajes como los duendes, propios de los jardines encantados. El ingreso a este lugar cuesta R$ 30 y no pagan niños de hasta dos años de edad.

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En el parque hay otros dos atractivos extremos, entre ellos el Youhoo, que permite hasta dos personas por cochecito; se trata de un breve viaje por un sendero alto, que alcanza grandes velocidades en subidas y bajadas. Aquí tampoco permiten meter cámaras; el precio por persona es de R$ 34 y por dos es R$ 45. Pero sin duda el atractivo más atrevido es el Zip River, la tirolesa, en la cual uno puede lanzarse aproximadamente a 250 metros de altura, alcanzando una velocidad cercana a los 60 km/h. El peso mínimo es de 34 kg y el máximo 125 kg y el costo para tirarse es de R$ 45.

El lugar desde donde uno se lanza en la tirolesa.
El lugar desde donde uno se lanza en la tirolesa.

La consulta más importante que te hacen al subirte es si tenés problemas del corazón, pues realmente es como si este órgano vital fuera capaz de salirse del pecho en la largada inicial, por la intensa adrenalina y hasta temor que genera al principio; luego ya el paseo es más ligero, divertido. Con una vista privilegiada a semejante altura, se puede sentir la resistencia del viento en todo el cuerpo y la verdadera sensación de estar volando.

En el parque también hay una caminata por senderos verdes y varios escalones desde los cuales se puede apreciar también un fragmento de la ciudad y el corredor que pasa sobre el río Camboriú.

Cabe resaltar que en puntos específicos del perímetro hay sanitarios en buen estado. La vuelta a Balneario Camboriú después de las fuertes sensaciones que brinda el Parque Unipraias es a través del teleférico, donde todavía quedan varias opciones para seguir conociendo playas y recorriendo sitios históricos ya de regreso a la calma.

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