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La Bahía de Asunción ganó mayor cantidad de visitantes luego de la construcción de la Avenida Costanera "José Asunción Flores", convirtiéndose así en un espacio solicitado por muchos para realizar actividades físicas o paseos en familia, principalmente los fines de semana.
Pese a constituirse de un espacio referencial de recreación, sobre todo los fines de semana, esta playa del río Paraguay no es apta para el baño, para pesar de los ciudadanos que lamentan no poder refrescarse en sus aguas durante el caluroso verano nacional.
Una realidad muy distinta se vivía en el año 1980, cuando los asuncenos y visitantes de distintos puntos del país todavía podían disfrutar de un chapuzón en sus aguas.
Lo cierto es que esa misma población que se queja vía redes sociales ante la inacción de las autoridades, no reconoce su cuota de culpabilidad al lanzar su basura en los desagües cloacales o tirarla en la calle. Una botellita, servilleta o un envoltorio, todo va a parar al río. Incluso, muchos de los que residen en las cercanías de arroyos, en su inconsciencia o falta de educación ambiental, lanzan bolsas llenas de residuos al agua como si esta fuera un vertedero.
Un grupo de ciudadanos denominado “Amigos de la Bahía de Asunción” realizó hace unos días una minga ambiental, para recoger residuos de la Costanera, tras la convocatoria de Somos H2O, que convocó a una minga en 50 localidades ambientales.
Para sorpresa de sus integrantes no solo encontraron envases de leche, yogur, jugo, pañales sino también una cánula de traqueostomía, esta es una sonda de aspiración de terapia intensiva, con la cual se aspiran las secreciones del tracto respiratorio. Además hallaron frascos de medicamentos, comentó Rodrigo Jacks, uno de los componentes del conjunto.
Los residuos hospitalarios son aquellos que por su composición pueden ser reservorio o vehículo de infecciones, por lo que deben tener un tratamiento especial.
La bióloga Ágatha Bóveda Aguirre compiló algunos datos sobre la categoría de manejo en la que se encuentra este espacio público. La Bahía de Asunción y el Banco San Miguel fueron declarados como reserva ecológica correspondiente a la categoría IV de la Unión para la Conservación Mundial (UICN), por medio de la Ley N° 2.715/05. La categoría se estableció mediante las disposiciones vigentes en la Resolución N° 200/01, de la Seam.
El artículo 5° de la legislación nacional en resumen afirma que se deberá atender de manera prioritaria la gestión de los efluentes, los residuos y desechos que resulten de la actividad de la zona inmediata, para que reciban el tratamiento adecuado y así evitar la contaminación del curso hídrico.
El uso sería recreativo y educativo de la población nacional, así como turistas internacionales, por lo que se insta a mantener y manejar las cuencas hidrográficas importantes del país de modo que aseguren el flujo y la calidad del agua.
En el área internacional corresponde con la Categoría IV según la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que orienta en la gestión y manejo de las áreas protegidas en el Mundo. Dicha categoría se establece con el fin de intervenir para la conservación.
Se han registrado 269 especies de aves hasta la fecha, incluyendo no menos de 25 especies de playeros y la “Asociación Guyra Paraguay” a través de sus estudios ornitológicos ya designó al área como una de las áreas de importancia para las aves del país.
En su categoría de reserva el área tiene que contar con un mantenimiento de hábitats para cumplir con los requerimientos de las especies específicas.
La semana próxima terminaría el proceso de evaluación por parte del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) de los postulantes de la licitación para la construcción de la planta de tratamiento que debería estar ubicada en la Costanera Norte, según el ingeniero Álvaro Carrón, gerente interino de la Gerencia de Proyectos de Agua y Saneamiento (GPAS).
El especialista calcula que la construcción iniciaría el año que viene (2018) y se estima que su culminación se efectivizaría en tres años, a lo que debe sumarse un año que durará la instrucción y adecuación de los funcionarios que trabajarán en la planta. Considerando esto, la misma estaría en funcionamiento recién en el 2022.
A pesar de que la Ley 2.715/05 protege la Bahía de Asunción de la contaminación ambiental, no existe una reglamentación que sancione a los ciudadanos que cometan una falta al tirar sus basuras en el cauce hídrico.
La ordenanza municipal N° 408/14, concebida con el lema “Basura cero”, establece la prohibición de verter o disponer los residuos en estado líquido o sólido en sitios del dominio público. También está prohibido evacuar residuos sólidos a la red de alcantarillado sanitario o a través de raudales o corrientes de agua que se originen como consecuencia de lluvias o pérdidas de cañerías. “Me comentaron en la municipalidad sobre proyectos como "Basura cero", que tiene sanción, pero no existe ninguna forma práctica de aplicar; no podés sacar foto, la Policía Municipal no puede pedir cédula a la gente, la multa no está atada a que cuando uno quiera renovar documento, le digan al infractor 'usted tiene una multa y primero tiene que pagarla para renovarlo; así como se hace con el pasaporte. Está la intención de reglamentar sobre las basuras públicas, pero no hay forma de aplicar”, explicó Rodrigo Jacks, de la organización ciudadana.
El plan para sanear la bahía capitalina fue firmado el pasado 6 de octubre por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), la Municipalidad de Asunción y la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) por el valor de US$ 110 millones.
Posteriormente, las instituciones deben definir cuál será su función y grado de responsabilidad en este proyecto. En tanto, el mismo está siendo evaluado por la Comisión de Legislación, que se reunirá este lunes 30, para dar un dictamen al respecto, según el edil asunceno Federico Franco Troche.
Si bien es en gran parte responsabilidad de las autoridades nacionales garantizar mecanismos para mantener limpia la Bahía de Asunción -lo cual todavía llevará bastante tiempo, por lo que se observa-, cada ciudadano debe reconocer su grave cuota de responsabilidad.
A modo de ejemplificar el problema, se puede mencionar que este viernes la cuadrilla de Aseos Urbanos de la comuna capitalina recogió unos 7.000 kilos de basura que quedaron atascados tras las últimas lluvias.
No habría necesidad de limpiar si no se ensucia; la situación de nuestra capital mejoraría cuando los mismos pobladores o transeúntes dejen de ser sucios y de tirar sus basuras en las calles o en los cauces hídricos.
Una inspiración y modelo a seguir puede constituir Atyrá, que se posicionó como una de las ciudades más limpias, resultado del compromiso de cada ciudadano - no solo las autoridades- de cuidar su entorno inmediato. Con la construcción de la consciencia colectiva y hábitos correctos, es posible contribuir a una bahía más limpia y una ciudad más saludable.