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En los últimos 30 años ha sido constante el avance en cuanto a la incorporación de mujeres al mercado laboral, llegando a más de 100 millones en la fuerza laboral de América Latina y el Caribe en la última década. Esto significa que se ha avanzando paulatinamente y existen diversos factores que incidieron para que ello ocurra; por ejemplo, la necesidad de más aporte para sostener a la familia y el aumento de las madres líderes de hogar, así como el retardo en la maternidad y el aumento de los servicios básicos o la expansión de la tasa de escolaridad, según señala el informe sobre Trabajo Decente y Equidad de Género de las Naciones Unidas de 2013.
Sin embargo, los avances no han sido suficientes para disminuir ampliamente la desigualdad en el acceso y los derechos laborales entre mujeres y hombres, pues, según el informe, las mujeres conforman el 52,6 por ciento de la fuerza laboral y los hombres el 79,6 por ciento en América Latina y el Caribe, mientras que en Paraguay la tasa de participación laboral por sexo es de 53,7 para las mujeres y 83,3 para los hombres.
A esto se debe sumar el hecho de que los avances no pueden ser medidos exclusivamente por la cantidad, sino preferentemente por la calidad de los empleos a los que acceden las personas, porque son los que los países que más invierten en empleos de calidad los que más progresan, de acuerdo con el informe sobre el Trabajo en el Mundo 2014.
Si bien Paraguay, como Brasil, Colombia y Uruguay, se encuentra por sobre el promedio (52,6) de la región en cuanto a la participación femenina, es pertinente preguntarse a qué clase de trabajos acceden nuestras mujeres, qué derechos tienen garantizados y si se están o no cumpliendo. En ese aspecto, Paraguay está atrasado; muestra de ello es que existen alrededor de 200.000 trabajadoras domésticas en todo el país que ni siquiera tienen derecho a ganar el sueldo mínimo establecido en la ley y desde hace años se trata de aprobar una norma que beneficie a estas trabajadoras, pero la mayoría de los congresistas andan ocupados en viajes a Las Vegas, Cancún y otros destinos.
Otro caso que representa la vulnerabilidad laboral de las mujeres fue el ocurrido el mes pasado en un local gastronómico llamado El Buen Grille, ubicado dentro del Shopping del Sol, donde una mujer fue golpeada hasta sangrar por su jefe y, sin embargo, la Policía lo tomó como una acción privada que la mujer debía encarar, cuando claramente fue una agresión en el ámbito laboral.
Actualmente, la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados está trabajando en el borrador de un proyecto de ley que busca modificar algunos artículos del Código de Trabajo en Paraguay, con el fin de mejorar ciertas condiciones e introducir nuevos conceptos desde la perspectiva de género, tal y como recomienda que se haga las Naciones Unidad en el informe citado más arriba.
Este proyecto para modificar varios artículos de las leyes 213/93 y 496/95 busca esencialmente la protección de la maternidad como bien social, que sirve por ejemplo para el recambio necesario en la piramide poblacional, es decir, cambiar la valorización a nivel laboral sobre lo que significa la maternidad.
Asimismo, este proyecto pretende que para subsanar la desigualdad existente se establezca un porcentaje de cupo específico, digamos por ejemplo no menor al 30 por ciento, a ser ocupado por mujeres en casos de becas, ascensos o cualquier mecanismo de promoción que establezca la empresa o institución para la que trabaja, explicó la diputada Rocío Casco (AP), presidenta de la comisión a cargo de este borrador.
También se busca garantizar la no discriminación por motivo alguno: raza, religión, orientación sexual o condiciones políticas o sindicales. Casco indicó que este proyecto fue trabajado con mujeres de las diferentes centrales de trabajadores que se constituyeron en una mesa de trabajo y esperan presentar este documento antes de fin de año.