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La rica diversidad de ambientes y la ubicación de la ciudad sobre una ruta migratoria como es el río Paraguay contribuyen a que en un jardín común se puedan avistar entre 30 y 80 especies de aves, explicó Hugo del Castillo, de la organización Guyra Paraguay, que realiza un monitoreo constante del avistamiento de aves.
Una de las más comunes es el pitogüe (Pitangus sulphuratus), que con su particular canto ruidoso y chillón, se ha ganado la fama de transmitir importantes “mensajes”.
Otra ave común es el hornero (Furnarius rufus), cuyo nombre hace referencia a sus nidos armados con una sigilosa y sorpendente habilidad.
La ratona (Troglodytes aedon) es común en Asunción y en todo el continente americano. Esta ave es reconocida por ser inquieta y confiada, y con cortos saltitos busca insectos y pequeños invertebrados.
El loro hablador (Amazona aestiva), que ha logrado posicionarse entre las aves preferidas como mascotas por su habilidad para hacer imitaciones y su buena memoria, es bastante común en la ciudad.
En total, unas 320 especies de aves habitan en Asunción y zona metropolitana, convirtiendo a nuestra capital en una de las ciudades con mayor densidad de aves por habitantes en el mundo, según el experto.
Si bien estas aves presentan variedades importantes en cuanto al tamaño y el color, el secreto de su proliferación se basa en su alimentación: ellas comen de todo.
“Son bien resistentes porque son generalistas, comen cualquier cosa, bajan a comer restos de comida, panes y cualquier cosa que encuentran”, agregó el especialista.
Para las personas que disfrutan del canto de las aves, Del Castillo recomienda colocar en el jardín migas de pan, frutas o semillas. Poco a poco, los pájaros se irán adaptando a la disponibilidad de alimentos y visitarán el sitio regularmente.
La ciudad de Asunción presenta sitios ideales para la observación de aves. Uno de ellos es la Bahía de Asunción, utilizada también como sitio de descanso para aves migratorias. Otros sitios importantes son el Jardín Botánico y Zoológico de Asunción, los pastizales de Ñu Guazu y las arboledas de la ciudad.