Uso de armas: De la defensa personal al luto

La tenencia de armas en el hogar para defensa personal es legal, si se cumplen con los requisitos para que la Dimabel expida un carnet. Pero los documentos no impiden que un revólver enlute a familias a consecuencia del manejo imprudente.

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El martes 19 de julio, lo que comenzó como “un juego” de adolescentes terminó en luto y dolor para una familia de la ciudad de Presidente Franco. Dos primos de 15 años de edad se encontraban solos en la casa cuando uno de ellos propuso jugar a la “ruleta rusa”.

Entonces, el primo que sugirió la idea. Extrajo de encima del ropero un arma de calibre 32 milímetros, de marca Italo Gra, de procedencia argentina.

Abriendo el tambor del revólver, el adolescente extrajo seis proyectiles, y volvió a colocar uno. Pasándole el arma a su primo le dijo que comenzara el “juego”.

El primer gatillazo, por fortuna, fue el fallido, pero cuando le llegó el turno al primo que había propuesto el juego, la tragedia llegó. El menor no pudo sobrevivir al disparo en la cabeza, y su padre quedó detenido por ser el responsable del arma.

Lamentablemente, el trágico suceso que sufrió esta familia no es el único. Otras personas, tanto adultos como menores, ya han fallecido en estas circunstancias.

A finales de 2012, un guardia de seguridad de Senacsa perdió la vida tras volcarse al polémico juego con un compañero durante una ronda de tragos.

En enero del año 2013, resultó víctima del mismo juego el empleado de una fábrica de arpas y guitarras, en Luque, tras autodispararse con un revólver calibre 38 milímetros.

En febrero de 2015, un adolescente de 14 años recibió un impacto de bala cerca de una oreja. Aparentemente, se encontraba maniobrando un revólver con otro chico de 16 años, jugando a la ruleta rusa.

La peligrosidad que representa la tenencia de un arma de fuego hace cuestionarse hasta qué punto se regula en nuestro país la responsabilidad, así como las condiciones psicológicas de una persona antes de autorizarle a disponer de una pistola. Claro, eso si hablamos de los que cumplen con el procedimiento legal de portación. Otra historia es la que se debe contar para los que obtienen armas por el turbio camino de la clandestinidad.

Recurrimos a personal especializado de la Dirección de Material Bélico (Dimabel), para que nos brinden un panorama general acerca del trámite y los requisitos de seguridad que se tienen en cuenta antes de brindarle a una persona el carnet de tenencia de armas.

Lo primero que nos explicó el ayudante Ignacio Pérez es la diferencia entre portación y tenencia. “Algunas personas tienen registradas las armas de fuego exclusivamente para tenerlas, en una dirección determinada, como su propiedad, y no pueden moverla de ese lugar. Para la tenencia, se debe obtener un carnet de tenencia, que se otorga en la Dirección de Material Bélico. El carnet de portación (tener el arma con uno) no es expedido por Dimabel, sino por la Policía Nacional, a través de la dirección de Portación de Armas, y tiene también una serie de requisitos”, nos explicó el uniformado.

Lo que sí aseguró tajantemente el entrevistado es que no cualquier persona puede acceder a un carnet de tenencia.

El primer paso que debe cumplir el solicitante debe acercarse a la Dirección de Material Bélico, llenar un formulario y pasar por una serie de exámenes tanto sicológicos como técnicos, para que las autoridades determinen si se trata de una persona apta para hacerse responsable por el uso de un arma.

La persona debe realizar un compromiso por escrito de que el arma no se moverá del sitio donde se declare formalmente que permanecerá.

Algunas de las preguntas que debe responder la persona solicitante al momento de completar el formulario que se le proporciona en la Dimabel son el nombre completo, la razón social, el domicilio donde estará el arma, la nacionalidad, profesión y el motivo por el que desea tenerla. También se piden referencias personales y, por último, datos del arma como la marca, el calibre, el número y la procedencia.

Ignacio Pérez nos cuenta que el principal motivo por el que un ciudadano puede pedir un permiso de tenencia de armas es por defensa personal. Además, otros solicitan la autorización para tener un arma de colección o un arma deportiva en el hogar.

Lo más importante del documento es una declaración jurada donde la persona declara bajo fe de juramento que dispone de un arma de fuego en su poder, y manifiesta la disposición legal de someterse a la Ley de armas, que es la 4036/10.

Una vez que el ciudadano autorizado tenga el arma en su domicilio, la responsabilidad por el cuidado y la prudencia por evitar la peligrosidad pasa a estar absolutamente a su cargo.

Fue en este punto que le solicitamos al uniformado que nos brindara una serie de recomendaciones para que adultos que tengan un arma en casa, eviten exponer a los hijos al peligro y el dolor por el que han pasado otras familias.

-Guardarla en un lugar seguro. Este es el “mandamiento fundamental” para el funcionario de la Dimabel. El propietario de un arma debe guardarla en un lugar seguro, fuera del alcance de niños y adolescentes.

-El arma debe estar descargada. “Es más, los menores ni siquiera deben enterarse de que existe un arma en el hogar”, señaló el militar entrevistado.

-El cargador con cartucho no debe estar adherido al arma. Las balas pueden estar en otro estuche.

-Nunca desarmar un revólver ante la mirada de un niño. “Porque la criatura que está observando lo va a querer hacer, y lo intentará al menor descuido, lamentablemente, aunque se le diga que está prohibido”.

-Nunca muestre un arma a un niño mientras la está montando, desmontando, limpiando o manipulando.

-Nunca se debe apuntar a un objetivo que no sea el destinatario.

-Si va a manipular armas de fuego, hágalo en un lugar apartado donde no estén presentes niños.

Teniendo en cuenta la gran cantidad de casos de violencia y personas con trastornos mentales que pudieran existir, preguntamos al oficial si no representa un riesgo expedir un arma a una persona que pudiera estar afectada mentalmente y generar peligro a la sociedad.

Ante esto el representante aseguró que la tenencia no se le expide a cualquier persona. A más de las ya citadas anteriormente, otra de las condiciones para acceder a un carnet de tenencia de armas son:

-Ser mayor de 22 años.

-Presentar certificados de antecedentes policiales y judiciales.

-Realizar un test para manejo de armas. El examen se realiza en el local de la Dimabel con acompañamiento de un sicólogo que realiza diversas preguntas a la persona solicitante.

Se le solicitaron algunas recomendaciones para que los adultos que tengan un arma en casa eviten poner en riesgo a los niños.

“Los adultos saben que las armas de fuego son peligrosas, constantemente lo estamos diciendo. Tienen que estar en un lugar seguro, fuera del alcance de los menores. De hecho, los niños no tienen ni que enterarse de la existencia de un arma en el hogar. Mucho menos, del sitio donde se guarda”, insistió.

Una duda que nos quedó fue la relacionada a qué ocurriría en caso de que un padre de familia esté ante una emergencia y se vea obligado a utilizar el arma, pero esta esté descargada.

El efectivo manifestó que se trata de una pregunta difícil de responder, pues es un factor circunstancial. “En el momento cada persona actúa de manera diferente”. Sin embargo, la exigencia de la Ley de armas sigue siendo mantenerlas descargadas.

Normalmente la Dimabel realiza campañas de concienciación en las cercanías a fin de año, fecha en que es muy común no solo la utilización de petardos, sino de los disparos al aire, que ya se han cobrado vidas en nuestro país.

Uno de los graves problemas señalados por los efectivos de la Dimabel es que a los menores se les permite ver sin restricción películas y videojuegos violentos. Así, los chicos “creen que son indestructibles, que pueden hacer cualquier cosa sin correr riesgos”.

Como conclusión, la Dimabel pide a los padres de familia conversar claramente con los menores acerca de los peligros que se corren al manipular un arma. Por otro lado, es altamente aconsejable conversar acerca de las películas y videojuego, de manera a asegurarse que el niño comprende la dimensión entre la ficción y la realidad.

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