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De acuerdo a los datos de la ONG Acción Paraguay, apenas un 14% de votantes jóvenes de hasta 29 años ejercieron su derecho al voto el pasado 22 en las elecciones generales, a pesar de que en la franja etaria de hasta 39 años concentraban más del 54% de los habilitados para el deber cívico. Si bien quedan por determinar los datos oficiales, se trata de una tendencia que llama a la reflexión y a la necesidad de abordar los factores que pudieron desalentar el voto joven.
Para el sociólogo Camilo Caballero, el elemento clave para intentar comprender el fenómeno tiene relación con la escasa formación cívica, principalmente en la etapa tanto secundaria como universitaria, a pesar que ambos sectores fueron protagonistas de movilizaciones masivas en años anteriores y que hasta movieron cimentos directivos.
A este factor se deben sumar varios otros, como el ambiente que rodeó a la campaña proselitista, con encuestas tendenciosas, que desmotivaron la participación ante un supuesto escenario de resultados cantados con anterioridad.
Volviendo a lo relacionado a la fomación cívica, el profesional señaló que desde el propio Ministerio de Educación existe una deuda en lo referente al tratamiento de cuestiones cívicas, “como democratización, calidad democrática, autoritarismo, stronismo, historia política reciente y demás nociones necesarias para contar con una formación cívica medianamente significativa”, según opiniones de sus colegas.
Caballero adelantó que es altamente probable que un aumento en la educación cívica de los jóvenes, encuentre oposición de algunos sectores, tal y como ocurre con otros temas sensibles, debido a que se vive en una sociedad mayormente conservadora y rígida, por ende poco abierta a la promoción de un pensamiento crítico e indagatorio sobre la realidad de un país, sumado a que en la actualidad, la docencia se limita a se un mero transmisor de contenidos.
“Por lo tanto, es difícil esperar que dimensionen la importancia de la participación política como ciudadanos, al no tener experiencia o formación para ello. Muchos jóvenes viven la necesidad de realizar mejores opciones, pero al no tener las herramientas analíticas o la formación cívica no logran conectar la realidad que viven con la participación electoral o la opción a realizar en el voto”.
Otro elemento a tener en cuenta esta ligado a la frustración que puede sentir al joven, por la dificultad de lograr cambios estructurales en el país, algo que requieer compromiso, tenacidad y valentía, y cuando se convierte en protagonista de un cambio, el poco impacto de este lo tiende a desmotivar
Los jóvenes son particularmente sensibles a la poca calidad democrática y participativa de nuestro país, y además, cuentan con poca formación cívica y científica que le dé las herramientas de concienciación y capacidad de discernimiento necesarios para entender la importancia, o la obligación moral y cívica de participar.
No se debe dejar de lado el voto docente y de los mismos padres, como actores que sin duda ejercen influencia en aquel joven que vota por primera vez, en ese sentido puso como ejemplo a aquellos que reinvindican la época de Stroessner.
Otro componente no menos importante del problema tiene naturaleza institucional, para el sociólogo, el sistema electoral impide tener una comprensión del voto por sectores. También genera sobre su labor como organismo de control y garante de la voluntad popular.
Cuando un joven vota por primera vez y vota un partido minoritario sin representación en las mesas electorales, con los antecedentes actuales, y siendo las mesas controladas por los partidos y no por la justicia, no tenemos garantías de saber si los jóvenes eventualmente prefieren opciones nuevas que actualmente son minoritarias.
Por ello sugirió la aplicación de nuevos sistemas. Abogó por un voto electrónico seguro, o un voto impreso con respaldo informático seguro, para contar con mejores datos para un mejor análisis del comportamiento electoral, por edad, por sector, y por zona, para conocer el voto de los sectores pobres, excluidos y cuyos derechos deberían estar garantizados por el Estado. “El voto electrónico seguro nos permitiría tener respuestas más rigurosas que nos permitan mejorar la calidad democrática del país”, expresó.
El profesional dio detalles sobre una encuesta representativa realizada por él, en la cual también se reflejan que los jóvenes no dimensionan el valor real de la democracia, aunque un 53.4% valora la democracia como mejor forma de gobierno, un 22.32% prefiere un gobierno autoritario, un 16.77% le da lo mismo cualquiera de los dos y 15.91% directamente no sabe, porcentajes que sumados dan un 55%.
¿Crees que fue suficiente la cantidad de candidatos jóvenes?
No. Deben ser más. Cada vez más. Pero existe una dificultad para captar a referentes jóvenes que se animen a dar el paso de involucrarse en cuestiones partidarias, existen muchos jóvenes con fuerte conciencia política, pero pasar del involucramiento político: (es decir, ser un joven despierto, que está atento al escenario político, que tiene aspiraciones a buscar un mundo mejor, y tiene la capacidad de entender que la participación política es un recurso válido para eso), pasar del involucramiento político de un joven, a decidir ser candidato es aún más costoso.
Debemos cuidar a los candidatos jóvenes. Los jóvenes con conciencia política son plenamente conscientes del poder que tienen los que prefieren un status quo y de lo que son capaces de hacer para evitar cambios, y muchos, al tener toda una vida por delante, prefieren no arriesgarse. Es por ello que debemos cuidar a la juventud y estimularla.
¿La oferta electoral pudo ser un factor de desmotivación?
Particularmente no considero que la elección de los candidatos deba pasar por cuestiones de motivación o desmotivación. Es frecuente escuchar a los jóvenes, e inclusive mayores, hablar de los candidatos con criterios subjetivos e interpersonales: ej: “no me cae bien”, “es altanero”, “es lindo”, “es feo”.
Debemos aspirar a que las características de los candidatos sean vistas de manera racional y amplia, incluyendo el equipo de cada candidato, los antecedentes y los sectores a los cuales pertenecen. En ese sentido, la propuesta de la alianza era mucho más afín a lo genuinamente joven.
La cercanía de Leo Rubín, nuevas tendencias de estilo de vida (veganismo, cuidado al cuerpo, yoga, emprendedurismo, etc) resultó atractiva para una porción de la juventud, aunque para otra porción no. El equipo de la ANR estuvo más bien orientado a lo conservador, lo de siempre, y lo ya instalado, no había nada de renovación o nada que pueda ser relacionado con un espíritu juvenil genuino.
¿Cuál es el mensaje detrás de la gran cantidad de votos en blanco y nulos?
Sobre los votos blancos y nulos hay dos interpretaciones perfectamente válidas. Una de ellas es la manifestación legítima de no ser afín a ninguna de las opciones posibles, y otra de ellas es la que sostiene que el voto en blanco o voto nulo indica una falta de criterio de valor estadístico o pragmático de la elección, ya que el voto blanco o nulo aumenta la significancia estadística y aritmética de los que llevan mayor cantidad de votos.
En este caso la cantidad de votos blancos y nulos, porcentualmente no fue significativamente mayor a otras ocasiones, es simplemente que al haber mayor cantidad de personas inscriptas, es mayor la cantidad numérica de votantes.
El dato fuerte sí es sin embargo el hecho que, si sumamos los votos blancos, los votos nulos, y los que no votaron, se supera a la cantidad de votos de los que tienen actualmente la ANR y la Alianza.
Con un nuevo gobierno en puerta, ¿cuál debería ser la prioridad en lo que respecta a la población juvenil?
Aumentar la calidad de educación, ya desde las escuelas primarias y secundarias, y por supuesto, insistir en facilitar el acceso a la universidad de calidad. Insistir en la formación científica y la formación cívica. Aumentar las oportunidades de becas de formación especializada, orientar a los jóvenes a la investigación y a la innovación