Ansiedad, al borde del abismo

Pensar que uno dejó la plancha enchufada, olvidar para qué se dirigía a algún lugar de la casa o tener dificultades para dormir son solo algunos de los síntomas de los trastornos de ansiedad que a menudo sufren las personas, pero no saben detectarlos.

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Mucha gente considera hasta gracioso calificarse de “ansiosa”; sin embargo, este trastorno mental, que en principio puede ser leve, es capaz de llevar a alguien a extremos impensables, por lo que detectarlo y tratarlo es primordial.

El año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un estudio denominado “La carga de los trastornos mentales en la Región de las Américas, 2018”. Cabe destacar que Paraguay no se encuentra en los primeros puestos de los trastornos mentales graves, como las esquizofrenias y los trastornos bipolares.

La lista es encabezada por Estados Unidos con un 2,5% (con esquizofrenia) de los países americanos, mientras que Paraguay está más al fondo, con 1,5 %. No obstante, en cuanto a depresión nuestro país se encuentra en primer lugar con el 9,4%. A este problema le sigue el trastorno de la ansiedad con el cual Paraguay se posiciona como el segundo país con porcentaje más elevado, pisando los talones a Brasil. 

En ese contexto, normalmente la depresión es un tema de mayor conocimiento público y tratado con frecuencia, sin embargo, muy pocas veces se habla de los trastornos de ansiedad, que también deben ser conocidos y tratados con seriedad.

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“Este grupo de trastornos abarca muchos síndromes caracterizados por una ansiedad importante, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, las fobias sociales y otros. Desde la perspectiva de la discapacidad, pueden ser de gravemente discapacitantes a levemente molestos, y para nuestro análisis de los datos del 2015 los consideramos agregados, incluyendo el trastorno de estrés postraumático y los trastornos obsesivocompulsivos”, señala el mencionado estudio de la OMS.

Refiere además que los trastornos de ansiedad son el segundo trastorno mental más discapacitante en la mayoría de los países de la región de las Américas, aunque existe un patrón subregional aún más tangible que con la depresión. 

La doctora Mirta Mendoza, directora de Salud Mental del Ministerio, habla de esta problemática y refiere que cuadros de trastornos de ansiedad no tratados pueden llevar a un cuadro depresivo.

“Incluso, es cierto que con trastornos de ansiedad las personas pueden suicidarse; a veces la gente piensa que el suicidio es solo por depresión, pero del 10 al 15% de los pacientes con trastorno de pánico se suicida sin haber pasado por un cuadro de estrés previo”, explica.

“Es peligroso en el sentido de que si no se trata, si no se maneja, hace que la persona sufra mucho y al creer que no tiene salida puede llegar al suicidio”, puntualiza.

La mayoría de las personas habrá tenido alguna vez el trastorno de ansiedad porque todos estamos expuestos a factores de estrés. Pero en algunos casos pueden ser más intensos.

Entre los síntomas de alerta se encuentran la taquicardia, dificultades para respirar, sensación de ahogo, sensación de desmayo, una tos muy intensa, hipo, malestares gástricos, dolores de estómago, náuseas, diarrea ante situaciones que puedan ser estresantes y ganas de orinar a cada rato.

También se pueden presentar dolores de cabeza, de cuello, en el hombro, en la cintura; una serie de molestias somáticas, dificultad para dormir, irritabilidad, vértigo, sudoración, la persona tiene ideas catastróficas y le parece que todo está mal.

Además están los problemas de memoria, dificultades de acordarse dónde dejó la llave, miedo de dejar la plancha enchufada o, por ejemplo, va a la heladera y no sabe por qué. "No es porque tenga problemas de memoria sino porque esa persona está distraída", señala la especialista.

La doctora Mirta Mendoza reconoce que en muchos casos las personas pueden ir a un clínico a consultar porque tienen síntomas físicos y nunca saben cuál es el verdadero motivo de sus dolencias.

“Les dan un ansiolítico o un analgésico y no hay un tratamiento adecuado porque no hay un diagnóstico adecuado. A estas personas no se les da mucha importancia a lo que están sintiendo, el profesional de salud no entiende lo que les está pasando porque el paciente no tiene un órgano dañado”, sostiene.

En cuanto a las tasas de prevalencia referenció que, por ejemplo, la depresión está entre un 12% y 17%, mientras que para los trastornos de ansiedad en general la tasa es de 25%. “Es decir, una de cuatro personas puede estar pasando por ese tipo de situación”, enfatiza.

Comenta que normalmente las personas están expuestas al estrés y factores que las alteran, pero el problema es que el cuerpo se agota y aparecen los síntomas. “Cuando esos síntomas afectan la actividad cotidiana, ahí recién se considera una enfermedad, ahí recién la gente consulta, a menos que sea pánico”, manifiesta.

En ese sentido, recuerda que el pánico tiene síntomas específicos muy fuertes por breves lapsos: la sensación de perder el control, dificultad respiratoria pero no orgánica, despersonalización; en esos pocos minutos la persona siente que no es ella, el entorno donde está le resulta desconocido. “Dura poco minutos pero la persona se siente muy mal”, recalca.

“En los servicios de salud, los trastornos de ansiedad son el segundo motivo de consulta (el primero es la depresión). El hecho de que no sea el primer motivo de consulta no significa que no haya mucha gente sufriendo”, indica.

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A su vez la doctora Sonia Espínola explica que hay situaciones comunes que suelen despertar o desencadenar sentimientos de ansiedad como: un examen, entrevista de trabajo, esperar colectivo, cumplir plazos de entrega ajustados y conducir con mucho tránsito.

Pero además esto puede estar relacionado a inconvenientes de mayor intensidad como los problemas laborales, conflictos en la pareja, en la familia, atravesar un duelo o una época de crisis personal, sufrir una crisis de identidad o de autoestima, así como dificultades de adaptación al entorno o a nuevas situaciones.

La directora de Salud Mental del Ministerio afirma que en la mayoría de los estados de ansiedad lo ideal es un tratamiento terapéutico. “En algunos casos, la medicación es importante, como en las crisis de pánico, pero en todos los casos el apoyo psicoterapéutico es ideal”, expresa.

Entre ellos se encuentran las terapias de relajación, que ayudan a aprender a manejar el cuerpo con la respiración. "El yoga y el tai chi, son excelentes para eso porque ayudan a que uno controle su cuerpo, como esto tiene muchas manifestaciones del cuerpo ayudan a controlar todos esos síntomas corporales", remarca.

Por su parte, Espínola agrega que dentro de las terapias más apropiadas se encuentra la cognitiva- conductual. "Este tipo de terapia, permite a la persona reconocer e identificar los pensamientos automáticos irracionales que desencadenan estos trastornos y le proporciona las técnicas para controlarlos", señala.

Aclara que siempre es importante acudir al médico de cabecera para que este derive a los especialistas competentes. No obstante, da una serie de recomendaciones que pueden ayudar hacer más leves o evitar estos trastornos:

-Hacer ejercicios físicos.

-Realizar actividades que le saquen a uno de la rutina y de los pensamientos que le alteran. Por ejemplo, una caminata o un viaje al campo, para darse ese espacio.

-Asistir a reuniones sociales y comunicarse con la gente.

-Implementar una dieta sana, variada y nutritiva.

-Pensar antes de actuar, por más ansioso que uno esté.

-Disfrutar de la sexualidad, lo cual ayuda a mejorar la sensación de relajación y disminuye la ansiedad.

La OMS recomienda que haya paridad entre los aspectos físicos y mentales de la atención de salud. “En términos prácticos, esto significa que los servicios de atención de salud física y mental deben prestarse de forma integrada y que el porcentaje de gasto asignado a los servicios de salud mental debe ser proporcional al porcentaje de su carga atribuible”, asevera el último estudio de la OMS.

Al respecto, la doctora Mirta Mendoza afirma que debería haber un acompañamiento psicológico para los pacientes que sufren enfermedades muy invasivas como la diabetes o el cáncer, por ejemplo, ya que pueden afectarles mucho emocionalmente.

Respecto al presupuesto, agrega que cada dos años se hace un informe a la OMS de cuánto se destina a salud mental, por lo que este año se debe elaborar uno nuevo allá por junio.

“La ultima vez fue en el 2017: se invertía el 1,74% del presupuesto de salud y la OMS recomienda como mínimo un 5% en salud mental y como bueno un 10%. Entonces todavía estamos un poco alejados del mínimo”, reflexiona.

Reconoce que en materia de salud mental faltan más especialistas y locales destinados a este tipo de servicios. También habla de la necesidad de una mejor distribución y cobertura en las zonas rurales, puesto que en muchos sitios continúa siendo de difícil acceso una consulta o tratamiento en el área de la salud mental.

Paraguay tiene todavía una gran deuda pendiente tanto en la accesibilidad a los profesionales de la salud mental como en la conciencia de las personas que consideran que uno pide asistencia de un psicólogo o psiquiatra solo cuando está "loco".

No se trata de un juego ni de una moda, los trastornos de la ansiedad son un problema que puede llevar a las personas incluso al suicidio, por lo que debe ser tomado en serio y tratado a tiempo. 

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