Alguien (o algo) está en la casa

Una mirada a algunos ejemplos de cuando el cine apela exitosamente a uno de nuestros miedos más comunes.

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¿Se ha despertado usted alguna vez en medio de la noche, pensando que escuchó un ruido extraño? En ese tipo de situaciones la imaginación humana tiende a conjurar peligros de todo tipo, desde la posibilidad de ladrones hasta incluso amenazas sobrenaturales, dependiendo de las creencias de cada persona.

El cine, en su maravillosa capacidad para plasmar y dar una mirada inclusiva de la naturaleza humana, no ha dejado de apelar a ese miedo básico de experimentar peligro en un lugar que debería ser seguro.

El más reciente caso es la película que desde este viernes se encuentra en cines de Paraguay, “Cacería Macabra”, en la cual una reunión familiar en una mansión queda mortalmente arruinada cuando tres desconocidos enmascarados irrumpen en la vivienda y comienzan a masacrar a quienes están adentro.

Pero si por alguna razón no puede ir al cine este fin de semana, tenemos una selección de nueve películas que, en sus formas distintas, y con peligros distintos, apelan a ese mismo tipo de terror.

Pocas películas tuvieron un impacto cultural como el que “Psicosis”, del legendario amo del suspenso cinematográfico Alfred Hitchcock, tuvo en 1960, y siguió teniendo desde entonces. Se trata de una película en la que Hitchcock juega con las expectativas del público de modo que lo que al principio parece una trama común y repetida se convierte en algo que podría acabar de cualquier forma.

Claro, todos conocemos la famosa escena de la ducha, pero lo que viene antes y después es el tipo de suspenso y tensión que llegó a caracterizar a Hitchcock hasta el punto de convertirlo en un nombre de referencia contra el cual se midió el trabajo de prácticamente todo el que se atreviera a hacer cine en ese género posteriormente.

Para los desafortunados individuos que llegan hasta él, el aparentemente acogedor Motel Bates se convierte en una trampa mortal, y la sensación de miedo solo crece cuando la acción se muda a la casa Bates en la colina para el inolvidable clímax de la película. Si aún no la vio, vale la pena que se tome un tiempo y la encuentre.

“Psicosis” es una de esas raras películas que, una vez que uno empieza a verla, olvida que fue hecha hace ya más de medio siglo. Un clásico para el cual la palabra atemporal parece haberse inventado explícitamente.

Aunque completamente aislado en las montañas de Colorado, Estados Unidos, el Hotel Overlook es un lujoso edificio bien provisionado con alimentos, abrigo y comunicación directa vía radio con la Policía cuando queda en manos de Jack Torrance (Jack Nicholson), un escritor que acepta cuidar el edificio con su esposa y su hijo durante los meses de invierno, cuando el hotel no recibe inquilinos.

Sin embargo, pronto los nuevos inquilinos del Overlook se dan cuenta de que no están solos, y lo que está con ellos es mucho peor que un asesino armado con un cuchillo, y se da inicio a un tenso y perturbador descenso gradual a la demencia y la desesperación.

Esa es la premisa de la obra maestra del cine de terror que es “El Resplandor”, la película del legendario cineasta británico Stanley Kubrick basada en la novela homónima de Stephen King. Es una película que ha inspirado análisis tras análisis del simbolismo de sus escenas más enigmáticas -y las tiene a montones-, pero que también puede ser apreciado a un nivel más fundamental como una película de terror expertamente ensamblada por uno de los grandes genios del cine, que convierte al hotel en un personaje más, complejo e inquietante, siempre al acecho.

En esta taquillera película del aclamado director español Alejandro Amenábar, Nicole Kidman encarna a la protectora madre de dos niños que sufren de una rara aflicción que los hace excesivamente fotosensibles, al punto que la luz solar puede dañarlos. Por lo tanto, ella y sus hijos viven encerrados en su mansión en el campo, con la sola compañía de un trío de misteriosos sirvientes mientras el padre de familia se halla lejos, peleando en la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, una serie de inexplicables eventos hacen temer a Grace (el personaje de Kidman), que una presencia de naturaleza desconocida pudiera estar con ellos en la casa. Su hija más pequeña habla constantemente de un niño llamado Victor que supuestamente está en la casa. Puertas que deberían estar cerradas aparecen misteriosamente abiertas.

Empleando elementos como una inquietante y omnipresente neblina en las escenas diurnas, y un uso desesperantemente opresivo de la oscuridad rota solo por alguna que otra vela encendida en las escenas de noche, Amenábar logra mantener al público en tensión constante, hasta la sorprendente revelación final.

Lejos de las pesadillas sobrenaturales de los dos últimos ejemplos, el thriller de 2002 “La Habitación del Pánico” es una historia mucho más sencilla pero elevada a cotas de tensión altísimas gracias al manejo experto de cámara, actores y tiempo por parte del director David Fincher, quien antes ya se había probado como uno de los grandes con películas como “Siete Pecados Capitales” y “El Club de la Pelea”.

Jodie Foster es una madre divorciada que se muda con su hija (Kristen Stewart) a una casa que cuenta con una “habitación del pánico”, una impenetrable habitación a la que uno puede ir a refugiarse en caso de peligro, y a la que inmediatamente se lanzan cuando tres hombres irrumpen en su casa; el problema es que lo que los invasores buscan está justamente dentro de la habitación.

Aunque lejos de ser lo mejor en la filmografía de Fincher, “La Habitación del Pánico” es una de esas películas que tiene una facilidad para poner al público nervioso, y logra con ciertos ingeniosos giros mantener la acción variada y constante a pesar de transcurrir en un mismo lugar todo el tiempo.

Con un estilo que emula abiertamente el trabajo de Alfred Hitchcock aplicándolo al género de la ciencia ficción, el director M. Night Shyamalan -quien por entonces era considerado por muchos como el “próximo Spielberg” luego del éxito masivo de su película de 1999 “Sexto Sentido”- estrenó la película que el legendario crítico Roger Ebert calificaría como “el trabajo de un cineasta nato”.

Graham Hess (Mel Gibson), un exsacerdote viudo dueño de una granja que vive con sus hijos pequeños y su hermano, encuentra extrañas señales en su plantío, del tipo que comienzan a aparecer en todo el mundo y que desde hace años fueron adjudicados a extraterrestres. Desde entonces se suceden numerosas señales que apuntan a la inquietante presencia de seres extraños: una figura humanoide en un techo, algo que se mueve en la oscuridad, la inquietud preocupante de un perro que no deja de ladrar, la ambigüedad de los reportes noticiosos en la televisión.

“Señales” es un ejemplo brillante de cómo la regla de “menos es más” es tan vital para el cine de terror. Usando solo sonidos y apariciones vistas de reojo, Shyamalan deja que la imaginación del espectador haga el trabajo y se imagine horrores impensables.

En 1997, el destacado realizador austríaco Michael Haneke se presentó en el Festival de Cannes con un perturbador y extraño filme de suspenso llamado “Funny Games”, que el propio Haneke rehizo en 2007 en una versión norteamericana con Naomi Watts y Tim Roth.

Ambas películas, concebidas como un comentario de parte de Haneke sobre la excesiva violencia sin sentido en el entretenimiento, siguen a una familia de tres que va a pasar unas vacaciones en una casa costera, y son visitados por un par de jóvenes que comienzan a torturarlos con sádicos “juegos” sin motivo aparente.

Estos no son filmes para todo el mundo. Las largas tomas que siguen a las explosiones de violencia duran en ocasiones varios minutos, y aunque en ningún momento se vuelve muy gráfica, la violencia de la película golpea fuerte y sin respetar géneros o edades, y el filme cuenta con cierto grado de surrealismo, con los personajes rompiendo el “cuarto muro” y dirigiéndose directamente al público. Si detalles como esos no lo molestan, “Funny Games” es un interesante ejemplo de cine de tensión.

Un edificio de departamentos en Barcelona, España, no suena como el escenario de una historia de horror, hasta que se convierte en uno en la claustrofóbica producción española “REC”. Tomando el ejemplo de películas como “La Bruja de Blair”, los realizadores españoles Paco Plaza y Jaume Balagueró presentan toda la película como los testimonios visuales de los sangrientos acontecimientos filmados por sus propios protagonistas, empleando la inestabilidad de la cámara y la limitada luz de su linterna para acentuar el nerviosismo.

En la película, un grupo de bomberos acompañados de una reportera y un camarógrafo de televisión ingresan a un edificio tras recibir una llamada sobre una mujer anciana atrapada y herida. Sin embargo, ellos y los demás inquilinos del edificio pronto se ven atrapados cuando las autoridades ponen el edificio en cuarentena con ellos adentro; alguna especie de virus se liberó adentro, transformando a los infectados en homicidas dementes.

Una desesperante y tensa película que combina el terror sobrenatural con el horror biológico del cine de zombis moderno en una forma creativa y novedosa.

De todos los filmes en esta lista, este es el que más se le parece, al menos superficialmente, a “Cacería Macabra”, y aunque está lejos del nivel de calidad de algunas de las películas arriba mencionadas, “Los Extraños” es una película adecuadamente tensa y sorprendentemente oscura y atrevida por momentos, prefiriendo tomarse su tiempo y generar suspenso en vez de llenar el tiempo con violencia, aunque llega a lugares inesperados con esa violencia cuando decide emplearla.

Liv Tyler y Scott Speedman encarnan a una pareja que va a una casa de vacaciones y es atacada por tres extraños enmascarados que intentan matarlos sin razón aparente.

Esta película británica no tuvo demasiado destaque cuando se estrenó en 2008, aunque puede encontrarse en los clubes de DVD de nuestro país, lo que es afortunado porque se trata de un buen ejemplo de cine de suspenso del tipo más brutal.

Kelly Reilly y Michael Fassbender son una pareja que va de vacaciones a un lago en la campiña inglesa, donde son blanco del acoso de un grupo de adolescentes locales. La situación pronto se agrava y la pareja acaba encontrándose huyendo y escondiéndose en los bosques, alejados de toda ayuda.

“Eden Lake” es uno de esos filmes difíciles de ver; con un guión efectivo y buenas actuaciones, la película establece la tensión desde el primer encuentro de la pareja con los jóvenes, y lo va aumentando con cada desgracia que cae sobre los desafortunados turistas, con cada pequeño triunfo de su parte y con cada cruel giro de la trama.

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