Al ritmo de batería

La pasión por la batería los llevó a integrar fuertes bandas de la escena local, y hoy transmiten sus conocimientos desde su propia academia.

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Se trata de Diego Riveros (Deliverans) y Gonzalo Resquín (La Secreta), jóvenes que encontraron en la batería su mejor forma para hacer música. Hoy son cabeza de un nuevo proyecto: Druma, una de las primeras academias paraguayas dedicadas exclusivamente a ese instrumento.

Riveros, baterista de Deliverans y baterista de sesión de músicos como Iván Zavala y Tribu Sónica, presenta oficialmente el proyecto.

-¿Cómo nació tu pasión por la música y la batería?

-Mi pasión por la batería, y por la música en general, fue desde que era muy chico. Gran parte de mi gusto musical se lo debo a mi vieja, por escuchar sus vinilos cuando era muy chico... y ya después, gracias a mis hermanos mayores. La pasión por la batería no recuerdo bien cómo nace en mí; creo que fue algo de fábrica.

-¿Qué destacás de tu carrera como baterista?

-Estudié en con el gran Nene Barreto, entre otros grandes exponentes de la batería, como César Cipolla, Toti Morel... También viajé a México y a Inglaterra, en donde pude estudiar en la Academia de Música Fermata y en la London Music School, respectivamente.

Ahora soy baterista de Deliverans y baterista de sesión de Iván Zavala, Aviadores del Chako y Tribu Sónica.

-¿Cuáles son tus principales influencias como instrumentistas?

-Escucho prácticamente de todo, ¡te asustaría mi playlist!. Pero los estilos que más me influencian son el jazz y el rock. Aún así, creo que cerrarse a estilos y no abrir nuevas puertas musicales es morir como músico, para mí. Hay que escuchar de todo y, por sobre todo, estar actualizado.

-¿Cómo nace Druma?

-Druma es una academia de batería y percusión para niños, jóvenes y adultos. Nace a partir de una idea mía y de Gonzalo (Resquín) de dar clases; y nuestra pasión por el instrumento y por la enseñanza. Pensamos que era hora de llevar la enseñanza de la batería a un nivel diferente, darle la importancia que realmente se merece. Es también un lugar abierto a no solamente bateristas, sino a todos los músicos, para generar un espacio en donde podamos compartir conocimientos.

Druma nació hace poco tiempo, estábamos dando clases de manera independiente y decidimos aunar esfuerzos y encontramos el lugar perfecto en una ubicación muy buena también. (Santa Rosa 382, entre España y Mariscal López).

-¿Cómo trabajan en el plan académico de los cursos?

-Tenemos estudiantes de todas las edades y de muy distintos niveles, desde principiantes a avanzados. Cada alumno es un mundo diferente: tiene necesidades y gustos diferentes. Lo ideal es siempre apuntalar las debilidades y desarrollar las virtudes de cada uno de ellos. Es diferente el enfoque de la clase para un adulto que para un niño, aunque el fin es el mismo: estudiar música y divertirse durante el proceso.

-¿Considerás que es posible vivir actualmente de la música en Paraguay?

-Es posible, aunque falta mucho apoyo por parte de las autoridades. También hace falta más espacios para mostrar la música que uno hace. Hay muchísimo talento en Paraguay, pero lastimosamente muchos músicos quedan por el camino o tienen que migrar a otros países porque su talento no es valorado acá... eso es triste.

-¿Qué le recomendarías a un joven con aptitudes de baterista?

-Por sobre todas las cosas que estudie y se forme. La música requiere disciplina y eso rinde sus frutos a la larga. No rendirse si es que realmente uno aspira a seguir un sueño y, por supuesto, ¡divertirse!.

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