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Las noticias llegaban una tras otra aquel jueves 16 de octubre. Sandra Quiñónez, fiscal de la unidad especializada de lucha contra el terrorismo y el secuestro, se encontraba en la ciudad de Concepción, capital del departamento del mismo nombre, a más de 400 kilómetros de Asunción.
Quiñónez había llegado al primer departamento porque al día siguiente, el viernes 17 de octubre, debía asistir a la audiencia preliminar de uno de los varios casos relacionados al grupo criminal EPP que investiga. Desde allí había seguido algunos de los reportes que llegaban desde Canideyú sobre el asesinato del corresponsal de ABC Color, Pablo Medina y la joven Antonia Almada.
Estaba realizando un último repaso a lo que debía presentar en la audiencia, cuando recibió una llamada. Al otro lado del teléfono, desde la capital, el Fiscal General del Estado, Javier Díaz Verón, le informaba su deseo de que ella encabezara el equipo del doble crimen que había ocurrido a más de 350 kilómetros de donde ella se encontraba y que acaparaba la atención de todo el Paraguay.
Quiñónez aceptó. Apenas cumplió con los trámites que debía realizar, se dirigió al departamento de Canindeyú. Junto a ella, los fiscales de la zona Néstor Cañete, Christian Roig y Lorenzo Lezcano conformaban el equipo del Ministerio Público que debía llevar adelante la investigación.
Desde Asunción, un equipo de investigación de la Policía encabezado por el comisario Gliberto Fleitas partió rumbo a la zona para iniciar las pericias.
A días de cumplirse un año del día del doble asesinato, la fiscal reconoce que la tarea que le encomendaban no era nada sencilla. “Lo primero fue mi agradecimiento por la confianza en mi trabajo y después lo que yo siempre me autoexijo: hacer un trabajo lo más transparente posible para que no exista ningún tipo de cuestionamientos”, relata en conversación con ABC Color.
“No era poca cosa, como todas las causas en las que me tocan trabajar. Para mí todas las causas son importantes. Es una obligación trabajar bien y más cuando se te confía una causa como esta en la que todo el país esperaba ver resultados”, agrega.
Los cuestionamientos no tardaron en llegar, pero apuntaban a otro componente del equipo que ella coordinaba: Néstor Cañete. El fiscal ya había investigado otros casos en el que estuvo involucrado Vilmar “Neneco” Acosta, a quien se comenzaba a señalar como el supuesto autor intelectual del asesinato de Pablo Medina y Antonia Almada; y en esas oportunidades el exintendente de Ypejhú había quedado libre. Fue así que dos semanas después, fue apartado del equipo en el que siguieron Quiñónez, Roig y Lezcano.
Luego de este tiempo, hay un detenido en la causa que investiga el homicidio de Pablo y Antonia: Arnaldo Javier Cabrera, chofer de “Neneco” Acosta y quien habría actuado como cómplice. Todavía se espera la extradición del exintendente de Ypejhú y aún siguen prófugos Wilson y Flavio Acosta, señalados como los supuestos autores materiales del doble crimen.
“La causa tiene su proceso normal”, afirma Quiñónez sobre el tiempo transcurrido y el avance de la causa. Decenas de diligencias y procedimientos se han realizado desde el 16 de octubre de 2014 y, según señala la fiscal, se siguen realizando.
Sobre los Acosta, la representante del Ministerio Público explicó que los tres siguen en rebeldía. Esto quiere decir que para la investigación que se lleva adelante no corren los plazos. En el caso particular de Vilmar, los fiscales solicitarán que el estado rebeldía sea levantado recién cuando se encuentre en territorio paraguayo, algo que el ex jefe comunal de Ypejhú intenta aplazar a como dé lugar. Hace apenas algunos días, cuando se esperaba simplemente algunos trámites diplomáticos entre Paraguay y Brasil para que fuera traído a nuestro país, Acosta Márques encontró una nueva argucia para dilatar el proceso.
“Todos esperamos el momento que se produzca la extradición”, señala la fiscal. Recordó que en varias oportunidades había dicho que el proceso podía ser más largo de lo que se suponía. “Puede durar meses o incluso más”, había expresado en algunas de esas oportunidades. Hasta el momento han pasado 7 meses y 8 días desde que Neneco fue detenido en tierras brasileñas y si bien las autoridades del vecino país ya se han expedido a favor de su extradición, él sigue tratando de zafar.
Mientras tanto, su hermano Wilson y su sobrino Flavio siguen prófugos. Sobre ambos también pesa orden de captura internacional y se procedió a la difusión roja a través de Interpol. “En relación a los prófugos, seguimos con los trabajos y las pericias”, asegura Quiñónez.
De hecho, afirma, hace algunos días tuvo una reunión con el grupo de investigadores para realizar una revisión del caso. “El trabajo que se viene haciendo es el mismo desde que ocurrió el hecho, buscarle a los dos prófugos. También hay algunas pericias que estamos haciendo”, puntualiza.
El Ministerio Público ya solicitó también el cambió de la carátula del caso, para que pase a denominarse: “Vilmar Acosta y otros sobre homicidio doloso”.
Quiñónez reconoce que lo más difícil de casos como éste es encontrar los elementos suficientes para determinar la autoría moral, lograr el trabajo en conjunto con la Policía para llegar a ello. “Ese trabajo Fiscalía-Policía que hicimos en conjunto es lo que nos hizo llegar”, puntualiza. Para ello partieron de la declaración de la testigo que sindicó como autor material del crimen a Wilson Acosta Márques, hermano de Vilmar y un conocido sicario de la zona baja de Canindeyú y del suroeste brasileño.
“Fueron momentos difíciles porque la ciudadanía exigía una respuesta inmediata, pero también hay que ir encajando las piezas. Debíamos tener elementos contundentes para presentar las conclusiones de la investigación”, asevera.
Los elementos probatorios y las pericias dan cuenta de que además de los que hasta ahora fueron sindicados como los supuestos autores, no habría nadie más involucrado en el caso. “Puedo decir que los elementos con los que contamos no me llevan a ningún otro tipo de personas que puedan estar involucrados en este. En ese sentido, fuimos bien objetivos”, indica la fiscal.
Quiñónez afirma tajante que no está dispuesta a permitir que la causa se politice, “porque un agente fiscal no puede basar su acusación en una situación política”.
Asegura además que si bien no hay mucho ruido mediático, los trabajos siguen para dar con quienes siguen prófugos. “El trabajo en silencio es lo que nos valió llegar a lo que llegamos, tener los elementos contra Vilmar, Wilson y Flavio. Solamente nosotros sabíamos como estábamos realizando el trabajo y debemos seguir con sigilo”, asegura.
“Hubo momentos difíciles pero siempre tuvimos apoyo de nuestros superiores. En ningún momento yo recibí ningún tipo de presión, salvo el tener que aclarar el caso. Estamos en deuda con Wilson y Flavio, pero me siento tranquila porque (los componentes del equipo de trabajo) siguen trabajando, les vi con el mismo entusiasmo y determinación que el primer día”, apunta.
A un año del asesinato de Pablo y Antonia, la investigación fiscal ya identificó a todos los implicados. Uno de ellos se encuentra detenido, dos están prófugos y otro intenta evitar su extradición desde Brasil.
juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano