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El Cormorán-II es un Vehículo Autónomo de Superficie (ASV por sus siglas en inglés), cuyo diseño se fundamenta en el prototipo Cormorán-I, de un metro de largo y construido en el Laboratorio de Sistemas Distribuidos (LSD) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción (FIUNA). Ambos llevan el nombre en castellano del mbiguá, un ave semiacuática y pescadora que habita los lagos y lagunas de Paraguay y otras zonas de América.
El proyecto se remonta a 2015, cuando la FIUNA presentó la propuesta ante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Poco antes de la adjudicación, en marzo de 2017, se logró probar con éxito el prototipo en el Lago Ypacaraí.
El Cormorán-I, de fibra de vidrio, tiene 1,15 metros de largo y 36 centímetros de ancho. Es solo de control manual y debajo del casco tiene una sonda equipada con sensores limnológicos para medir temperatura, pH, conductividad eléctrica, oxígeno disuelto, color del agua, etc.
Fue financiado con fondos de investigación del Rectorado de la UNA y este es un video que corresponde a la prueba:
El segundo mbiguá
El Cormorán-II, en plena etapa de montaje, tiene una dimensión de cuatro metros por dos metros y -a diferencia del prototipo- será autónomo. Es decir, se fijarán las coordenadas de viaje y el dron será capaz de navegar por todo el lago, rodear o esquivar eventuales obstáculos en la superficie o debajo de ella y recargarse con energía solar, detalló el jefe del LSD, el doctor en electrónica Derlis Orlando Gregor Recalde.
Además de los sensores de agua, este ASV contará también con sensores de calidad de aire. Explicó que el dron podrá medir los parámetros fisicoquímicos que hacen concluir los puntos de contaminación en el lago.
“Antes de que ocurra un bloom de cianobacterias, se podrá detectar el comportamiento del lago para alertar del aumento de la contaminación a la población y a los entes reguladores a fin de que actúen”, cuenta el profesor Gregor. El dron se está montando en la sede del LSD, ubicada en el Centro de Innovación Tecnológica (Citec) de la FIUNA, en Luque.
Con un aporte de G. 900 millones, el Conacyt financia en 66,3% del diseño, construcción y puesta en funcionamiento del Cormorán-II. El proyecto cuenta con una contrapartida de la Facultad en recursos, equipos y personal investigador y también está como institución asociada la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) de la Universidad de Sevilla (US), Andalucía, España.
Hay asistencia de profesores y alumnos de la US. Por ejemplo, los últimos profesionales españoles que colaboraron en el proyecto a través de una beca fueron la ingeniera en energía renovable Susana Clavijo, quien trabajó en el abastecimiento a partir de energía solar, y el ingeniero en electromecánica Alejandro Balbuena.
El equipo de Investigación y Desarrollo liderado por Derlis Gregor está integrado por el doctor Mario Arzamendia, la máster Regina León, los ingenieros Maira Santacruz y Kevin Cikel y los estudiantes Federico Peralta, David Brítez, Rodney Rojas y Jorge Chaparro. Por la ETSI de España están los doctores Sergio Toral Marín y Daniel Gutiérrez Reina.
El jefe del Laboratorio de Sistemas de la FIUNA indicó que estiman que en un par de meses se harían las primeras pruebas en el agua, a fin de chequear la autonomía del ASV, el control remoto y la carga solar, entre otros aspectos técnicos. Dijo que el objetivo es que entre enero y febrero del próximo año el Cormorán-II esté ya operativo en el Lago Ypacaraí.
En ese sentido, la financiación del proyecto va hasta mayo de 2020 y desde la UNA y la Universidad de Sevilla están presentando otras propuestas para continuar con el monitoreo constante del lago y también para implementar un sistema de flota de drones colaborativos que trabajen coordinadamente entre sí, detalló el doctor Derlis Gregor.