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Un eje clave del desarrollo sostenible de un país es el sector ambiental. Sin embargo, este sigue siendo un tema pendiente. Hay mucho por hacer, y es uno de los desafíos más grandes de este gobierno que asume. La problemática del lago Ypacaraí, la contaminación, la mala disposición de los residuos sólidos y la deforestación son reflejos de que las instituciones del sector no funcionan como debería ser.
En el sector ambiental tenemos todas las leyes, resoluciones y normativas necesarias para evitar los problemas asociados con el área. Sin embargo, no hubo avances porque las instituciones de aplicación de esas normas no funcionan.
En los últimos años, poco o nada se avanzó en el sector, pese a los acuerdos internacionales ratificados el año pasado, en Río+20.
Nuestro país requiere una política ambiental nacional bien aplicada. Dicha política ya existe. Incluso en formato de manual. Pero estará en algún cajón guardado.
El gobierno de Horacio Cartes debe iniciar el proceso de implementación del nuevo modelo de desarrollo sostenible, cuyos ejes obligatorios son: lo ambiental, social y económico.
La Secretaría del Ambiente (Seam) es una de las instituciones que decepciona por su pésimo accionar. Actúa más de carácter policial que de acompañamiento al proceso de desarrollo sostenible.
Requiere una urgente reinvención, una nueva ingeniería de funcionamiento, para que funcione como sus pares de la región y del mundo, en el proceso de desarrollo del país.
La Seam necesita cambiar su enfoque de procedimiento, y quizás requiere que sea elevada a la categoría de ministerio, para que su titular pueda discutir en la mesa de gobierno sobre temas de interés nacional, ya que lo ambiental debe estar en forma transversal en todos los sectores.
Recuperar el lago Ypacaraí
Una herencia pesada que recibe el gobierno de Cartes es la problemática del lago Ypacaraí. Desde setiembre del año pasado, con el bloom de las algas tóxicas, hubo promesas de solución. Corrió mucho dinero en reuniones, creaciones de mesas interinstitucionales y comisiones, que solo sirvieron para reuniones y nada de acción concreta en el lago.
Existe un “plan de los primeros 100 días de gobierno” que una entidad no gubernamental, denominada “Causa nacional por el lago”, presentó a Cartes como paso inicial en la solución del problema del lago y su cuenca.
En el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) se creó una comisión para realizar acciones de mitigación del problema del lago, liderado por el arquitecto Gonzalo Garay y secundado por Rodrigo Mussi Buzarquis, ambos operadores políticos del PLRA. En la práctica, no se hizo nada, pese al anuncio de un fondo de 2,5 millones de dólares, cuyo destino se desconoce.
El desafío de recuperar el lago queda ahora, y demandará tiempo y dinero.
Deforestación masiva
Otro problema no controlado es el de la deforestación. El mal persiste y de la región Oriental, que ya quedó prácticamente “pelada”, ahora se traslada al Chaco.
De casi 9 millones de hectáreas de bosques de la región Oriental quedan apenas 1,2 millones de hectáreas, la mayoría bajo protección legal como reserva pública o privada.
En la región Occidental (Chaco) la tala promedio de bosques es de 250.000 hectáreas por año, conforme con la organización Guyra Paraguay, que da seguimiento al tema.
La consecuencia es la erosión de suelo, la pérdida de nacientes de agua, la falta de infiltración natural de agua a los acuíferos y la pérdida de calidad del suelo hacia la desertificación.
Humo negro
En Asunción, la expectativa de vida apenas supera los 60 años, y se reduce principalmente por la alta tasa de defunciones por tumores. El cáncer de pulmón y de otros órganos está asociado con el humo negro que se inhala, por emisiones de gases como óxido de azufre y de carbono que emiten los transportes por la mala calidad de los combustibles.
Se debe buscar una política de aire saludable, con emisiones controladas de gases, y el primer paso está en mejorar la calidad de los combustibles.
Subastar energías renovables
La Seam no impulsó nada relativo al mercado de carbono ni aprovechó la demanda de energía renovable que ocurre a nivel internacional. Se nos adelantan Perú y Colombia, que están impulsando una propaganda sobre sus potencialidades energéticas limpias y subastan hasta la energía solar.
Nuestro país tiene energía eléctrica para ofrecer en el mercado internacional. También se pueden subastar 100 mil placas fotovoltaicas solares en el Chaco. Ya lo hicieron Perú y Colombia en Madrid, y les fue muy bien.
Otra potencialidad es el biocombustible y el biogás que se pueden producir en los vertederos o con excrementos de animales de corral, principalmente de la cría de cerdos.
Otros sectores atendibles
Urge un programa real de producción limpia y de consumo sostenible. El propio Gobierno debe dar el ejemplo en realizar compras públicas sostenibles, de empresas cuyos productos no hayan producido contaminación alguna en su elaboración.
El área de cambio climático, el mercado de carbono y otros sectores que cuentan con fondos de apoyo deben ser mejor atendidos para evitar problemas similares al presentado con el gobierno de Franco, que se han perdido 10 millones de dólares en donación para una de las áreas citadas.
El desafío queda, y este sector ambiental requiere una atención más seria si nuestro país pretende calificar como modelo en implementación del desarrollo sostenible.