Las brochetas o los ramos de gominolas, los “macarons” franceses o los pasteles de bizcocho rojo “red velvet” son otras de las tendencias que acaparan este año la oferta pastelera para conquistar el paladar de los enamorados.
Los artesanos del dulce buscan así darle una vuelta a las tradicionales propuestas de San Valentín, dominadas por los mencionados bombones y las clásicas tartas en forma de corazón, con dulces pequeños, asequibles y vistosos, que hagan quedar bien al novio o novia sin un excesivo desembolso económico.
Las magdalenas americanas con cobertura de azúcar, que puso de moda la serie “Sex and the city”, se presentan como una alternativa a buen precio y especialmente atractiva para las parejas jóvenes, las que más compran dulces en esta fecha, según coinciden varios pasteleros consultados por Efeagro.
Desde su obrador de Madrid, la repostera Isabel Maestre, Premio Nacional de la Gastronomía, ha preparado este año una serie especial de “cupcakes” para San Valentín: magdalenas “para dos”, con la manzana como ingrediente principal.
Un detalle pensado “más bien para que guste a las chicas, porque son los hombres quienes suelen comprar estas cosas”.
Independientemente del sabor, lo que importa este día es el componente visual según reconoce Maestre, “las cupcakes son muy vistosas” y producen en quien las recibe una inmediata reacción de alegría y felicidad.
También son atractivas desde el punto de vista de su elaboración; tal ha sido su éxito que en estas fechas proliferan los talleres y cursos para aprender a prepararlos con el amor como telón de fondo: besos, corazones, rosas y lazos acaparan los motivos decorativos.
“Este tipo de pastelería es mucho más divertida para regalar, tiene muchos colores y se puede personalizar”, subraya la repostera Maria Mirabelli, dueña de la escuela de talleres “Party Design” y para quien la clave del éxito es “la imaginación”.
El furor por las “cupcakes” se combina con la demanda de pequeños bocados dulces, menos contundentes y costosos que las típicas tartas y cada vez más demandados: por ejemplo los “cake pops”, unos bombones sujetos por un palo a modo de piruleta.
Una apuesta que, con forma de corazón y bizcocho “red velvet”, se convierte en irresistible para los enamorados, según la repostera y también directora de talleres Toñi Garrido (Golden Cupcake, León).
“Son obsequios pequeños que casi todo el mundo puede permitirse; no se trata de hacer un gran derroche, sino de tener un detalle”, afirma Garrido.
La apuesta por los pequeños obsequios también manda en el obrador de Alejandro Montes en “Mamá Framboise”, con una novedosa serie de piruletas con miel, canela, jengibre y chocolate negro.
Su estrella para San Valentín es la tarta “Game of love”, de bizcocho “daqcoise” de coco, con mango y cremoso de queso, decorada con una baraja de cartas de chocolate blanco, “porque el amor es un juego en el que se gana y se pierde”, ha señalado Montes.
En su opinión, “no se pueden hacer cosas demasiado extrañas o caras, pero sí cosas bonitas y darle una vuelta a los clásicos; puede haber el mismo amor en un regalo caro que en una tarta de frambuesa”.
Los ramos de golosinas o brochetas de corazones de gelatina son otra alternativa económica para San Valentín que cada vez tiene más aceptación entre España.
“En los últimos años los españoles han aumentado su gasto en golosinas hasta seis euros (unos ocho dólares)”, detalla la responsable de la cadena Oomuombo, Ana Salort.
Eso sí, más allá de las modas, el chocolate sigue siendo el rey de los dulces. “Una cosa no está reñida con la otra”, ha señalado el presidente del gremio nacional de pasteleros españoles, Salvador Santos, quien augura que San Valentín se convertirá “en un acto social como en otros países”, en el que no sólo se regala a la pareja, sino también a los amigos y a la familia.