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Además, conseguir una consulta con un especialista o análisis clínicos puede llevar semanas. La cobertura de terapia intensiva no llega a las principales ciudades del interior, ya que se centran en el Área Metropolitana. La migración desde el interior hacia la capital por motivos de atención sanitaria va en aumento.
El mal servicio de salud que ofrece el Estado afecta a casi toda la población, directa o indirectamente. No solo las dependencias del Ministerio de Salud están saturadas y con atención deficiente, sino se ven graves problemas de cobertura en IPS, además de Clínicas, donde las quejas son diarias. Incluso, los seguros privados están teniendo problemas en cumplir con efectividad con sus clientes por la saturación, un problema que comenzó a hacerse visible en los últimos 5 años.
La cartera sanitaria, durante el gobierno de Horacio Cartes y la gestión del ministro Antonio Barrios, no pudo dar respuesta a la falta de infraestructura. La mayoría de los hospitales, centros de salud y puestos sanitarios fueron construidos hace casi 30 años o más, y nunca fueron adecuados para el crecimiento poblacional. En cada servicio, el panorama común es ver gente agolpada en los pasillos esperando consultar. Los nuevos hospitales inaugurados, en realidad, fueron ampliaciones de un servicio ya existente, y fueron gracias a donaciones extranjeras.
Si bien el Gobierno que se va invirtió en equipamiento médico, lo adquirido fue totalmente insuficiente, por la creciente necesidad en este aspecto. Ver equipos viejos tirados en pasillos o patios de hospitales es común para los ciudadanos que van en busca de atención médica. Pensar que los propios funcionarios dejan que los equipos médicos caigan, por falta de mantenimiento o por mal uso, no es descabellado, ya que esto obliga a los pacientes y familiares a recurrir a centros privados, ubicados frente a los mismos hospitales, en los que está involucrado (como propietarios o como comisionistas) personal de blanco de estos servicios públicos.
El stock de medicamentos en los hospitales del Gobierno mostró en los primeros 4 años (hasta el 2017) un buen rendimiento, saltando problemas puntuales, debido principalmente a fallas en las farmacias internas, como ser pedidos a destiempo o falta de gestión. En el último año, la deuda acumulada con los farmacéuticas comenzó a afectar la provisión de fármacos e insumos, lo que tuvo su repercusión en los servicios. La cartera decidió priorizar entonces las terapias, complementos nutricionales y drogas oncológicas, aunque en este último segmento ya se notan déficit en la actualidad.
El número de camas en unidades de terapias intensivas (UTI) aumentaron en este gobierno; sin embargo, sigue siendo insuficiente. Varias muertes se registraron en los últimos 5 años a causa de que pacientes no accedieron al soporte vital, en especial niños. La situación en el interior es más crítica aun. La espera por una cama de cuidados especiales puede tardar varias horas, lo que deteriora más a un paciente crítico y le reduce las posibilidades de salvar su vida. Por los general, la persona que requiere UTI es derivada al área metropolitana de Asunción, es decir que, luego de esperar horas, debe emprender un largo viaje, lo cual afecta más aun su estado.
Los casos de corrupción no estuvieron exentos, principalmente en Senepa, donde se evidenciaron robo de combustible e insecticida. Igualmente, se hicieron denuncias por robos en el Servicio de Emergencias Medicas (Seme). Se cuestionarios también procesos de compras muy poco trasparentes, además de concursos internos de promoción con dudosos procedimientos, generando incluso la queja de la Secretaría de la Función Pública.
Uno de los soportes de la atención sanitaria en nuestro país es el IPS. Su mal servicio y falta de medicamentos afecta directamente a las dependencias del Ministerio de Salud, ya que estas quedan sobrecargadas cuando los asegurados de la previsional se hacen atender en los hospitales de la cartera.
El instituto pasa desde hace 3 años por un desabastecimiento de insumos y medicamentos. Varios de sus equipos médicos no se arreglan, y a esto se suma la falta de camas, sillas de ruedas, cirugías sin bioseguridad. Para aliviar la alta demanda que sufre el Hospital Central, se comenzaron unas diez obras, cuya construcción presentan retrasos.