Medio ambiente

En 5 años de gobierno de Horacio Cartes se presentaron varios escándalos en temas ambientales que causaron indignación y movilización ciudadana. Se detectaron muchos impactos adversos contra el agua, el aire y el suelo.

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El golpe de gracia fue el decreto 7.702 a beneficio personal del mandatario que dio luz verde para seguir tumbando los montes. Estos atentados contra la naturaleza y otros coronan un periodo para el olvido y al mismo tiempo es un desafío para las nuevas autoridades que tienen el imperioso deber en no caer en errores de su antecesor.

Sin duda, la gestión del magnate tabacalero fue muy cuestionada en el ámbito ambiental que se puede resumir en varios hechos importantes. En primer lugar salta el recordado incidente con el Teju Guasú, en febrero del año 2014. La entonces Secretaría del Ambiente (Seam), que hace un mes pasó a ser Ministerio del Ambiente, autorizó la caza y comercialización de los teju guasu hû y pytâ. Este bochorno ni bien tomó estado público generó la indignación y movilización ciudadana y el ente decidió suspender temporalmente la medida. En ese entonces, la ministra de la Seam, Cristina Morales incluso fue interpelada por el Parlamento.

En ese mismo año, el corazón turístico de Paraguay fue duramente golpeado con la noticia de que el emblemático las aguas del Lago Ypacaraí se tiñeron de verde. El mismo, hasta ahora, afronta una contaminación tan grave que deja en la incertidumbre el futuro de su entorno natural. Los recursos hídricos ubicados en distintos puntos de nuestro país, en su gran mayoría, están contaminados. El acuífero Patiño, por ejemplo, presenta alto niveles de nitrato, casi el triple de lo permitido. Esta situación ya está afectando a cerca de 90 aguateras del departamento Central. En Asunción no queda ningún afluente no poluido. Por citar a los más críticos: Mburicao, Ferreira, Paraguarí, Morotî, Jaén, Jardín, Antequera, entre otros.

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En abril de 2015, también de la mano del ente ambiental y del Ministerio de Obras Públicas se conoció la lamentable intención de vulnerar el parque nacional “Cerro León”. Una ciudadanía de pie logró frenarlo con varias movilizaciones que hicieron saber el rotundo repudio al anunciado proyecto de exploración en busca de hidrocarburos en territorio del mencionado cerro, situado en el Parque Nacional Defensores del Chaco, entre los departamentos de Boquerón y Alto Paraguay, en el Chaco paraguayo. Incluso el presidente Cartes tuvo una desafortunada declaración, asediado por el fuerte reclamo ciudadano, al afirmar que al Cerro León se lo pondría en “una jaula”. La zona de Cerro León forma parte del área en que se desenvuelven los ayoreos, nativos que se encuentran aislados de manera voluntaria.

“Paraguay, campeón en deforestación”

Paraguay es el que más ha deforestado en América en los últimos 25 años, es decir, entre los años 1990 al 2015, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO-ONU). Pese a esto, de 5.000 denuncias en cinco años, prácticamente ninguna tuvo condena, según Óscar Rodas, gerente de Cambio Climático del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Explicó que en la Región Oriental quedan menos de 4.000 hectáreas (ha) de bosques de las 9.000 (ha) de esa época. En cuanto a la Región Occidental, eran 18.000 ha, de las cuales hoy día sólo quedan 11.000 ha.

Reveló que en el Chaco, el departamento de Boquerón es el que presenta la mayor cantidad de bosques perdidos, específicamente Mariscal Estigarribia, mientras que en la Región Oriental, el departamento de San Pedro. En este último departamento, “un solo establecimiento deforestó 12.000 hectáreas en Santa Rosa del Aguaray en los últimos diez años. La eliminación en un solo bloque, un solo propietario”, enfatizó.

Rodas, en este sentido, denunció que en los últimos años se realizaron 5.000 denuncias, de las cuales “prácticamente ninguna tuvo condena y la ilegalidad sigue campante”, pese a que la Ley 5045/13 de Deforestación Cero, está en vigencia.

La Nasa (National Aeronautics and Space Administration) en su verificación satelital del 14 de agosto de 2016, en la zona del Gran Chaco sudamericano que comprenden los países de: Paraguay, Argentina y Bolivia, detectó que en nuestro país se deforestó 142.000 kilómetros cuadrados.

El instituto Forestal Nacional (Infona) tras verificaciones informó que en el año 2017 en el Chaco se desmontaron 10.000 hectáreas de bosques, esto equivale a casi el mismo tamaño de toda la ciudad de Asunción.

Rolando De Barros Barreto, Ministro del Ambiente, sin embargo, en sus informes revelaba otras cifras en cuento a deforestación. De acuerdo a estudios realizados por el Programa Nacional Conjunto ONU REDD integrado por la Secretaría del Ambiente (Seam), el Instituto Forestal Nacional (Infona) y la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas (Fapi), se detectó que “en el periodo 2011-2013 se deforestaron 451.858,28 hectáreas y entre los años 2015-2016 se destruyeron unas 120.00 hectáreas menos a nivel país”, según el ministro. El secretario de Estado insistió en todos sus informes de gestión que si bien los resultados definitivos de los últimos años aún no se tiene con exactitud, se detectó preliminarmente que los niveles de deforestación ha disminuido casi a los mismos niveles que los del 2015.

De Barros Barreto ha enfatizado que la situación actual del aire ha mejorado que incluso le valió el tercer puesto (los primeros son Panamá y Chile) entre los países de Latinoamérica. Sin embargo, admitió que la falta de “conciencia ciudadana” colabora a que se la siga comprometiendo ya que la actividad humana introduce sustancias extrañas o aumenta a niveles peligrosos otras ya existentes en el ambiente, provocando alteraciones en la atmósfera, que afectan seriamente la salud humana. Por ejemplo, se disparan los casos de alergias en niños y adultos. El humo causado por los vehículos a causa del combustible de mala calidad y los motores en mal estado son los principales enemigos.

Cartes, como un golpe punzante al ambiente antes de finalizar su mandato, firmó un “decreto maldito”, así lo denominan varios ambientalistas, que da libertad para la deforestación de bosques nativos, con la posibilidad de extender la pastura y luego plantar árboles de cualquier especie en un lugar elegido. Todo ello significa la pérdida de la diversidad.

Según la investigación hecha por ABC Color, el trasfondo del decreto Nº 7.702 con fecha del 14 de setiembre y que modifica la reglamentación del artículo 42 de la Ley Forestal 422/73, fue simplemente para liberar la deforestación en la estancia del presidente de la República, Horacio Cartes, quien ya tumbó dos millones de árboles nativos basandose en dicha reglamentación. Esta devastación se realizó en su estancia, ubicada en el Chaco.

El mandatario electo, Mario Abdo Benítez, anunció que la presidenta entrante del Instituto Forestal Nacional (Infona), la ingeniera forestal Cristina Alejandra Goralewski Hempel, quien adelantó que derogará el decreto de deforestación de Cartes.

Varios ambientalistas coinciden que si bien Paraguay es rico en recursos naturales, la actividad del hombre se encarga de destruirlo. La estabilidad del clima y el desarrollo de los ecosistemas también están altamente comprometidos. También existe una falta de decisión política ambiental para proteger todo aquello que nos da vida.

Un aspecto destacable en estos años de gestión es la aplicación histórica de sanción administrativa por infracción ambiental con el pago de 20.000 jornales mínimos, equivalente a G. 1.626 millones, a un establecimiento agrícola por deforestación en la Región Oriental.

Igualmente el Ministerio del Ambiente, por primera vez, se incorporó al servicio de Informconf para combatir la morosidad ambiental.

Este gobierno también se destacó por ser la que realizó la mayor obtención de titulación de Áreas Silvestres Protegidas: el Parque Nacional Serranía San Luis, Parque Nacional Tte. Enciso, Parque Nacional Defensores del Chaco y Parque Nacional Médanos del Chaco, a favor del Ministerio del Ambiente. Se crearon las reservas privadas de Tupanói y las de Itaipú Binacional, que son: Tati Yupi, Carapá, Itabó, Yvyty Rokai, Pozuelo Pikyry y Limoy. También la Reserva Privada de Itá Poty.

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