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Bajo un cielo encapotado que por el momento amenaza con un fuerte temporal, el Nuncio Eliseo Antonio Ariotti preside la celebración religiosa, en la vigilia de la festividad de la Virgen de Caacupé. Previo a la misa, los religiosos presentaron una alegoría sobre el inicio de la evangelización en Paraguay, informó Aníbal Velázquez, periodista de ABC Color.
Durante la homilía, invitó a celebrar el testimonio de los santos en la vida familiar; recordando que “ser santo es ser dichoso”. “Esta es la santidad a la que Cristo nos llama, porque quiere que seamos felices y que lo seamos eternamente”, señaló.
El religioso subrayó que los santos no son ídolos, sino modelos. “Son hombres y mujeres que, de una u otra forma, supieron encontrar el tiempo para contemplar a Aquél cuyo retrato resaltan las Bienaventuranzas: Jesucristo. Ellos lo tomaron como modelo y se dejaron moldear por Él”, agregó.
Igualmente, resaltó la importancia de volver a la oración, tan difícil en los nuevos tiempos. “¿Por qué la oración se nos ha hecho tan difícil? ¡Cuántas veces no hemos estado tentados de decir: no sé rezar; ya no sé rezar!”, reflexionó.
El Nuncio se refirió también a la importancia de la paciencia. “La paciencia, el arte de la espera, es una cualidad bíblica. Dejemos que el tiempo haga su obra, tan necesario para que todo fruto madure en nosotros. La santidad no es escalar una montaña cada día. Es vivir la cotidianidad en la presencia de Dios, creyendo, amando, orando, riendo, sirviendo y luchando contra el mal en todos sus disfraces y aceptando nuestros pecados y nuestras grandes limitaciones como oportunidades para descubrir la misericordia de Dios”, agregó.
Finalmente, hizo alusión a la experiencia de los padres de Santa Teresita del niño Jesus: Louis Martin y Céline Marie Guérin , quienes vivieron las promesas de su matrimonio en la fidelidad más absoluta.
“El amor conyugal de Luis y Celia Martin es un puro reflejo del amor de Cristo por su Iglesia; es también un puro reflejo del amor con el que la Iglesia ama a su esposo, Cristo”, señaló. “Luis y Celia dieron testimonio hasta el heroísmo de la radicalidad del compromiso evangélico de la vocación al matrimonio. Brillan delante de los hombres para que estos vean sus buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos”, finalizó.