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Gente de todas las edades recorren entre los peregrinantes con diversos productos, desde velas de cebo hasta anteojos de sol que son ofertados a viva voz. Los niños se especializan en ofrecer velas azules en mil guaraníes cada una, globos de la Sirenita y tereré.
Los más grandes tientan a probar la suerte con juegos de bingo y posters de santos, en liquidación a 5.000 guaraníes. Hay mujeres que sirven jugos de piña bien helado a mil guaraníes el vaso y heladeros que se abren paso entre el gentío haciendo sonar estridentes silbatos.
Intenso movimiento se registra en las horas previas a la misa principal que se oficia a tempranas horas del día 8 de diciembre, en homenaje a la Virgen de los Milagros de Caacupé. Miles de fieles suman presencia a lo largo de la noche y madrugada, lo que favorece la instalación de gran cantidad de puestos de venta fijos en los alrededores del santuario.
Comidas rápidas, bebidas resfrescantes, objetos religiosos y recuerdos abundan en esta ciudad que en la primera quincena de diciembre se convierte en un gran bazar, donde la fe y el negocio transitan juntos de la mano.