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La firma del tratado fue hecha en Brasilia por los ministros de Relaciones Exteriores de Paraguay, Raúl Sapena Pastor; y el de Brasil, Mario Gibson Barbosa; en una ceremonia en las que estuvieron el dictador Alfredo Stroessner; y el presidente del régimen militar brasileño Emilio Gastarrazú Médici.
“Aunque se decía que en los primeros años el Paraguay no recibirá fondos por su venta de excedente al Brasil en compensación por la amortización de su cuantioso aporte de capital para la obra, se estima que nuestro país, en un futuro no lejano, podrá beneficiarse con ingresos calculados en más de 173 millones de dólares anuales por la comercialización de su excedente, lo que da cabal idea de la excepcional importancia económica de la represa de Itaipú, de condominio de las dos naciones”, se leía el día siguiente en el periódico ABC, que también publicó gran parte del tratado firmado.
Posteriormente, se supo que nuestro país cedió no solo el valioso recurso de los Saltos del Guairá; sino también varios derechos económicos sobre la producción que habría de tener la represa.
El régimen stronista fue más que cómplice, como también las autoridades de los gobiernos civiles de años venideros. El 2023 significa una oportunidad para reivindicar el derecho del Paraguay sobre lo que le pertenece.