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Eran cerca de las 15:00 cuando un grupo de 25 senadores congregados en la oficina de la bancada del Frente Guasú aprobó el proyecto de enmienda constitucional en una sesión paralela para favorecer las ansias reeleccionarias de Horacio Cartes. Una hora después, los manifestantes que repudiaban esta violación de la Carta Magna empezaban a congregarse frente al Congreso Nacional.
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Al principio, la mayoría de los manifestantes eran liberales. Poco antes de las cinco de la tarde, empezaron los disturbios. Un fuerte dispositivo policial se encontraba custodiando el Parlamento y los que protestaban se enfrentaron con los uniformados en un ambiente bastante caldeado. Hubo un intercambio de piedras, botellas, balines de goma y muchas personas, en su mayoría jóvenes, resultaron heridas.
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La mayoría estaba congregada sobre la calle Paraguayo Independiente, donde los 'cascos azules' formaron una línea perimetral y empezaron a reprimir a los manifestantes. También utilizaron un carro hidrante pera tratar de calmar a los ciudadanos indignados por la decisión arbitraria tomada por los cartistas y luguistas que apuntaban a la reelección.
El Comisario Prudencio Burgos trató de justificar la represión realizada diciendo que los manifestantes fueron los que arrojaron piedras e intentaron atropellar la valla de seguridad. La represión duró varias horas, el ambiente se tornaba cada vez más difícil e incluso los parlamentarios opositores a la enmienda resultaban heridos.
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El más afectado fue el diputado Edgar Acosta, quien recibió un balín de goma en el rostro. Esa herida le costó más de 10 cirugías y muchos meses de internación en el Brasil. Incluso en este marzo tuvo que volver a viajar al país vecino para su operación número 11.
Eran cerca de las 19:30 cuando un grupo de manifestantes que protestaban en contra de la enmienda constitucional lograron ingresar al Congreso. La Policía Nacional no los detuvo, ni siquiera la Montada tuvo la capacidad o la intención de hacerlo. En pocos minutos la turba avasalló todo y los uniformados se retiraron, dejándolos destruir todo.
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Rompieron los vidrios de la una de las entradas a la Cámara de Senadores. Luego de unos minutos, el humo empezó a salir de las oficinas de guardia del edificio. El fuego, que se inició en un rincón, rápidamente se extendió. Ingresaron al lobby, llegaron a varias oficinas y bancadas, destruyendo todo a su paso; quemando documentos y muebles, rompiendo lo que podían y robando computadoras.
Los guardias del Parlamento procedieron a evacuar a las personas que se encontraban dentro, entre periodistas, funcionarios y manifestantes, que de a poco iban saliendo del recinto. Junto con los funcionarios presentes, corrieron a buscar los extintores de todas las oficinas cercanas, pero no fueron suficientes para combatir las llamas que pronto se apoderaron del Congreso.
Recién a las 21:00 lograron ingresar los bomberos voluntarios hasta la zona de conflicto, para combatir el fuego y, una hora y media después, lograron controlar por completo el incendio.
Desde primeras horas, cientos de efectivos de la montada, antimotines y de las comisarías cercanas custodiaron la sede del Congreso. Sin embargo, luego recibieron órdenes de abandonar la entrada principal del Senado, donde estaba concentrada la mayor masa de manifestantes, e ir a la parte de atrás, donde todo estaba en calma.
Esto fue revelado por el suboficial Gustavo Florentín, quien está acusado por el asesinato del joven Rodrigo Quintana en la sede del Partido Liberal Radical Auténtico esa misma noche. En una carta en la cual detalló lo sucedido ese día, el uniformado contó los pormenores de su actuación y las órdenes que recibió en la trágica noche.
“18:00. Recibimos órdenes de retirarnos de enfrente al Congreso y dirigirnos a la parte trasera del Congreso sobre las calles Paraguayo Independiente y 15 de Agosto”, aseguró Florentín en ese entonces. Estas declaraciones confirmaron los relatos de todos los manifestantes que estaban en los alrededores, quienes aseguraron que, en un momento dado, los oficiales simplemente dejaron de custodiar el edificio.
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Lorena Aponte, periodista de ABC Color, estuvo cubriendo los disturbios en los alrededores del Congreso y relató los minutos de terror que vivió fueron incomparables en todos sus años de carrera en los medios. “Vos veías los cascotes, las balas y las piedras volar a tus costado y no sabías de dónde venían. En cualquier momento algo te podía dar. Sentías que en cualquier momento la vida se te iba”, contó.
Mientras los manifestantes realizaban quemas de llantas y basuras en los alrededores, los efectivos empezaron a desplegarse hacia el Palacio de Gobierno, dejando que los ciudadanos tomaran el Congreso Nacional. “Yo no sé si recibieron órdenes pero empezaron a correr hacia otras zonas y luego formaron tres hileras perimetrales frente al Palacio”, agregó.
Actuamente, hay casi una veintena de imputados por el caso. El fiscal que investiga la causa es Luis Corvalán. Los mismos fueron identificados a través de fotografías y videos que fueron difundidas en los medios de comunicación y las redes sociales.
La investigación se concentra en las personas que supuestamente cometieron las tropelías, pero no indaga la hipótesis de la policía dio carta blanca para actuar a los manifestantes.
El daño superior fue en la planta baja, en la zona del lobby, donde se inició y concentró el incendio. Además, en los costados, las personas rompieron varias ventanas e introdujeron bombas molotov, relató el ingeniero José Gutiérrez, director del trabajo de evaluación por parte de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción.
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Contó que tuvieron que recomendar el cierre de la sala de sesiones del Senado y también otra de reuniones que se encuentran arriba de la parte siniestrada. Esto se debe a que, desde el punto de vista estructural, se concluyó que el porcentaje de utilización de los pisos superiores fue de solo el 30%.
Por la misma razón, las oficinas que se encuentran en los pisos superiores están siendo utilizadas solo parcialmente, para evitar accidentes. “Se utilizan todas pero van intercalando”, explicó el ingeniero Gutiérrez. Para la evaluación realizada por FIUNA, contaron con apoyo de alumnos de la maestría en ingienería civil y también el asesoramiento de la Universidad de Carolina de Norte (EE.UU.) y varias asociaciones del rubro. “Conformamos un equipo interdisciplinario internacional”, dijo.
La obras de reacondicionamiento del Congreso Nacional comenzaron solo en febrero de este año, a casi 11 meses de la quema. En esta primera fase, se realizan los trabajos de reparación de fisuras y daños en general, recubrimientos y limpieza de escombros.
Sebastian Romero, del departamento de Obras del Congreso, explicó que quedan al menos 60 días más de trabajo. Esta primera etapa tiene un presupuesto de G. 850 millones. La Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción colabora con la fiscalización de las obras.
La empresa Gavilán y Asociados, que es la encargada de las obras estructurales, realizó una evaluación y se encuentra trabajando en esta primera fase. El ingeniero Sergio Gavilán destacó que ya han avanzado en un 60%, en un mes de trabajo.
Explicó además que encontraron varias fisuras en las paredes, vigas y un pilar principal, el cual tuvieron que sanear y luego recubrir con fibras de carbono, para poder reforzar la resistencia. Manifestó además que, por el tipo de daño, creen que la temperatura que alcanzó el fuego fue de al menos 350 °C.
En la segunda fase, de obras civiles, se pintará el edificio y se completarán todos los demás detalles, como vidrios y ventanas. Estos trabajos tomarán otros tres o cuatro meses.
Sin embargo, aún no está definido el inicio de esta etapa, debido a que aún existen inconvenientes con la aseguradora, lo cual atrasó desde un principio el inicio de las obras.
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El administrador del Congreso, Ascensión Martínez, explicó que la compañía de seguros solicitó la contratación de un evaluador internacional antes de presentar la liquidación final de indemnización, lo cual fue aprobado por Fernando Lugo, presidente del Congreso.
Aproximadamente el 10 de abril se tendrá el resultado de dicha evaluación. Una vez que terminen las obras de refuerzo de estructura, esperan poder iniciar ya inmediatamente las obras civiles.
Martínez manifestó además que ambas fases tendrán un costo aproximado del G. 11.500 millones, mientras que para la reposición de muebles se necesitarán cerca de G. 5.000 millones. Es decir que, en total, la reconstrucción del Congreso tendrá un costo estimativo de G. 16.500 millones.
Imágenes 360°
Oscar Lescano Barreto
Fotografías
Silvio Rojas