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Desde el cuartel de Cerrito en el Chaco Paraguayo arribaron a Asunción los tanques modelo “Cascabel”, munidos con un cañón de 90 milímetros.
El blindado fabricado en el Brasil tiene un peso aproximado de 11 toneladas, 6 metros de longitud, 2.6 metros de ancho y 2.6 metros de alto, su capacidad es para tres oficiales, un comandante, un artillero y su conductor, seis personas en total.
La misión de la unidad blindada era sitiar la Escolta Presidencial, uno de los últimos bastiones de la resistencia leal a Stroessner.
Más tanques. Para reforzar tal tarea contaron con el acompañamiento de los tanques blindados modelo “Urutu” diseñados para el transporte de personal, que si bien no contaban con un cañón, portaban metralletas punto 50.
También fabricado en Brasil estaba capacitado para transportar hasta a 12 personas, pesaba 11 toneladas vacío y podía llegar a pesar hasta 14 toneladas en combate, tiene una longitud de 6 metros, 2.65 metros de ancho y una altura de 2.12 metros.
Los revolucionarios contaban además con tanques del tipo “Oruga”, estos vehículos no eran de gran velocidad pero sí contaban con un cañón de 30 milímetros. Además, la artillería puso a disposición los morteros de 81 milímetros sin retroceso y granadas de mano.
Desde al aire, la presencia intimidatoria de los “Xavante”, marcaban un antes y un después en la noche de la revolución, pues el vuelo de estas aeronaves (desarmadas) significaba que la aviación se había rendido, lo cual significó un gran alivio para los sublevados.
La intervención de los “Xavante” no fue necesaria debido a que las fuerzas terrestres ya contaban con ventaja suficiente en hombres, equipos y municiones. Además por su alto poder destructivo, debía prevenirse que un eventual ataque no afectase a la población civil.
El avión de combate fue fabricado por la compañía brasilera EMBRAER S.A. Nueve unidades fueron adquiridas por la Fuerza Aérea en el año 1980.
La Armada Nacional tuvo una destacada participación durante el 2 y 3 de febrero, atacando la Comandancia de la Policía que respondía a Stroessner.
Para ello se utilizaron cañones de 75 y 90 milímetros, así como metralletas automáticas que eran disparadas desde los buques.
Para el combate en tierra las tropas comandadas por los Carlos y los Víctor, portaban fusiles FAL, calibre 7.62, de origen belga, que cuentan con un cargador para 30 a 50 balas, una cadencia de tiro de 650 a 700 disparos por minuto y un alcance de 500 metros.
El fusil HK alemán de calibre 7.62 era capaz de alcanzar un objetivo a una distancia máxima de 800 metros y una capacidad de disparo de 600 tiros por minuto.
De igual manera se destaca el Punto 30, una de las armas más utilizadas por los ejércitos a nivel mundial, armas con las que contaban ambos bandos en disputa durante la noche del 2 y la madrugada del 3 de febrero de 1989.
Las tropas leales a Stroessner tenían bazukas antitanques que no llegaron a ser utilizadas, puesto a que ningún blindado resultó dañado.
El armamento disponible para los hombres del exdictador era insuficiente para revertir los ataques de los revolucionarios. A pesar de ello sostuvieron un duro combate en el cuartel del Escolta Presidencial y el Estado Mayor antes de la rendición.
Fuentes consultadas: General Retirado Anibal Regis Romero y el General Retirado Pedro Ocampos, Comandante de las Tropas del Cuartel Divisionario y Comandante del Regimiento de Caballería número 2, respectivamente.