Carlos II: “El pueblo buscaba la democracia”

Un cuarto de siglo atrás cayó el gobierno dictatorial mediante el golpe de Estado del 2 y 3 de febrero de 1989. Uno de sus actores, Gral. Pedro Ocampos (Carlos II), relata aquella épica gesta, desarrolla en una de las noches más oscuras que recuerda.

Dictador Alfredo Stroessner, quien introdujo cambios en los escudos patrios.
Dictador Alfredo Stroessner, quien introdujo cambios en los escudos patrios.

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A mediados de enero del 89, en ese entonces Cnel. Ocampos, comandante del Regimiento de Caballería Blindado Nro. 2 de Cerrito, Chaco, recibe un llamado del comandante del 1° Cuerpo del División, Gral. Andrés Rodríguez, ordenando que se presente a su despacho de la Caballería inmediatamente.

“Nos sentamos los comandantes de las diversas unidades y ahí nos comentó el plan que tenía. Era una subversión lo que hacía Rodríguez porque era ir contra el presidente Constitucional del Paraguay, Alfredo Stroessner”, nos cuenta el general retirado, durante una visita a su domicilio en Luque.

Rodríguez, el segundo hombre más fuerte del país en ese año y consuegro de Stroessner, expuso a puertas cerradas las razones por las cuales se haría el golpe. Entre ellas, la edad avanzada del dictador para seguir al mando del Ejecutivo y la necesidad de contar con un nuevo sistema de gobierno.

“El pueblo buscaba la democratización del país y la dictadura se oponía a ese objetivo”, rememoró Ocampos, quien no descartó que la ambición de poder entre las altas autoridades de la milicia también motivara la gesta.

En ese momento no hubo oposición a lo que se tenía que realizar. “Escuchamos casi alborotados el plan. Era una misión que no iba a caer mal. Nadie iba a ocultar su optimismo”, acotó.

Los comandantes volvieron a sus respectivas unidades para preparar toda la logística y el armamento, sin embargo la fecha del golpe aún no estaba fijada.

“Después nos dijeron que íbamos a irnos en el día de San Blas, el 3 de febrero. Todos estábamos preparados para salir y tomar el Regimiento Escolta Presidencial, el fuerte del presidente. Teníamos que estar a las 6 de la mañana”, especificó.

Sin embargo, repentinamente, todo se adelantó. Una comunicación por radio del Gral. Rodríguez pedía a todas las unidades salir inmediatamente de los cuarteles.

“Oviedo (Lino Oviedo, Carlos III) está conquistando los primeros objetivos, fue la respuesta. A mi me desconcertó eso, sin preguntar por qué, todo el mundo salió rumbo al Escolta”, señala Ocampos, mientras con sus manos acomoda viejos recortes periodísticos sobre el Golpe de Estado.

Nos contó que en ese momento ordenó que 24 tanques se dirigieran hasta al Escolta para intimar al presidente a que renuncie al cargo. Desde Chaco’i, entraron a Asunción por la Avenida Artigas “a unos 100 kilómetros por hora, llevando todo lo que había por delante”, pasando por Perú, para finalmente doblar sobre la calle Silvio Pettirossi hasta salir en la Avenida Eusebio Ayala. Desde ese tramo hasta la Avenida Gral. Santos, calle sobre la cual se encuentra la Escolta.

“Yo no recibí una indicación específica en ese momento. Oviedo era el que dirigía prácticamente todo. Él entró por detrás del Ministerio de Defensa y mató a todos los centinelas que estaban a su paso. Luego nosotros abrimos fuego sobre la Escolta. Desde el tanque se hicieron fuegos rasantes, unos ‘caramelitos’ nada más”, ironizó el general en situación de retiro, entre breves risas.

Comentó que las bajas fueron pocas en esa jornada, aunque no pudo precisar un aproximado.

“No fue un enfrentamiento tenaz de ambos lados. El Regimiento Escolta en ese momento estaba desocupado, estaban los agregados, los que iban a ser soldados. Creo que ahí sí hubo más muertes”, añadió.

Al no ser encontrado el mandatario en el Regimiento Escolta, los actores de la gesta lo buscaron en el Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas, donde fue detenido y llevado por Lino Oviedo hasta la Caballería, escoltado por dos tanques a lo largo del trayecto.

Ya en la Caballería, los líderes de la conspiración hicieron firmar a Stroessner su carta de renuncia, pese a la resistencia del presidente que estaba viviendo en ese momento los últimos minutos de su largo mandato de 35 años.

“Stroessner jamás creyó que el golpe lo haría su consuegro. El segundo hombre más fuerte del país después de él. Yo sé que él pensaba, en los últimos tiempos de su mandato, que era momento de cambiar su modelo de gobierno, y que Rodríguez tendría la capacidad de otorgar lo que el pueblo quería. Pero no que se diera de esa manera”, expresó.

En esa misma habitación se le obligó a firmar su asilo a otro país, lo que fue difícil conseguir, ya que nadie quería al dictador en su nación.

“Nadie lo quería, ni la Argentina, Chile, Uruguay tampoco. Nadie le quería llevar. Hasta que entonces el gobierno de Brasil aceptó que Stroessner fuera a vivir a una propiedad que tenía allá”, manifestó.

Pero faltaba la firma del presidente saliente, quien se negaba a plasmar su nombre en el papel. Ante su resistencia, su hijo Gustavo Stroessner, firmó por su papá y se concretó su salida definitiva del Paraguay.

“Asunción fue una fiesta cuando Stroessner cayó”, subrayó el general retirado, quien hoy cuenta con 76 años de edad.

 

El Gral. Ocampos confesó que durante el operativo no tenía miedo a un posible error.

“No es que me crea superhombre ni nada, pero no tuve temor de nada. Presentía que íbamos a salir airosos”, resaltó.

En lo que respecta a los miembros de su familia, expresó que los mismos no estaban al tanto de lo que pasaría en la noche del 2 y 3 de febrero. “Para que veas el nivel de secretismo”, puntualizó Ocampos.

Para el Carlos II del 89, el país sigue en transición a la democracia porque mucho de los vicios de la época continúan campantes en nuestro siglo.

“Yo creo que desde el golpe comenzó el afán político de la gente de querer disfrutar de lo que les convenía, más allá del bien común. Eso era antes y continúa así. Diputados y senadores ganando grandes millones, gracias a la misión que cumplimos, no por nosotros, porque luego del golpe nadie pensó en asumir cargos”, señaló.

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