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El maestro tiene un rol complejo que abarca múltiples dimensiones y que tiene efectos importantes en la sociedad. “Un docente, primero debe tener la vocación, el amor hacia su profesión, que es un apostolado, un servicio. Le gusta servir, le gusta dejar huellas profundas, son paternales y maternales. Son una figura bastante subestimada, pero eso no significa que no sean importantes, porque aportan muchísimo en la formación humana”, opina la sicóloga Debora Zelada sobre la relevancia de esta profesión.
Cada 30 de abril recordamos el Día del Maestro destacando el papel fundamental que tiene, pues acompaña cada etapa de las personas. “Muchas veces son el modelo de admiración o un gran apoyo. Los docentes pueden llegar a marcar la vida de un alumno para siempre”, resalta Debora.
Abrazar la docencia implica muchas ganas de enseñar y sobre todo de entrega a los demás. “Ganas de aportar un cambio en la sociedad. Pensar diferente, tener una mente con apertura y espacio para la escucha. Es un talento que no todos poseen”, refiere la sicóloga.
El trabajo diario del maestro deja como legado adultos comprometidos. “No nos damos cuenta que los jóvenes y niños son el futuro del país. Son lo más importante que tenemos para dejar a la patria. Es otro desafío poner énfasis en la calidad de vida que llevamos, valorar más el presente, educar para el ahora, educar para el cambio y generar un educando distinto cuyas características principales sean la flexibilidad, la inclinación hacia la democracia, la justicia y la seguridad. Educar jóvenes pensantes, capaces de respetarse entre ellos, el honor, la honestidad son cosas que no tienen precio”, destaca Debora, sobre el papel de estas personas tan importantes en nuestras vidas.