Trabajar unidos en familia tiene múltiples beneficios en el campo

Brindar sostén económico a la familia y cubrir los gastos de estudios son posibles con la agricultura familiar. Así lo asegura Lorenzo Gavilán, horticultor de Juan León Mallorquín, quien junto a su esposa Genara y sus cinco hijos se dedican a esta labor para salir adelante todos juntos.

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JUAN LEÓN MALLORQUÍN (Sara Fleitas, corresponsal). La finca de Lorenzo Gavilán se encuentra a 3.000 metros de la Ruta VII Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, en el barrio Yukery, en donde cuenta con unas cuatro hectáreas. El labriego comentó que dos hectáreas son destinadas al cultivo de hortalizas y el resto para pastaje de animales vacunos, ya que la familia también se autoabastece de leche y queso.

Don Lorenzo dijo además que los varones de la casa, él y sus hijos Moisés (25) y Gilberto (17), se ayudan en el cultivo de hortalizas, mientras que las mujeres se dedican a la cría de aves de corral y a la preparación de comidas típicas para la venta los días sábados, principalmente la sopa so’o.

La familia produce zanahoria, remolacha, rabanito, lechuga, cebollita en hoja, ajo en hoja, perejil, así como locote, arveja, maíz, chaucha y cebolla en bulbo.

Toda la producción vende a muy buen precio, en la feria de productores de Juan León Mallorquín, que tiene lugar cada viernes en el predio de la Casa de la Cultura. Además, doña Genara sale a vender dos veces por semana a la zona urbana.

“En nuestro país no hay fuente de trabajo, por eso la única forma de salir adelante es a través de la agricultura familiar, y toda la producción depende de la planificación”, dijo don Lorenzo.

Al respecto, agregó que en forma mensual cultiva 10 hileras de cada hortaliza, como para que no falte nada.

La agricultura familiar permitió a don Lorenzo cubrir los gastos de estudios de su hijo Moisés, quien es licenciado en Matemática, además de los gastos de sus hijas Patricia (21) y Gabriela (19), ambas estudiantes de enfermería, y Gilberto (17) estudiante de Agromecánica. La última hija de la pareja, Fátima (13), cursa el noveno grado y ayuda a su madre en las labores domésticas y en la cría de aves.

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