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Además, las maderas que componen la comisaría están siendo atacadas por termitas y existe peligro de derrumbe. El local fue construido hace aproximadamente 20 años, y necesita ser reemplazado de manera urgente, por lo que los lugareños exigen a las autoridades policiales que prioricen la construcción de una sede de material cocido.
Los escasos seis uniformados viven bajo el temor de que la comisaría se derrumbe sobre ellos. Entre tanto, el sistema eléctrico se ve afectado por las filtraciones, lo cual acentúa el peligro.
Esta localidad cuenta con aproximadamente 3.000 habitantes, y la sede policial solo tiene seis uniformados, distribuidos en dos turnos.
La ausencia de comodidades básicas también es fruto de la inacción de las autoridades policiales que fueron sucediéndose, pues nada hicieron para mejorar la dependencia policial en este distrito, donde campean la delincuencia, en especial, el narcotráfico. Los uniformados en algunas ocasiones deben abandonar la sede policial para pasar a la casa de un vecino, principalmente por las noches de lluvia y frío.
Solo promesas
En noviembre del año pasado, el entonces comandante de la Policía, Francisco Alvarenga (hoy destituido), prometió iniciar la construcción de cinco comisarías en la zona. Inclusive afirmó que antes de fin de año ya se iniciarían esas obras, pero se fue sin cumplir esas promesas.
Las comisarías que debían ser construidas se encuentran en Yasy Cañy, Maqueti, Villa Ygatimí, Yby Pytã y Ypejhú, según el anuncio del comandante de la Policía. Las obras no se inician, y el narcotráfico campea más que nunca en la zona.