Cargando...
Los pequeños productores hortícolas demuestran que cuando hay voluntad se puede producir, aún sin contar con tierra propia. Lo que no quiere decir que el Estado no está obligado a proporcionarles la posibilidad de contar con terreno propio para mejorar su calidad de vida.
Son varios los productores que sin finca propia se dedican al cultivo de la tierra, principalmente rubros hortícolas como el tomate, locote, repollo, melón, pepino y zapallo. Logran cosechar en cantidad y con calidad.
Recién en febrero de este año recibieron un kit con manguera para riego, malla de media sombra y otros útiles del Gobierno central. También consiguieron el nombramiento de dos técnicos para apoyarlos en el sistema de producción.
Uno de los problemas con que tropiezan es la falta de acceso a créditos de las entidades financieras del Estado. En esas condiciones se ven obligados a recurrir al auxilio de financieras privadas.
El presidente de la Asociación de Horticultores del Alto Paraná, Ciro González, tiene una inversión estimada de G. 250 millones en infraestructura para la producción hortícola. Estas estructuras están asentadas sobre terreno arrendado.
González es uno de los productores de la zona que sin tierra está produciendo sin necesidad de invadir propiedades ajenas. Todo lo construido es justamente mediante créditos obtenidos en financieras porque con el Banco Nacional de Fomento (BNF) y el Crédito Agrícola de Habilitación (CAH) se encuentran con excesiva burocracia para obtener montos exiguos que no les permiten ejecutar sus proyectos.
Ciro cuenta en su finca con plantas de tomate en diferentes etapas de crecimiento. Algunos están bajo invernadero y otros bajo mallas de media sombra con cobertura plástica o vegetal en el suelo. Tiene sistema de riego por goteo, utiliza pozo artesiano y agua de arroyo para alimentar el sistema de regadío.
Le cuesta comprar para su tierra propia, ya que su capital está invirtiendo para mejorar la producción. Además debe honrar sus compromisos con entidades financieras.