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YPEJHÚ, Dpto. de Canindeyú (Alberto Núñez Barreto, corresponsal). El destacamento militar es dependiente de la III División de Caballería de Curuguaty. La precaria estructura de madera se puede venir abajo en cualquier momento, indicaron los pobladores de la zona.
También recalcaron que es una vergüenza el estado de abandono en que se encuentra el puesto, ya que la región es considerada una zona roja debido al narcotráfico.
Los vecinos contaron que el año pasado se procedió a pintar las paredes, pero no se refaccionó la infraestructura del destacamento militar.
Teóricamente, la unidad castrense fue instalada a fin de que efectivos militares resguarden la soberanía paraguaya, pero durante nuestro recorrido por las instalaciones no encontramos a ningún miembro de las Fuerzas Armadas de la Nación.
La misma situación ocurre en la localidad de Itanarã, donde también se halla otro destacamento militar en precarias condiciones.
Según datos, en el puesto de Ypejhú viven al menos cinco efectivos militares.
Las maderas de este destacamento se están pudriendo y se encuentran a punto de ceder debido a la falta de mantenimiento, explicaron los lugareños.
La unidad militar está ubicada a unos escasos 200 metros de la línea seca con la vecina ciudad brasileña de Paraños.
Desde el lugar se puede observar el movimiento de vehículos y de personas que cruzan la frontera, pero los agentes de las FF.AA. no realizan ningún tipo de control.
Uno de los inconvenientes es que los militares ni siquiera cuentan con un medio de transporte, relataron los lugareños.
Indicaron que en el puesto hace falta al menos una camioneta, porque el personal no tiene otra opción que movilizarse con sus medios propios. Hasta deben cargar combustible de sus bolsillos, afirmaron.
Zona liberada para mafias
El abandono por parte de las instituciones del Estado hace que la localidad de Ypejhú se convierta en una zona liberada para el narcotráfico y el sicariato. Cabe recordar que precisamente el exintendente local Vilmar “Neneco” Acosta (ANR) afrontará un juicio oral y público por ser el presunto autor intelectual del asesinato del periodista de nuestro diario Pablo Medina Velázquez (53) y su acompañante Antonia Almada Chamorro (19). El hecho ocurrió el 14 de octubre de 2014.