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CIUDAD DEL ESTE (De nuestra redacción regional). El parque de los saltos del Monday fue entregado en concesión por la Municipalidad de Ciudad del Este al consorcio empresarial Acqua Paraná Tour, que administra y cuida el lugar. Por ello se abonan por las entradas al ingresar. Los niños desde los 6 hasta los 9 años pagan G. 10.000; y desde los 10 años en adelante, todos deben pagar G. 20.000. Aparte, quienes quieran utilizar el estacionamiento para dejar sus rodados, abonan G. 10.000 por el servicio.
Robustos y altos árboles dan la bienvenida a familias enteras y grupos de amigos que los fines de semana aprovechan para tener contacto con la naturaleza y descansar en el sitio. Algunos llevan sábanas o mantas para sentarse bajo la sombra a tomar un tereré. Está prohibido ingresar con comidas, pero sí se permiten bebidas.
Del lado izquierdo del parque, un sendero lleva hasta el principal atractivo: los saltos del Monday.
La fuerza y la velocidad con que el agua cae actualmente, debido a las intensas lluvias caídas, aumentan también el sonido que llega desde la cascada y acompaña a los presentes por todo el parque. A la vista, la maravilla natural es imponente. Según la dirección del viento, finas gotas bañan a los presentes, quienes se toman fotos, incluso selfies.
Para poder observar los saltos de frente, desde abajo, Acqua Paraná preparó un ascensor y escaleras seguras para descender, a partir del mirador principal, 40 metros hasta la orilla del río.
Utilizar el aparato cuesta G. 10.000, pero no siempre está habilitado. En estas fiestas de Navidad, por ejemplo, este servicio estaba cerrado, pero en días hábiles es una opción para el público.
Además de los saltos, quienes visitan el parque pueden pasear por un agradable sendero de 300 metros que atraviesa toda la flora del lugar y luego caminar entre las copas de los exuberantes árboles. Por G. 30.000 y con asistencia de profesionales, los interesados de cualquier edad pueden practicar la tirolesa y realizar arborismo pasando por cinco puentes colgantes.
Un restaurante también se instaló en el parque y desde allí, las familias pueden alimentarse mientras observan el correr del río y oyen, como único sonido, el rugido permanente, producto del impacto del agua con las rocas, al fondo de una caída más de 40 metros.