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CURUGUATY. Dpto. de Canindeyú (Alberto Núñez Barreto, corresponsal). El propietario de la minifábrica de ladrillos huecos Nery Portilla Álvarez se lamenta por la paralización de la producción hace dos meses, a consecuencia de la prolongada lluvia que genera millonarias pérdidas de dinero. Puesto que la demanda es muy alta actualmente, tiene muchos pedidos que debe cubrir, pero la imposibilidad de trabajar lo tiene desesperado, aunque toma como consuelo que el comportamiento de la naturaleza no se puede remediar.
El sacrificado trabajador dijo que produce alrededor de 25.000 ladrillos si el clima lo ayuda, porque con la lluvia la materia prima, que es el barro, no es apta para su utilización. Esto obliga a esperar buen tiempo, principalmente pleno sol al menos una semana de forma continuada para poder iniciar los trabajos. “Hace aproximadamente diez años que trabajo en este rubro que es bastante rentable por cierto”, señaló.
“Mensualmente solía producir alrededor de 25.000 ladrillos huecos, eso se hace con tres quemas al mes, en cada una se obtienen 8.500 ladrillos. Tengo maquinaria que adquirí para agilizar los trabajos ante la demanda. Estamos como siete obreros, pero hace dos meses que estamos prácticamente parados, porque con la lluvia no podemos hacer absolutamente nada”, lamentó.
Precio accesible
El precio de cada ladrillo es mil guaraníes, sin embargo en los locales de venta de materiales de construcción de la zona es G. 1.800, lo cual deja una enorme diferencia cuando el cliente va a llevar en cantidades desde la misma olería.
“Demasiados pedidos tenemos, la elaboración es rápida porque disponemos de la maquinaria que nos permite en un día contar con buena cantidad de ladrillos”, acotó el productor.
Camino en mal estado
La minifábrica de ladrillos se encuentra ubicada en las afueras de la ciudad de Curuguaty, en el lugar conocido como barrio San Isidro –lado este–, distante unos cinco kilómetros del casco urbano cuyo acceso es bastante dificultoso por el pésimo estado en que se encuentra el camino, prácticamente intransitable. Esta dificultad se suma a los tantos inconvenientes para los oleros y además los tramos fangosos empeoran después de cada lluvia registrada.