Produce y vende escobas para mantener a su familia

Un hombre se dedica desde su infancia a la elaboración de escobas, trabajo que le permite sostener dignamente a su familia. Las escobas son muy solicitadas por los colonos brasileños de Santa Rita, Naranjal, Iruña y San Cristóbal, también en el Brasil, donde comercializa a buen precio.

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JUAN LEÓN MALLORQUÍN (Sara Fleitas, corresponsal). Se trata de Antolín Hermosilla, quien dijo que la elaboración de escobas heredó de su padre, Francisco Hermosilla, oriundo de Caraguatay (Departamento de Cordillera) y que también se dedica al rubro.

Recuerda que desde chicos él y sus hermanos ayudaban a su padre, por lo que tienen cierto apego a esta labor. Además de él, sus cinco hermanos se dedican a esta actividad en el mismo barrio. Aunque requiere de mucho sacrificio, es económicamente beneficiosa y ayuda para el sostén familiar.

Actualmente produce alrededor de 800 escobas por semana, que las vende de casa en casa, a G. 8.000.

Don Antolín indicó que recorre las ciudades como Santa Rita, Naranjal, Iruña, San Cristóbal, donde generalmente habitan inmigrantes brasileños que valoran mucho su trabajo.

El fabricante agregó que también lleva su producción al Brasil, donde el precio se duplica, ya que comercializa a G. 15.000 (5 reales) cada escoba, principalmente en la ciudad de Cascabel.

Antolín realiza 4 viajes semanales, alternando las ciudades ya mencionadas, y a la ciudad de Cascabel viaja esporádicamente, una o dos veces al mes.

Además de las escobas cortas, don Antolín también fabrica las escobas largas para techo, cuyo precio para la venta es de G. 35.000.

Explica que para fabricar escobas se requiere de mucha inversión, ya que se deben comprar las plantas de escoba, por las que paga G. 50.000 por cada 10 kilos. También debe adquirir los palos para el mango de las escobas, cuyo costo es de G. 1.400 cada uno.

A esto se suma lo que debe pagar a su ayudante, Juan Ángel González, a quien paga G. 60.000 por cada cien escobas que le fabrica.

Además, la fabricación requiere de alambres, tacuara, clavos, lijas y barniz, lo que también significan gastos.

Comenta con orgullo que, aunque el trabajo es sacrificado, le genera beneficios, ya que gracias a esta labor logra salir adelante con su familia.

Hermosilla está casado con Miguela López, con quien tiene una hija, Gabriela, de 12 años.

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