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ÑACUNDAY, Dpto. de Alto Paraná (Mariana Ladaga, de nuestra redacción regional). El servicio es de relevancia para los que viven en esta zona o para quienes, desde Presidente Franco, deciden acortar camino con dirección a Mayor Otaño y otras localidades del departamento de Itapúa. Se trata de una arteria que atraviesa Los Cedrales y parte de Ñacunday, pero al llegar al río la única forma de seguir el viaje es usar la balsa.
Acorde a las quejas de varios usuarios, el servicio de balsa es preocupante. La embarcación, consistente en gruesas maderas, está colocada simplemente sobre tamboras y atraviesa el río estirada por un cabo de acero y una gruesa cuerda. En el suelo hay aceite y los pasamanos o barreras de protección de los costados están rotas debido a que se herrumbraron.
Además, acorde a la denuncia, hay pocos salvavidas y no existe barrera de protección alguna para evitar que las motos y automóviles caigan al agua accidentalmente, como ya ocurrió anteriormente. Con todo, según los usuarios, por el servicio se cobra G. 10.000, pero no se entrega ningún comprobante.
Ya en marzo del 2013, una mujer y tres niños perdieron la vida porque el automóvil en el que viajaban cayó al Ñacunday. En aquella oportunidad la Fuerza Naval y el Ministerio de Obras Públicas abrieron un sumario e incluso dispusieron que la balsa permanezca amarrada durante varios días, pero los vecinos reclamaron que se reanude el servicio.
El distrito tiene una población de más de 12.000 habitantes y es una de las más productivas de Alto Paraná. Sobre el río había un puente precario que fue arrastrado en 1993 por la corriente del cauce hídrico.
Desde entonces los pobladores cuentan solo con la balsa para comunicarse con Ciudad del Este, Presidente Franco, Minga Guazú y Hernandarias.