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YASY CAÑY, Canindeyú (Alberto Núñez, corresponsal). La poca producción del sésamo y más aún el bajo precio causan grandes perjuicios a los agricultores de esta zona.}
Esta actividad representa millonarias inversiones para los labriegos que siembran esta semilla con la esperanza de obtener mayores ganancias; sin embargo, últimamente sufren pérdidas y la situación se hace preocupante. Inclusive muchos piensan en apostar a otro rubro agrícola que les permita conseguir ingresos necesarios para subsistir.
Los labriegos del asentamiento Mandu’arã, ubicado en este distrito, comenzaron la cosecha de sus productos con el objetivo de salir adelante. Pero se quejaron que como siempre la gente pobre es aprovechada por los empresarios quienes son los que se quedan con las ganancias.
Las posibles causas de la baja producción serían la prolongada sequía o la mala calidad de las semillas que fueron adquiridas, coincidieron en señalar varios de los productores disconformes con el resultado.
El cultivo de sésamo, así como el de chía, entre otros productos, tiene un costo muy elevado y hace necesario recurrir a créditos.
La última cosecha tuvo muy bajo rendimiento, lo que implicó una pérdida para los productores. En la reciente zafra, una familia pudo cosechar 300 kilos de sésamo de una extensión de una hectárea y media, sería 200 kilos por cada hectárea, y lo que vendieron a 5.200 guaraníes por cada kilo, completamente insuficiente para cubrir los gastos de trabajo, teniendo en cuenta que se debe contratar al menos cinco personas y pagarles G. 50.000 por día.
Los agricultores de esta región analizan la posibilidad de cambiar de rubro y ver cuál podría ser mucho más rentable. Incluso, varios productores comenzaron a sembrar ka’a he’ê, cuyo precio de venta supera los 7.000 guaraníes.