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“La intención es que los alumnos pongan en la práctica todo lo aprendido en la teoría, por un lado, y por otro lado, abastecer el comedor de la institución”, explicó Víctor Fretes, catedrático encargado del proyecto.
Añadió que la mayor parte de la producción está destinada para el consumo de los estudiantes y cuando la cosecha es abundante también se comercializa en los supermercados locales.
Para la producción, los alumnos cuentan con la asistencia financiera de los padres, pues la institución no posee los recursos económicos para comprar semillas de alta calidad.
En tanto que los estudiantes indicaron que lo que se pretende es llegar a convertir a la institución en una escuela agroecológica, por eso utilizan abonos y defensivos orgánicos.
Indicaron que utilizan estiércol de animales para el abono, y que cultivan varias plantas con flores que en algunos casos sirven como repelentes de insectos depredadores, y en otros casos, para atraer insectos beneficiosos a los cultivos.
Alumnos y docentes coincidieron en que tanto el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) como el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) deben buscar mecanismos de acción para dotar de mayor infraestructura a los estudiantes de la modalidad agropecuaria.