Escuela en ruina, pero intendente destina Fonacide donde él estudia

Urge la reparación del techo de la Escuela Básica Nº 972 “San Agustín” de Juan León Mallorquín. Según los alumnos y el director de la institución, ya están cansados de pedir las mejoras a la Comuna local sin resultado positivo. Mientras, el intendente Mario Noguera (PLRA) inauguró dos aulas más en la facultad donde él estudia y donde las mejoras no son urgentes.

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JUAN LEÓN MALLORQUÍN (Sara Fleitas, corresponsal). El director de la escuela “San Agustín” de la compañía Paz del Chaco Norte, a 3 km de la Ruta VII “Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia”, Umberto Cantero, dijo que ya no va a insistir con sus pedidos a la Comuna, ya que está cansado de preparar proyectos y presentarlos cada año.

“Cada año presentamos nuestro pedido a la Municipalidad, con todas las documentaciones, pero no logramos nada. Las autoridades se burlan de nosotros”, lamentó el funcionario.

Explicó que son seis las aulas que precisan techo nuevo ya que es imposible dar clases en días de lluvia. Los muebles y materiales didácticos también son dañados cada vez que llueve. Además del cambio de techo, la escuela necesita dos aulas más, pues el número de alumnos ha aumentado considerablemente con la implementación de la Iniciación Profesional Agropecuaria (IPA), por lo que los alumnos dan clase debajo de los árboles o en los pasillos. La escuela es una de las más antiguas de la zona, pues fue fundada en 1967.

Facultad de intendente

Pese a tener conocimiento de las necesidades de la escuela San Agustín, el intendente Mario Noguera (PLRA) ha optado por construir dos aulas más en la Facultad de Economía (UNE), filial Juan León Mallorquín, donde cursa la carrera de Administración de Empresas. El costo de las dos aulas fue G. 158.000.000 y fueron construidas con recursos del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide).

En total, Noguera ya construyó ocho aulas en dicha facultad desde que asumió la intendencia en el 2010, e insiste en que no viola la Ley de Fonacide, y explica que un 20% de estos recursos puede utilizarlos para obras de desarrollo en la comunidad. Considera un orgullo para él haber construido aulas para la capacitación de los jóvenes.

Mientras, olvida las necesidades más urgentes de los niños.

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