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SALTO DEL GUAIRÁ (Rosendo Duarte, corresponsal). Por primera vez, en los últimos ocho años, la oferta de locales para comercios en esta ciudad supera a la demanda. Solo sobre la Avenida Paraguay, la principal del distrito, existen actualmente centenares de salones comerciales en oferta para su alquiler. En su mayoría están dispuestos en nuevas galerías comerciales recientemente habilitadas.
La nueva situación, provocada en parte por la crisis en el comercio local, resulta novedosa en esta ciudad, considerando que hasta hace poco conseguir un local para un nuevo negocio resultaba excesivamente difícil. Incluso, muchos comerciantes fueron obligados a pagar por adelantado por un salón comercial antes de que sea edificado.
Según datos de la Comuna, solo este año fueron habilitados seis nuevas galerías comerciales con un promedio de 15 salones cada una. A esto se suma una gran cantidad de locales que van siendo deshabitados por efecto de la crisis en el comercio fronterizo, que se arrastra desde hace varios meses.
Según la Secretaría de Turismo de la Municipalidad, la expectativa es que aumente la demanda de salones en los tres meses finales del año, aunque por otro lado existen claros indicadores de que el nivel de demanda esta vez no sería como en años anteriores.
“La gente ya está menos arrojada y más especulativa a la hora de invertir en un negocio aquí en Salto. Es que ya hay algunas malas experiencias de personas que vinieron con todo y no les fue bien”, señaló el secretario de Turismo local, Juan Alberto Rojas.
Incluso, algunas inversiones en edificación, no muy bien pensadas, ya están a la venta, aunque no son muchas.
Precios por las nubes
A pesar de esta situación, el precio de los inmuebles, tanto para la venta como para alquiler siguen por las nubes. Un salón comercial de 40 m2 no se consigue por menos de 1.000 dólares mensuales. mientras que un inmueble en el microcentro de la ciudad sigue costando muy cerca del millón de dólares.
La crisis
La situación del comercio en esta ciudad fronteriza es motivada especialmente por la caída del real brasileño, que pasó los 2,50 por cada unidad de dólar. Esto provoca la disminución permanente de la ventaja comparativa en los precios de las mercaderías ofrecidas en nuestro país con relación al precio de los mismos productos en el Brasil.