Viva mejor y más tiempo

Una de las razones por las que enferma el corazón es porque hemos llevado un estilo de vida sin precauciones, no nos hemos cuidado lo suficiente. El Dr. Miguel Angel Quintana(*), cardiólogo, amplía el concepto.

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-¿En qué consiste la prevención cardiovascular?

-Creo que vale la pena verla en sus dos aspectos. El del paciente quien debe antes que nada preocuparse por conocer y aceptar la situación de “estado en riesgo” y el del médico quien debe tener la capacidad de determinar por medio de diferentes variables clínicas, laboratoriales, epidemiológicas y psicosociales el “perfil de riesgo” que el paciente heredó o generó con su estilo de vida.

La prevención consiste en modificar aquellos “estados de riesgo” sobre los que podemos intervenir para reducir al máximo posible los eventos cardiovasculares, es decir infartos, insuficiencia cardiaca, ataques cerebro vascular entre otros.

-¿Con qué medidas prácticas podemos cuidar nuestro corazón en distintas edades?

- Muy recientemente se publicó un seguimiento de 15 años en la población de EE.UU. cuya previsión fue obtener una reducción cercana al 50% de eventos cardiovasculares implementando evidencias médicas conocidas y aceptadas ya en el año 1988. El resultado obtenido en el año 2003 fue que la aplicación de estas conductas lograron reducir un 47% la prevalencia de eventos cardiovasculares, casi idéntico a lo proyectado. ¿Cómo se logró esto? En el 60% de los pacientes las medidas más importantes fueron la adherencia a los tratamientos farmacológicos apropiados tanto para modificar los factores de riesgo como para tratar la enfermedad coronaria ya establecida, las intervenciones coronarias (cirugía de by pass o intervenciones por catéteres), la pronta intervención en casos con cuadros agudos coronarios en unidades especializadas (infartos, angina de pecho inestables, etc.) y la implementación de una cadena de supervivencia. El 40% restante se logró gracias a la modificación

Esto nos lleva a la reflexión tantas veces repetida que tener un estilo de vida saludable por medio de la dieta y la actividad física regular es lo mejor que podemos hacer a cualquier edad porque sin duda nos evitan graves complicaciones cardiovasculares. Pero tampoco existe duda alguna que para cuidar nuestro corazón necesitamos consultas, intervenciones y estructuras apropiadas. En éste último punto es donde la población adulta debe enfocar su capacidad de alerta.

-¿Cuáles son las novedades tecnológicas que se usan para el diagnóstico de las enfermedades cardiológicas?

-En este campo existe una verdadera revolución, al punto que ya se habla de una nueva sub especialidad dentro de la cardiología que es la de “imágenes en cardiología”. El advenimiento de la resonancia magnética nuclear dinámica, la angiotomografía helicoidal de más de 32 cortes, la tomografía por emisión positrones (PET scan) y la ecocardiografía tisular y tridimensional en tiempo real aportan datos novedosos y muchas veces complementarios y ofrecen información adicional para tomar decisiones. No obstante plantean inconvenientes, no solo por la necesidad de una curva de aprendizaje aún en centros del primer mundo, sino por los costos casi imposibles de absorber para la mayoría de los países en vías de desarrollo. Además, no sabemos aún si las intervenciones que disponemos alcanzarán a modificar lo que estamos observando en las imágenes y si se traducirá en beneficios clínicos reales.

-¿Cómo se tratan estas enfermedades?

-Bueno, esto es un tema extenso porque depende de que patología cardiovascular estemos tratando. Hoy disponemos de novedosas técnicas de tratamiento para las diferentes enfermedades y lo bueno es que casi la totalidad de ellas las hacemos ya en nuestro país.

-¿Qué pueden hacer las personas que tienen vida sedentaria y cuidan poco su alimentación para revertir sus hábitos de vida?

-Sabemos lo difícil que resulta cambiar hábitos de vida. Las personas tienen estructuras complejas en su personalidad y esto no se cambia solo con campañas de prevención. En mi opinión lo que contribuye sobre este punto tan difícil y sobre el que la comunidad en general tiene mucho que aportar así como otras disciplinas como la psicología y la psicopedagogía entre otras, es conocer y conocerse. Lograr la aceptación de su condición de estado en riesgo y solicitar ayuda profesional para que juntos, paciente y médico busquen estrategias personalizadas para revertir esta situación.

(*) FACC, Cardiólogo Universitario, Jefe de la UCIC del Instituto Cardiovascular, Sanatorio Migone Battilana.
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