Vitiligo una enfermedad multifactorial

MÉXICO, por Cristina Sánchez (EFE). Cuando se vive con vitiligo es difícil aceptar esta enfermedad multifactorial y de lento tratamiento. La piel se vuelve un manchado lienzo que avergüenza y estigmatiza: “te ven como bicho raro”, asegura Oliver del Valle, quien tardó 5 años en aceptar que tenía este padecimiento”. Fue muy difícil porque tuve una etapa depresiva, no quería salir, me veían con la mancha y la gente te cuestiona todo el tiempo acerca de qué tienes, la misma familia te dice que mejor te pongas maquillaje”.

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El vitiligo es una enfermedad de la piel en la que se presentan manchas blancas en diferentes partes del cuerpo y puede ocurrir cuando el propio sistema inmune destruye los melanocitos, que son las células encargadas de producir el pigmento de la piel (melanina). De acuerdo con Miriam Puebla Miranda, jefa del Departamento de Dermatología del Hospital Juárez de México (HJM), esta enfermedad afecta a entre el 1 y 2% de la población mundial. En México, ocupa entre el tercer y quinto lugar de todas las dermatosis y representa 1% del total de los pacientes dermatológicos. Según la especialista, el vitiligo es una enfermedad adquirida, crónica, multifactorial y no contagiosa. Afecta principalmente a la piel de la cara, el dorso de las manos, las axilas, ingles, ombligo, los genitales, las rodillas y los codos. “Los síntomas solo son los cambios de coloración, no da molestias más que la estética”, explica. Fue justo por estética que Oliver se percató de su padecimiento. “Un día fui a hacerme un cambio de imagen, me depilaron la ceja, yo sentí esa parte de la piel como si fuera una quemadura de sol y a partir de ahí me di cuenta de que en el pelo una parte no tenía cabello, como si se hubiera caído un mechón y estaba blanca la zona”, relata. Debido a esta situación, Del Valle buscó ayuda con un familiar que era médico, quien le recomendó atenderse con un especialista. “En la primera consulta lo primero que me dijeron era que era por estrés, porque era una persona nerviosa”, asegura. Sin embargo, no fue sino hasta que llegó con Puebla cuando conoció exactamente su diagnóstico. “Lo primero que me dijo fue que era un tratamiento lento, que podía ser de meses o años y que las manchas podían desaparecer o reducir un poco nada más”, señala. De acuerdo con la médica, esta enfermedad puede ser hereditaria pues hasta 20% de los casos tienen antecedentes familiares. En el caso de Oliver, su madre tenía la enfermedad, pero “en el cuerpo, nunca en la cara”, asegura. Para combatir el vitiligo, los dermatólogos generalmente recetan una combinación de tratamientos para optimizar los resultados. Los medicamentos buscan la repigmentación, es decir, que la piel se vuelva a colorear y en la mayoría de los casos lo logran. El vitiligo es una enfermedad que no puede prevenirse, sin embargo, Puebla recomienda estar atentos para detectar las manchas de manera oportuna y así evitar que la enfermedad avance.

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