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La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la violencia de género es un problema prioritario en salud pública, y requiere de intervenciones conjuntas desde todos los ámbitos educativos, sociales y sanitarios. Es un fenómeno donde se conjugan factores individuales, familiares, comunitarios y sociopolíticos, siendo los de solución más requerida por colectivos internacionales la inequidad de género y la discriminación, producto de disparidades educativas y falta de compromiso gubernamental a favor de programas de concientización.
¿Cuáles son las consecuencias económicas y de salud, de los malos tratos hacia la mujer y los niños? Según el Banco Mundial, la violencia doméstica lleva a la pérdida de 9 millones de años de vida saludable (Avisa) por año. Los costos económicos para un país, según un estudio realizado por Rocío Ribeiro y Fabio Sánchez representa el 4% del PIB.
En cuanto a salud, las mujeres que han sido víctimas de abusos psicológicos o físicos por parte de su pareja o expareja tienen un 16% más de probabilidades de dar a luz a bebés con bajo peso y más del doble de probabilidades de parto prematuro, sufrir un aborto o casi el doble de probabilidades de padecer una depresión y son 1,5 veces más propensas a contraer el VIH, en comparación con las mujeres que no han sido víctimas de violencia conyugal, según datos de la OMS.
Lo peor de todo es que la violencia de género sigue pasando inadvertida por las propias mujeres, sOlo se diagnostica un pequeño porcentaje y con una demora de entre 6 y 10 años desde que se inician las primeras agresiones, según publicaciones internacionales. Asimismo, los casos de violencia de género exclusivamente psicológica muestran peores índices de recuperación, a la vez que pueden pasar más desapercibidos.
¿Cómo impacta en los niños? Los hijos y las hijas son las víctimas colaterales y directas por ser vulnerables, y son las que no se ven en la violencia de género. Son las víctimas silenciosas que no encuentran más opciones que el silencio y el secreto que sostendrá de esta forma el aislamiento que propone el agresor para seguir consumando el dominio, la exposición a la violencia genera en el niño un trauma psicológico que afectará el desarrollo de sus potencialidades como adulto y que en algunos casos lo llevará a continuar el círculo de violencia en su futura familia, ya sea como víctima o abusador.
¿Qué nos pasa como sociedad, hemos perdido la humanidad y el respeto a la vida? Eduquemos a nuestros hijos en los valores morales y espirituales, enseñemos a escuchar, a dialogar, a respetar. Como gobierno incluyamos capacitación en las escuelas y en las universidades para que médicos, abogados, asistentes sociales, policías, puedan reconocer a tiempo cuando una mujer y sus hijos padecen esta realidad y le otorguen la ayuda debida. En nombre de las 48 mujeres que han perdido la vida en el 2017, digamos basta a través de las acciones. La lucha contra la violencia de género no incumbe solamente a las mujeres.
(*) Pediatra e infectóloga, integrante del equipo ganador del Premio Nacional de Ciencias 2016.