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Los nuevos estudios, dirigidos por Peter Rothwell de la Oxford University de Gran Bretaña, hallaron que la aspirina también tiene un beneficio a corto plazo en la prevención del cáncer, y que eso disminuye entre un 40 y un 50 por ciento la probabilidad de que los tumores se expandan a otros órganos. “Estos resultados se suman a la recomendación de usar aspirina para prevenir el cáncer, particularmente si las personas corren mayor riesgo”, dijo Rothwell.
“Quizá lo más importante es que, además, elevan la posibilidad de que la aspirina sea efectiva como tratamiento adicional contra el cáncer, para prevenir la expansión de la enfermedad (a órganos) distantes”, añadió. Esto es muy importante porque es ese proceso de diseminación del cáncer, llamado “metástasis”, lo que suele provocar la muerte de las personas con la enfermedad, explicó el experto. La aspirina, originalmente desarrollada por Bayer, es un medicamento económico de venta libre generalmente usado para combatir los dolores corporales o reducir la fiebre. El fármaco disminuye el riesgo de que se formen coágulos en los vasos sanguíneos, por lo que protege contra los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares (ACV). Por ello, suele recetarse a las personas que ya padecen enfermedad cardiaca y han sufrido uno o más infartos. La aspirina también aumenta el riesgo de sangrado estomacal en un paciente cada 1.000 al año, un factor que ha generado un fuerte debate sobre si los médicos deberían aconsejar a los pacientes a tomarla tan regularmente como una vez por día. El año pasado, un estudio de investigadores británicos cuestionó el uso diario de aspirina para reducir el riesgo de muerte prematura por ataque cardiaco o ACV dado que señalaron que el aumento del riesgo de hemorragia interna superaba el posible beneficio. Otros estudios –incluidos algunos de Rothwell del 2007, 2010 y 2011– hallaron que una aspirina al día, incluso en una dosis baja de alrededor de 75 miligramos, disminuye el riesgo a largo plazo de desarrollar ciertos cánceres, sobre todo de vejiga y esófago, aunque los efectos no aparecen hasta ocho o 10 años después de comenzar el tratamiento. Rothwell, cuyos nuevos estudios fueron publicados el miércoles en las revistas The Lancet y The Lancet Oncology, dijo que esta demora se debía a que la aspirina previene el desarrollo muy temprano de cánceres y que hay una gran brecha de tiempo entre ese estadio y la aparición de signos o síntomas de la enfermedad en un paciente. Según Rothwell y otros expertos, ahora se necesitan más estudios sobre la aspirina como posible tratamiento para el cáncer en pacientes cuya enfermedad aún no se ha diseminado. “Ningún medicamento ha demostrado antes prevenir la metástasis distante y por eso estos hallazgos deberían hacer que futuras investigaciones se focalicen en este aspecto terapéutico crucial”, dijo Rothwell. Peter Johnson, jefe clínico de la entidad benéfica Cancer Research UK, indicó que su grupo ya estaba investigando las propiedades de la aspirina contra el cáncer.
“Estos resultados muestran que estamos en el camino correcto”, manifestó.
Fuente: por Kate Kelland, Reuters.