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Aunque es una prueba realizada a un solo individuo, se trata de un gran avance ya que es la primera vez que se logra restaurar el control por parte del cerebro en una persona con una parálisis completa, señala el estudio, publicado en la revista The Lancet.
Lo que hace el sistema es decodificar las señales del cerebro y transmitirlas a unos sensores implantados en el brazo. Una compleja prótesis que empezó a serle implantado al enfermo, de 53 años, hace dos.
Doce meses después de empezar el proceso, el individuo pudo comer y beber sin ayuda.
“Nuestra investigación está en una fase temprana, pero creemos que esta neuroprótesis podría ofrecer a las personas con parálisis la posibilidad de recuperar las funciones de brazo y mano para realizar actividades cotidianas, lo que les daría mayor independencia ”, explicó en un comunicado el responsable de la investigación, Bolu Ajiboye, de la Universidad Case Western Reserve (Ohio, EE.UU.).
Por el momento la prótesis ha permitido a un hombre tetrapléjico “alcanzar y agarrar”, por lo que ha podido alimentarse o beber una taza de café.
“Con un mayor desarrollo, creemos que la tecnología podría dar un control más preciso, permitiendo una gama más amplia de acciones, que podrían comenzar a transformar las vidas de las personas que viven con parálisis”, agregó Ajiboye.
Anteriores investigaciones habían permitido a personas con parálisis menos severas abrir y cerrar las manos, pero esta es la primera vez que se restaura la conexión entre el cerebro y los músculos en un caso de lesión crónica de la médula espinal.
El hombre sufrió una primera operación para situar sensores en el área de la corteza motora de su cerebro responsable del movimiento de las manos, y pasó por un periodo de cuatro meses de entrenamiento con un brazo real virtual.
Posteriormente se le implantaron 36 electrodos para estimularle los músculos que le permitieran subir y bajar el brazo. Pasados 17 días de esta operación, se conectaron los electrodos a un estimulador externo para comenzar a estimular los músculos ocho horas por semana durante 18 semanas para mejorar así la fuerza y movimiento de los músculos y reducir su fatiga.
La siguiente etapa fue conectar la interfaz computarizada de su cerebro a los estimuladores eléctricos de su brazo para traducir –mediante un descodificador externo– las señales cerebrales en órdenes.
Los electrodos estimularon los músculos para producir contracciones, ayudando al individuo a completar los movimientos en los que estaba pensando. El sistema se completa con un soporte para el brazo para evitar los efectos de la gravedad.
El hombre explicó que puede realizar el movimiento sin tener que concentrarse fuertemente en ello, simplemente pensando en realizarlo.
En las pruebas, el hombre logró beber en 11 de los 12 intentos realizados y cada vez tardó entre 20 y 40 segundos en completar la tarea. En cuanto a la comida, también hizo varios intentos para llevar alimentos a su boca con una cuchara y logró comer varios bocados.
“Aunque ya se usaron sistemas similares antes, ninguno de ellos ha sido tan fácil de adoptar para el uso cotidiano y no habían podido restablecer tanto las acciones de alcance como de agarre”, resaltó Ajiboye.
“Nuestro sistema se basa en la tecnología de electrodos de estimulación muscular que ya está disponible y continuará mejorando con el desarrollo de nuevos sistemas de interfaz cerebro-computadora, completamente implantados e inalámbricos.